El paisaje del lago Acigami y la bahía Lapataia

El paisaje del lago Acigami y la bahía Lapataia

Consecuencias de cambios globales del pasado

EL LAGO ACIGAMI

El lago Acigami es un cuerpo de agua que ocupa parte del fondo de una artesa o valle glaciario (FIGURA 1) modelado por un antiguo glaciar de descarga originado en el extremo oriental del campo de hielo de la cordillera Darwin (Chile) y alimentado por glaciares tributarios. Estos glaciares ya no existen en el paisaje, pero han dejado testimonio de su existencia en el relieve que esculpieron.

El lago Acigami presenta una longitud máxima de 10,8 km, un ancho máximo de 2,3 km y una superficie total de 17 km2. Aproximadamente el 14% de la superficie del lago se encuentra en el PNTF, el resto ocupa territorio chileno, donde se lo conoce como lago Errazuriz. El mismo es alimentado por un río sinuoso o meandriforme generado por agua de fusión de nieve y glaciares ubicados en el sector oeste del valle. A su vez, el lago alimenta al río Lapataia el cual recorre el sector “Área Recreativa del PNTF” hasta desembocar en la bahía Lapataia. La particularidad de este río es su carácter distributivo, ya que, a metros de sus nacientes, la isla “El Salmón” provoca la bifurcación de aguas en dos canales que se reúnen 800 metros aguas abajo para formar un amplio cauce, de aspecto similar a una laguna, desde el cual se produce nuevamente una bifurcación de aguas (FIGURA 2). El cauce más occidental, de 1,8 km de largo, es conocido como río “Ovando” mientras que al cauce oriental se le denomina río “Lapataia”, el cual se extiende por 1 km hasta llegar a la bahía homónima. Ambos cauces presentan morfologías irregulares con rápidos, angostamientos y ensanchamientos como el sector conocido popularmente como “Laguna Verde”.

FIGURA 1. Ubicación de los valles glaciarios y cordones montañosos en el oeste del sector argentino de la Isla Grande de Tierra del Fuego. Foto: Google Earth®, enero 2024.

UN PERÍODO FRÍO: EL ÚLTIMO MÁXIMO GLACIAL

Hace aproximadamente 115.000 años comenzó la Última Glaciación, un evento climático frío que afectó a todo el planeta y que se caracterizó por el crecimiento de glaciares en tierras bajas de altas latitudes. Esta glaciación tuvo su período más frío en la región entre 30.000 y 20.000 años atrás, momento conocido como Último Máximo Glacial (UMG).

Durante el UMG, este sector del PNTF estuvo cubierto por una red de glaciares de aproximadamente 600-700 m de espesor, de la cual sólo asomaban algunas cumbres montañosas. El paleoglaciar (antiguo glaciar) Acigami fue uno de ellos, otros fueron el paleoglaciar Yendegaia, ubicado inmediatamente al oeste, el paleoglaciar Cañadón del Toro ubicado al este y el mayor de todos, el paleoglaciar Beagle, el cual actuaba como colector del resto de los glaciares (FIGURA 3A).

FIGURA 2. El lago Acigami y su drenaje hacia la bahía Lapataia a través de los ríos Ovando y Lapataia.

UN PERÍODO CÁLIDO

Luego del UMG estos glaciares, al igual que todos los glaciares del planeta, comenzaron a retroceder como consecuencia del calentamiento climático global natural que condujo al actual período climático cálido conocido como “Holoceno”, iniciado hace 11.700 años.

En nuestra región, esta fase final estuvo caracterizada por la presencia de numerosos lagos originados en las depresiones erosionadas por los glaciares y por ríos que evacuaban el agua de fusión formando planicies. En algunas depresiones se generaron lagunas o charcas que poco a poco fueron colmatadas por vegetación acuática y que luego dieron lugar a la formación de turberas como las de la laguna Negra, Lapataia y Pipo.

Sabemos que hace unos 15.000 años atrás el paleoglaciar Beagle habría desaparecido por completo del interior del canal y posiblemente los glaciares tributarios hayan quedado relegados al interior de sus valles. Para este momento, el lago Acigami se desarrollaba como un lago glacial (FIGURA 3B), posiblemente en contacto con el frente del hielo, mientras que la bahía Lapataia y el valle que la conecta con la bahía Yendegaia, estaban libres de hielo y eran recorridos por ríos que fluían a la bahía Lapataia.


OTROS CAMBIOS GLOBALES: LA GLACIO-ISOSTASIA Y EL ASCENSO RELATIVO DEL NIVEL DEL MAR

La pérdida del peso de la corteza terrestre, causada por la desaparición de los grandes glaciares, produjo un levantamiento progresivo del terreno durante varios miles de años. Este fenómeno fue más pronunciado en el sector oeste de Tierra del Fuego debido a que allí se encontraban los glaciares de mayor espesor y peso. Por otro lado, como consecuencia del derretimiento global de los glaciares, el nivel del mar ascendió en todo el planeta, produciendo aquí la inundación de la artesa en la que se formó el canal Beagle y del lago Acigami.

UNA LÍNEA DE COSTA DISTINTA A LA ACTUAL

En tiempos del ascenso generalizado del nivel del mar, cuando este llegó a su máxima elevación hace unos 7.000 a 6.000 años atrás, la antigua línea de costa alcanzaba el cauce del río Lapataia y las costas del lago Acigami. Las evidencias de campo y los modelos digitales de elevación permiten reconstruir la extensión de la invasión del agua marina en estas artesas e interpretar al relieve del sector comprendido entre el lago Acigami y la bahía Lapataia como un paleofiordo, recordando que un fiordo es una artesa inundada por agua de mar (FIGURA 3C). Esta entrada marina tenía una longitud máxima de 20 km, desde bahía Lapataia hasta unos 3 km al norte de la costa noroeste del lago actual.

Las evidencias geológicas indican que el paleofiordo se formó hace 9.000 años atrás (FIGURA 3C). Algunas evidencias de la existencia de este paleofiordo son playas marinas elevadas (paleoplayas) con respecto al nivel actual del lago, resultado de un nivel del mar algunos metros más alto que el actual y del ascenso regional del terreno provocado por el retiro de los glaciares (glacioisostacia). Además, asociadas a las playas elevadas, se han descubierto un gran número de sitios arqueológicos que evidencian actividades humanas asociadas a un ambiente de fiordo (ver “Tierra del Fuego Ancestral, el legado arqueológico del Parque Nacional” en este volumen).

El descenso del nivel del mar global provocó la desconexión entre el lago Acigami y la línea de costa actual hace unos 2.000 años atrás. Este evento marcó la desaparición del paleofiordo y la formación del lago Acigami tal cual lo conocemos en la actualidad.


FIGURA 3. Evolución paleogeográfica del lago Acigami y bahía Lapataia desde el UMG hasta la actualidad generado en base a modelos digitales de elevación del terreno mediante el uso de un
Sistema de Información Geográfica (SIG). A) Arriba, izquierda: Máxima cobertura de glaciares durante el UMG. B) Abajo, izquierda: Etapa de retroceso de glaciares durante la fase final de la Última Glaciación. C) Arriba, derecha: Formación del paleofiordo lago Acigami-bahía Lapataia debido a un ascenso global del nivel del mar. D) Abajo, derecha: Situación actual.

¿AYER PALEOFIORDO, HOY FIORDO?

Una vez que el paisaje adquirió su configuración actual (FIGURA 3D), el agua de mar quedó relegada en la bahía Lapataia, la cual representa parte de la artesa que contiene al lago Acigami. Por ello, se puede considerar a esta entrante marina como el único fiordo existente en el sector argentino de la Isla Grande de Tierra del Fuego (FIGURA 4).

FIGURA 4. La bahía Lapataia, el fiordo más oriental en el canal Beagle, separado del canal Beagle por el cerro Mesa Real y la punta Entrada.

GUARDAPARQUES Y CIENTÍFICOS

Las paleoplayas marinas del lago Acigami son difíciles de reconocer en campo por la densidad del bosque y su estrato arbustivo. No obstante, los guardaparques que recorrían las costas del lago a mediados de los años 80 notaron la presencia de conchillas depositadas unos metros arriba de la costa y distantes algunas decenas de metros. Esta notable observación puso en contacto a los guardaparques con los científicos del CADIC. Allí acudieron los arqueólogos para constatar la existencia de restos de concheros, pero… ¡no todas eran conchillas recolectadas por los nativos!, entonces llegaron los geomorfólogos del CADIC para constatar que algunas eran de origen natural, no-antrópicas.


GLOSARIO

ARTESA: valle amplio y profundo con perfil transversal en forma de U, modelado por acción glacial.
CAMPO DE HIELO: extensa acumulación de hielo glacial ubicada en las zonas montañosa de mayor altura.
GEOMORFÓLOGOS: científicos especialistas en el estudio del origen y evolución del paisaje.
GLACIOISOSTASIA: efecto de levantamiento del terreno debido a la pérdida de peso en la corteza terrestre generada por la desaparición de glaciares de grandes dimensiones.
HOLOCENO: período del tiempo geológico comprendido entre 11.500 años atrás y el presente.
PALEOGLACIAR DE DESCARGA: glaciar en forma de lengua proveniente de un campo de hielo existente en el pasado.
PALEOPLAYA: playa marina elevada y sin conexión con procesos litorales actuales.

LECTURA SUGERIDA

• Gordillo, S.; Coronato, A. y Rabassa, J. 1993. Late Quaternary evolution of a subantarctic paleofjord, Tierra del Fuego. Quaternary Science Reviews, 12 (10):889-912.
• Ponce, J.F., Coronato, A., Rabassa. J. (2017). Historia de los Glaciares de Tierra del Fuego. Revista La Lupa. 10:30-35.
• Rabassa, J., Coronato, A., Gordillo, S., Candel, M.S., Martínez, M.A. 2009. Paleoambientes litorales durante la Transgresión Marina Holocena en Bahía Lapataia, Canal Beagle, Parque Nacional Tierra del Fuego, Argentina. Revista de la Asociación Geológica Argentina, 65 (4):648-659.


ARTÍCULO PRINCIPAL. El paisaje del lago Acigami y la bahía Lapataia. Autores: Juan Federico Ponce y Andrea Coronato. La Lupa Nº 26, julio 2025, 42-47, 2796-7360.



Reglas que cuidan

REGLAS QUE CUIDAN

Los motivos detrás de las indicaciones dentro del Parque Nacional Tierra del Fuego

En el parque hay muchas indicaciones: caminar únicamente por sendas habilitadas, no hacer ruido, no usar drones, llevarse la basura de regreso a casa, no llevarse nada de recuerdo. Sabemos que esas reglas pueden resultar incómodas pero todo tiene un porqué y te lo contamos.

El Parque Nacional Tierra del Fuego (PNTF) se creó hace más de 60 años con el objetivo principal de conservar los bosques andino-patagónicos más australes del país. Se buscó conservar turberas, bosques, ambientes costero-marinos, ríos y lagos, toda la fauna y flora asociada, el patrimonio arqueológico e histórico, y también promover el desarrollo turístico y recreativo (FIGURA 1).

¿POR QUÉ NO PUEDO CAMINAR POR DONDE YO QUIERO?

La presencia de personas en áreas no habilitadas, como ocurre en varios sectores de la costa, puede aumentar el riesgo de incendios y accidentes, afectar sitios arqueológicos e impactar negativamente en el ambiente.

Un ejemplo es cómo nuestra presencia afecta al huillín (Lontra provocax), nutria nativa y en peligro de extinción, que vive en la zona costero-marina, donde la abundante vegetación, huecos entre rocas y bosques de macroalgas ofrecen protección contra el viento y oleaje. Como resultado del monitoreo a largo plazo de esta población, realizado entre el personal del PNTF e investigadores de la Universidad Nacional Tierra del Fuego (UNTDF), se comprobó que la mayor actividad de la especie ocurre en la Reserva Estricta o Zona Intangible (restringida al turismo) y que suele ser más activa al amanecer y atardecer. Sin embargo, las zonas costeras con turismo son menos visitadas por la especie y la actividad se restringe a horarios nocturnos, acotados a momentos en que no hay visitantes, lo que confirma cuán sensible es esta especie a la presencia humana (ver “Carnívoros en el Parque Nacional Tierra del Fuego” en este mismo volumen).

No solo la fauna se ve afectada cuando caminamos por sitios no habilitados. Las turberas también sufren el impacto de nuestro paso. Las principales turberas del PNTF están dominadas por el musgo Sphagnum magellanicum, clave en la regulación del agua y almacenamiento de carbono. Estas formaciones esponjosas pueden parecer firmes a simple vista, pero en realidad son suelos vegetales saturados de agua que tardan miles de años en formarse. Cada pisada fuera del sendero las compacta y destruye, afectando su capacidad de retener agua y poniendo en riesgo la biodiversidad que depende de ellas.

Respetar los senderos habilitados es una acción concreta para proteger los ecosistemas del parque. Toda caminata que decidas hacer por fuera de ellos (por ejemplo, a bahía Cucharita) perjudica a los animales y sus ambientes.

FIGURA 1. Mapa de las diferentes zonas y servicios del PNTF. Elaboración propia con base en la cartografía disponible en el Sistema de Información de Biodiversidad (SIB-APN).

¿POR QUÉ NO PUEDO ENTRAR AL PARQUE CON MI MASCOTA?
LA LLEVO CON CORREA Y SE PORTA BIEN…

Nuestras mascotas pueden correr, ahuyentar y hasta cazar a la fauna silvestre. Sin embargo, su impacto dentro del parque no es solo por el riesgo de caza, sino por los cambios en el comportamiento que generan en la fauna autóctona y las enfermedades que pueden transmitirle.

Los animales, a diferencia de las personas, usan todos sus sentidos para obtener información del ambiente en el que viven. Para la fauna no solo importa lo que ven, sino también lo que escuchan y huelen. Los olores dan información respecto a los territorios, el sexo de otro individuo de la misma especie o la presencia de un depredador. Nuestros perros y gatos son carnívoros, y el olor de su cuerpo, pis, caca y otras señales químicas son detectados a distancias y tiempos que se extienden mucho más que el lugar y momento de la visita. Además, tienen parásitos que pueden contagiarse a la fauna silvestre, la cual no cuenta con un plan de vacunación anual.

¿DÓNDE PUEDO DEJAR LA BASURA? ¡NO HAY NI UN TACHO!

La existencia de recipientes para residuos atrae a la fauna silvestre (FIGURA 2). Hasta hace pocos años, las áreas de acampe y otros sectores del parque tenían instalados cestos de basura y era muy frecuente observar animales alrededor, principalmente aves (caranchos, chimangos o gaviotas) y zorros colorados. Aunque tenían tapas, los animales se acercaban tratando de acceder a los alimentos, y cuando lo lograban, desparramaban la basura. El zorro colorado fueguino es uno de los mamíferos más grandes que podemos ver en el parque. Históricamente fue perseguido por su piel, que junto con la disminución de áreas boscosas en la actualidad, provocaron que la cantidad de zorros haya ido declinando. Los zorros son exploradores incansables, recorren grandes distancias y prueban todo lo que está a su paso. La basura y comida de las personas representan un fuerte atractivo para ellos, y también un peligro.
No solamente porque lo que consuman puede hacerles daño, sino porque estos sitios de acumulación de desechos incrementan los encuentros entre animales, aumentando el riesgo de transmisión de parásitos y enfermedades, dentro de la especie y entre especies.

FIGURA 2. Zorro colorado accediendo a recipiente de basura. Foto: Emilce Gallo.

Los recipientes de residuos también atraen a numerosas chaquetas amarillas (Vespula sp.), avispa exótica invasora. Su presencia (además de ser molesta) genera un riesgo para las personas debido a las mordeduras y picaduras que pueden causar.

Los tachos de residuos se retiraron paulatinamente entre 2016 y 2019 para reducir la exposición de la fauna a residuos que podrían afectar su salud. Estudios realizados han registrado la presencia de zorros colorados en horarios fuera del uso turístico, sugiriendo que siguen explorando zonas de uso público en busca de alimento, y nos recuerda la importancia de no dejar basura accesible y regresar a nuestras casas con los residuos que generemos.

Por la misma razón no debemos ofrecer comida a la fauna silvestre. Si lo hacemos, la misma se acostumbra a comer alimentos que no le hacen bien y pierde la capacidad de conseguir el propio. Interactuar con la fauna aumenta el riesgo de contagio de enfermedades, hacia ellos y hacia nosotros. Se han registrado casos de visitantes mordidos por zorros, al alimentarlos. Tener la posibilidad de contemplar la vida silvestre es un privilegio. La fauna se las arregla muy bien consiguiendo su alimento, protegiéndose del frío y defendiendo territorios. De nosotros necesitan, sobre todo, que los dejemos vivir en paz.

¿POR QUÉ NO PUEDO USAR DRONES O CAMINAR POR EL BOSQUE ESCU-
CHANDO MÚSICA FUERTE? ¿POR QUÉ NO PUEDO LLAMAR AVES USANDO
GRABACIONES DE SUS CANTOS?

Para la fauna silvestre el sonido es información, y por eso los ruidos extraños alteran su comportamiento. La música, gritos y ruidos extraños como los generados por los drones, pueden espantarlas de sus territorios, atraerlas o distraerlas. Los drones no están autorizados con fines recreativos en las áreas protegidas, así como tampoco la técnica de playback en la observación de aves (reproducción del canto de un ave que tiene el efecto de simular un intruso, para forzar que el ave se acerque y se deje ver).

Las aves suelen ser más vulnerables a los drones porque existe el riesgo adicional de colisión. Las rapaces muchas veces se acercan al sentir que los drones invaden su territorio. En esta región, todas las especies de búhos y lechuzas que han sido observadas u oídas están en alguna categoría de amenaza o son poco frecuentes. Entre ellas, la lechuza bataraz (Strix rufipes), especie en disminución a nivel global. En Argentina se conoce poco sobre su ciclo reproductivo y sus relaciones tróficas y en los últimos años comenzaron a estudiarse sus poblaciones en el PNTF (FIGURA 3). Estos estudios han permitido identificar territorios de la lechuza bataraz en diversas áreas del bosque dando la certeza que, aunque no siempre visibles, en el parque están presentes.

FIGURA 3. Lechuza bataraz en el PNTF. Foto: Mariano Rodríguez.

Para estas aves nocturnas, el sonido es importante: dependen de la acústica para moverse, marcar territorio, detectar presas, escapar de depredadores e incluso para alimentarse. El ruido excesivo afecta su comportamiento y supervivencia. Por eso, seguir las indicaciones del parque no es solo una norma, sino una forma de cuidarlas.


Estas y otras tantas instrucciones, están basadas en investigaciones y observaciones que nos permiten conocer cada vez más los distintos componentes del área protegida, su estado de conservación y amenazas, y nos ayudan a guiar nuestro comportamiento dentro del parque, para poder proteger huillines, zorros, lechuzas y más. Las normas del parque no están para molestar: son la mejor forma que tenemos de cuidar la naturaleza y garantizar que este lugar increíble siga existiendo para las futuras generaciones.


LECTURA SUGERIDA

  • Rossi MF, Iseas M, Pereyra H, Pancotto, V. (2021) Turberas fueguinas:
    Esponjas de agua y carbono atmosférico. La Lupa. Colección Fueguina de
    Divulgación científica. 21: 285-33

ARTÍCULO PRINCIPAL. Reglas que cuidan. Autores: Mariana Abregú, Guillermina Massaccesi, Emilce Gallo y Lucía Rodriguez Planes. La Lupa Nº 26, julio 2025, 16-20, 2796-7360.



Editorial N° 26

Editorial N° 26


Este número especial sigue extendiendo las fronteras de nuestra provincia a través del conocimiento científico. En esta oportunidad, ponemos la lupa, la cinta métrica, el microscopio, los sensores remotos y todos los sentidos en el Parque Nacional Tierra del Fuego (PNTF). Este lugar, visitado y recorrido por centenas de miles de turistas cada año, es un motor de la economía local y un referente de nuestros paseos de fin de semana. ¿Es conocido efectivamente por todos nosotros? ¿Qué más podemos decir que no sepamos?

El PNTF es uno de los 39 parques nacionales de Argentina. Durante el siglo XX, los parques nacionales fueron una estrategia del Estado nación argentino para regular la relación entre el territorio y la población, una manera de “argentinizar” espacios de frontera, lo que en algunos casos implicó el desplazamiento de poblaciones originarias. En otros momentos, y siguiendo normativas internacionales, la atención se centró en la conservación de la naturaleza y la promoción del desarrollo turístico.

Actualmente, y en un contexto de contracción del rol del Estado en Argentina y en el mundo, es importante mantener los parques nacionales en general —y el PNTF en particular— como espacios donde conservar, preservar, educar, conocer y socializar el conocimiento, para que este continúe siendo un bien público.

Los lugares de interés estatal sirven como herramientas para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, para el rescate y reconstrucción de nuestra propia identidad cultural y para profundizar el entendimiento que tenemos del entorno, tanto del presente como del pasado.

Estos espacios posibilitan apreciar bosques nativos, hacer caminatas por la montaña, encontrar especies endémicas, comer un asado un domingo o estudiar las adaptaciones de las especies invasoras en los ecosistemas donde fueron introducidas, experiencias que están al alcance de todos y nos permiten aprender también de los errores humanos.

¡Los invitamos a profundizar nuestras miradas sobre el Parque Nacional Tierra del Fuego!


Comité Editorial



Tierra del Fuego Ancestral El legado arqueológicodel Parque Nacional

Tierra del Fuego Ancestral

El legado arqueológico del Parque Nacional


Los pueblos originarios que habitan la región del Onashaga (canal Beagle) desde hace miles de años dejaron un valioso legado. A través de los vestigios materiales hallados en la zona, es posible conocer diversos aspectos de su vida cotidiana: la caza de guanacos, lobos marinos y aves, la recolección de vegetales y moluscos, así como la pesca. También se sabe que estos grupos utilizaron embarcaciones para navegar los canales y las islas, y emplearon instrumentos de roca y hueso, tanto para obtener y procesar alimentos como para la confección de adornos corporales.

En el año 1986, María José Figuerero Torres y Guillermo Mengoni Goñalons lideraron un equipo de investigación que excavó y analizó la evidencia arqueológica en isla El Salmón (FIGURA 1). Estos trabajos mostraron que la isla fue habitada por grupos humanos en diferentes momentos entre 1690 y 1400 años antes del presente. Los restos de las actividades allí desarrolladas muestran el procesamiento y el consumo de animales, principalmente guanacos, la manufactura de armas de caza, artefactos de uso cotidiano y ornamentos en huesos de ave y en valvas.

Posteriormente, entre los años 2005 y 2006, el arqueólogo Ernesto Piana, junto con integrantes de su equipo de investigación, recorrieron el PNTF. Allí descubrieron más de 200 sitios arqueológicos distribuidos a lo largo de una gran variedad de paisajes, que se extienden desde la costa del Onashaga hasta 8 kilómetros hacia el interior del territorio. Las dataciones por radiocarbono realizadas en algunos de estos sitios muestran presencia de grupos humanos en este espacio desde hace al menos 7.000 años antes del presente.


El Parque Nacional Tierra del Fuego (PNTF) contiene un verdadero tesoro arqueológico que resguarda estos testimonios del pasado. En sus vastos paisajes se encuentran sitios arqueológicos conocidos como concheros, donde es posible hallar evidencias de estas antiguas actividades.


Más recientemente, el Grupo de Arqueología y Paleoecología de Costas del CADIC-CONICET comenzó a trabajar, en conjunto con personal del PNTF, en diversos proyectos tendientes a generar nuevos conocimientos respecto de la vida de los pueblos originarios de la región, así como también a proteger el patrimonio cultural y promover su divulgación.

FIGURA 1. Distribución de sitios arqueológicos (puntos rojos) en el PNTF.

UN RESCATE ARQUEOLÓGICO: EL SITIO PNTDF1

Entre los años 2021 y 2022 se excavó el sitio arqueológico PNTDF1 (FIGURA 2), el cual se encuentra localizado en el predio de la Subcentral de Incendios, Comunicaciones y Emergencias (ICE). Este trabajo, realizado en el marco de un rescate arqueológico, permitió conocer más sobre las formas de vida de los antiguos habitantes de la región, antes de realizar la ampliación de las instalaciones del parque.

FIGURA 2. Tareas de excavación en el sitio PNTDF1, año 2021.

Este sitio se formó a partir de los restos dejados por diferentes ocupaciones de grupos humanos, entre diez y cinco siglos atrás. Allí se encontraron huellas de actividades como el transporte de moluscos (probablemente en cestos) desde la costa más próxima, el consumo de guanacos, aves, peces y, en menor medida, lobos marinos. También se hallaron instrumentos realizados en roca y hueso, usados para cazar, procesar alimentos y manufacturar otros utensilios, como los necesarios para trabajar cuero, corteza y fibras vegetales. Curiosamente, las prácticas de consumo y los artefactos de este sitio presentan similitudes con los encontrados en los concheros de isla El Salmón.

DIVULGACIÓN Y PUESTA EN VALOR DEL PATRIMONIO CULTURAL

Entre los objetivos que tienen los Parques Nacionales se encuentra manejar, proteger, conservar y difundir la diversidad natural y cultural de la República Argentina. Con este fin, durante los últimos años se trabajó en el desarrollo de cartelería informativa y un cuadernillo digital en diferentes idiomas donde se comunican diversos aspectos de la vida de los pueblos originarios que habitaron y habitan la región del Onashaga desde hace miles de años (FIGURA 3). Los carteles se encuentran actualmente ubicados en las sendas de ensenada Zaratiegui y bahía Lapataia y posibilitan acercar el conocimiento científico a los visitantes del parque.

Este proyecto fue posible gracias al trabajo conjunto de diversas instituciones y grupos que enriquecieron el resultado final: Agencia de Desarrollo Ushuaia Bureau, Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC-CONICET), Parque Nacional Tierra del Fuego, Asociación de Profesionales en Turismo de Tierra del Fuego – APROTUR-, Secretaría de Ciencia y Tecnología de la provincia, Municipalidad de Ushuaia y Comunidad indígena Yagan Paiakoala de Tierra del Fuego. Además, contó con el financiamiento del Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (COFECyT) a través de la línea ASETUR (Apoyo Tecnológico al Sector Turismo).

FIGURA 3. Muestra de uno de los carteles exhibidos (bahía Lapataia) y el QR para acceder al cuadernillo digital.

La cartelería presenta (LINK) un recorrido por la historia del poblamiento humano en la región, desde las primeras ocupaciones hace unos 10.200 años, cuando la isla Grande de Tierra del Fuego se encontraba unida al continente y permitió el paso de los primeros humanos, hasta la actualidad de los pueblos originarios, quienes realizan diversas actividades para recuperar y poner en valor su conocimiento ancestral.


ACTUALES ESTUDIOS ARQUEOLÓGICOS EN EL PARQUE NACIONAL

En el PNTF la arqueología sigue revelando pistas sobre cómo vivían los grupos cazadores-recolectores de la región. Las investigaciones recientes se centran en sitios cercanos a la Laguna Negra y el lago Acigami (Roca), donde, hace unos 7.000 años, el mar formó un fiordo (ver “El paisaje del lago Acigami y la bahía Lapataia” en este volumen) con un ambiente ideal para la vida humana.

En aquel entonces, el agua ingresó en los valles y dio lugar a ensenadas y caletas que pudieron haber servido como puertos naturales que ofrecieron acceso a los recursos marinos, similares a los que hoy encontramos en el Onashaga. La evidencia de esta relación con el mar se encuentra en los concheros, cuya composición está principalmente representada por restos de moluscos obtenidos del intermareal. Sorprendentemente, en este sector particular, estos concheros llegan a encontrarse hasta casi 8 kilómetros de la costa actual, señalando dónde estaban las antiguas líneas de playa cuando existía el antiguo fiordo.

Otros sitios arqueológicos narran una historia diferente: se encuentran en áreas que emergieron tras el retroceso del mar, lo que indica que los seres humanos pudieron habitar estos espacios hace apenas 2.000 años (ver “El paisaje del lago Acigami y la bahía Lapataia” en este volumen). Así, la evolución del paisaje en el PNTF nos permite reconstruir las distintas etapas de ocupación humana a lo largo del tiempo. Cada hallazgo es una pieza clave para comprender cómo las poblaciones ancestrales vivieron en un entorno en constante transformación.


El patrimonio cultural del Parque Nacional está protegido bajo la Ley Nacional 25.743 y la Ley de Parques Nacionales 22.351. Si encontrás algún material arqueológico, avisá a los guardaparques del Parque Nacional Tierra del Fuego; ellos llevarán a cabo las acciones necesarias y remitirán la información a las instancias que correspondan.


GLOSARIO

ONASHAGA: término en lengua yagán que hace referencia al canal Beagle.
CONCHERO: acumulación de grandes cantidades de valvas de moluscos, restos de animales y otros materiales (como artefactos de roca, ornamentos y restos vegetales carbonizados) dejados por comunidades humanas en el pasado.
RESCATE ARQUEOLÓGICO: proceso de recuperación y documentación de restos arqueológicos que están en riesgo de ser destruidos por obras de construcción, desastres naturales u otras actividades humanas. En estos casos, los y las arqueólogos/as deben trabajar rápidamente para preservar la mayor cantidad de información, resguardando el pasado antes de que se pierda para siempre.


ARTÍCULO PRINCIPAL Tierra del Fuego ancestral. El legado arqueológico del Parque Nacional. Autores: Daniela Verónica Alunni y colaboradores. La Lupa Nº 26, julio 2025, 10-15, 2796-7360.



¿Quien es? Alicia Susana Moretto

¿Quien es? Alicia Susana Moretto

Alicia fue Investigadora del CADIC-CONICET y docente-investigadora del Instituto de Ciencias Polares, Ambiente y Recursos Naturales (ICPA-UNTDF), se dedicó al estudio de la interacción suelo-vegetación, a la docencia y en sus últimos años a la gestión universitaria. Su partida no pasó desapercibida; más allá del profundo dolor que nos deja su ausencia, las vivencias y el afecto perduranen nuestro ser. Alicia dejó una impronta yrecuerdos innumerables a todas las personas que la conocimos. Extrañamos una amiga, consejera,una compañera apasionada de su trabajo y una trabajadora incansable.
Originaria de Bahía Blanca, se graduó como Licenciada en Ciencias Biológicas en la Universidad Nacional del Sur (UNS). Sus primeros pasos en la investigación los realizó en su querida ciudad de Esquel, relevando hepáticas de Patagonia norte y como docente en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB). Realizó su maestría y tesis en la UNS, estudiando el caldenal.
Luego solicitó su ingreso a carrera de investigador con lugar de trabajo en CADIC, para estudiar los suelos fueguinos y se mudó a Ushuaia con su familia en 2002. En 2005 creó y lideró el Laboratorio de Ecología Terrestre, abocado al estudio de los ciclos biogeoquímicos de ecosistemas fueguinos. Acogió y contribuyó a la formación de estudiantes de grado, postgrado e investigadores que hoy en día desarrollan su vida profesional en Tierra del Fuego. Dirigió y participó de múltiples proyectos a lo largo de su carrera, interactuando con investigadores locales, nacionales e internacionales.

El PNTF fue siempre un lugar especial para ella. Demostró en incontables ocasiones su interés por colaborar y mantener una muy buena relación con el personal del PNTF, su preocupación y su participación activa en las problemáticas a abordar. Fue una referente local para la redacción del plan de manejo del parque. Entre los proyectos de mayor importancia, cabe mencionar su colaboración en la designación de sitios de interés y cartelería para el sendero Pampa Alta y la Senda Costera; lideró proyectos para la evaluación de áreas de acampe, monitoreo de senderos, impacto por herbivoría y la recuperación de áreas impactadas por el castor.
Durante su carrera nunca abandonó la docencia universitaria, compartiendo saberes en UNS, UNPSJB, Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA) y en su querida UNTDF. La gestión fue otro de sus grandes desafíos, participó activamente en la creación y diseño de las carreras del ICPA, donde fue Coordinadora Académica y Directora. Allí no sólo impulsó la acreditación de las tres carreras de grado ante la CONEAU, también gestionó nuevas carreras de interés regional, como la Ingeniería en Agroecología, única en el país, la cual se dicta a partir de 2025 en Río Grande.

Recordamos su forma apasionada y comprometida de encarar cada tarea, ya sea en la investigación, en la docencia o en la gestión, dedicando largas horas de sus días; muchas veces absorbiendo gran parte de la responsabilidad, siempre con un gran compromiso y entrega con el trabajo y con sus colegas.
Alicia se destacó por su empatía con las personas, por ser una gran compañera de trabajo, íntegra, solidaria y por sus respuestas atinadas, su humildad y franqueza al conversar. Se caracterizó por aunar a las personas y destacar los saberes de cada uno, posibilitando un trabajo en armonía, respetando a cada integrante del grupo de investigación, docencia o gestión.
Nos dejó temprana y sorpresivamente, a punto de jubilarse y con muchos proyectos por delante, el 11 de diciembre de 2024.
Alicia, ha dejado una huella en cada uno de los senderos que transitó, y en cada persona con quien compartió su recorrido. Siempre estará presente en nuestros corazones, en cada aprendizaje de vida transmitido.

Trabajando en la estepa fueguina
Foto: Julio Escobar.

Tomando muestras del suelo forestal en el PNTF. Foto: María Luisa Carranza.

¿QUIÉN ES? Alicia Susana Moretto. Autores: Verónica Pancotto y colaboradores. La Lupa Nº 26, julio 2025, 21-22, 2796-7360.




CANELO Drimys winteri (J.R.Forst. & G.Forst. 1776)

CANELO Drimys winteri

Nombre científico Drimys winteri (J.R.Forst. & G.Forst. 1776)

Nombre ancestral: líus (Yagan)
chalkéniké, choól, chol (Selk ́ nam)


REINO: Plantae
CLASE: Magnoliopsida
ORDEN: Magnoliales
GÉNERO: Drimys
DIVISIÓN: Magnoliophyta
SUBCLASE: Magnoliidae
FAMILIA: Winteraceae

DESCRIPCIÓN Y COMPORTAMIENTO
El canelo es un árbol de lento crecimiento con un tronco cilíndrico y recto que puede alcanzar hasta 20 m de altura. Es una planta de resistencia y de historia, ya que su sistema para transportar el agua es similar al de plantas muy antiguas, lo que nos da cuenta de que pertenece a un linaje primitivo.
Su copa, generalmente densa y de forma piramidal, posee un follaje siempreverde. Este árbol sobresale por su corteza de color gris claro y sus delgadas ramas de donde crecen hojas simples de manera alternada. Las hojas pueden medir entre 5-15 cm y un rasgo distintivo de estas es la diferencia de color entre ambas caras: la superior, de un tono verde oscuro, mientras que la inferior muestra un matiz blanquecino. Sus hojas desprenden un agradable aroma y al morderlas se percibe un sabor picante que invita a apreciar este árbol con todos los sentidos.
Tiene de 4 a 6 flores pequeñas sostenidas por largos pedúnculos que se agrupan en forma de paraguas. Las flores son blancas, brillosas, simétricas y hermafroditas (FIGURA 1). Estas pequeñas flores hermafroditas se agrupan en forma deparaguas sostenidas por largos pedúnculos. El fruto es una baya de alrededor de 1 cm de diámetro y de forma ovalada.
Su color es claro con manchas negras que le dan un aspecto similar al huevo de codorniz (FIGURA 2). En su interior, contiene entre 5 a 8 semillas con forma semilunar de color negra, lisa y brillante.

FIGURA 1. Flor de canelo con órganos masculinos y femeninos.

DISTRIBUCIÓN Y HÁBITAT
Drimys winteri es una especie que crece en bosques andino patagónicos de Chile y el Sur-Oeste de Argentina. En el extremo sur de Tierra del Fuego se desarrolla una variedad particular: Drimys winteri J.R. Forst. & G. Forst. var. Winteri. Esta especie prospera en suelos jóvenes, principalmente en áreas costeras y sombrías, donde la humedad y la acumulación de materia orgánica favorecen su establecimiento. Se encuentra asociada al bosque de Nothofagus, creciendo bajo del bosque siempre verde de guindo (Nothofagus betuloides), junto al notro (Embothrium coccineum) y la leña dura (Maytenus magellanica) (FIGURA 3). Se lo puede encontrar desde Península Mitre hasta el PNTF por la costa del canal Beagle (FIGURA 4). En isla de los Estados, el relieve y la cercanía al océano generan un ambiente extremadamente
húmedo, por lo que puede formar bosques densos y puros.

FIGURA 2. Frutos de canelo sostenidos por pedúnculos.
FIGURA 3. Fotografía en el PNTF donde el color verde del canelo contrasta con el bosque caducifolio de Nothofagus.
FIGURA 4. Mapa de la distribución de canelo y bosques nativos en Tierra del Fuego, Argentina.

REPRODUCCIÓN
La reproducción del canelo comienza con la floración, que se extiende aproximadamente desde septiembre hasta marzo. Posteriormente, la maduración de los frutos ocurre entre febrero y abril. Su principal mecanismo de propagación es la reproducción sexual a través de semillas, por eso es tan importante conservarlas, aunque también posee la capacidad de regenerarse asexualmente mediante yemas adventicias en sus raíces.

Se ha observado que el canelo presenta una variabilidad en la producción de semillas. Es decir que tiene años de alta producción, seguidos por períodos de baja o moderada fructificación. Esta tendencia cíclica en la producción resulta interesante para implementar estrategias de manejo que favorezcan la regeneración y el establecimiento del bosque.

CONSERVACIÓN
El canelo es un Producto Forestal No Maderero de gran importancia. Tanto sus hojas, su corteza y frutos tienen usos medicinales, nutricionales y gastronómicos debido a los metabolitos secundarios que le otorgan aromas, sabores y propiedades farmacológicas particulares. Si bien el canelo se incorporó recientemente al código alimentario, es necesario asesorarse con el Ministerio de Producción y Ambiente de la Provincia para su recolección.


En los últimos años el uso del canelo se ha popularizado de gran manera, lo que llevó a una explotación creciente en forma de recolección informal en su estado silvestre, en especial en aquellos sitios cercanos a senderos turísticos o centros urbanos. Esta explotación informal y sin control puede provocar impactos negativos en la renovación de las poblaciones de canelo, alterando su abundancia y la biodiversidad asociada a ellos.

USO ANCESTRAL
La lectura de fuentes etnográficas, etnobotánicas e indígenas posibilitan inferir los usos de la savia, semilla, corteza y madera del canelo con fines alimenticios, medicinales y tecnológicos. El uso alimenticio corresponde al consumo de su savia en estado fresco. Con respecto al empleo medicinal se ha identificado su uso por los selk´nam para lavados de cabello y combatir la caspa a partir de su decocción. En tanto, la sociedad yagan empleaba sus hojas y su corteza para tratar al estómago, las úlceras, al corazón y los trastornos circulatorios. Utilizaban su savia y semillas para el tratamiento del dolor de muela aplicando directamente sobre muelas o dientes, como así también como purgante a partir de masticar
sus hojas. Estos datos indican el uso del canelo como analgésico y antiséptico, entre otros. Con respecto a lo tecnológico, se empleaba su madera para la fabricación de mangos de arpones, ya que al ser pesada logra hundirse fácilmente.

CURIOSIDADES
Los principales responsables del aroma, sabor y propiedades medicinales del canelo son los metabolitos secundarios. Estos compuestos, producidos por las plantas, cumplen funciones esenciales en su defensa, interacción ecológica y adaptación al ambiente. Algunos metabolitos secundarios pueden afectar negativamente el consumo, la palatabilidad, la digestibilidad, la absorción de nutrientes o incluso la salud del consumidor. En contraste, otros metabolitos secundarios son parte fundamental para la propagación y supervivencia de diferentes especies vegetales. Esto evidencia la capacidad de las plantas para interactuar con su entorno y adaptarse a través de relaciones simbióticas con otros organismos.


FICHA CIENTÍFICA. Canelo. Drimys winteri. Autores: Gimena Bustamante y colaboradores. La Lupa Nº 26, julio 2025, 23-26, 2796-7360.







Hepática foliosa

Hepática foliosa

Hepática foliosa, Ptilidium ciliare (determinada por el Dr. Juan Larraín) hallada en las proximidades de una turbera del PNTF. De distribución bipolar, en Sudamérica únicamente presente en Tierra del Fuego.

B: Tallo principal y ramificaciones.
C: Muestra de campo junto con Cladonia sp. (líquen).

CIENCIA EN FOCO. Hepática foliosa. Autora: Adolfina Savoretti. La Lupa Nº 26, julio 2025, 48, 2796-7360.



Mapa de coberturas de suelo del Parque Nacional Tierra del Fuego ¿Qué ambientes estamos protegiendo?

Mapa de coberturas de suelo del Parque Nacional Tierra del Fuego

¿Qué ambientes estamos protegiendo?


El PNTF resguarda ecosistemas representativos de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Entre ellos, bosques caducifolios de lenga (Nothofagus pumilio), ñire (N. antarctica) y siempreverdes dominados por guindo (N. betuloides) que, junto con los turbales, pastizales y arbustales, conforman los ecosistemas más australes del mundo y albergan una biodiversidad única. Sin embargo, para comprender y dimensionar realmente qué se resguarda dentro del PNTF en relación con el resto del territorio fueguino, es fundamental contar con un mapa detallado de sus coberturas del suelo.

A nivel provincial, la distribución y composición de los ecosistemas han sido moldeadas por diferentes factores naturales como el cambio del clima y eventos extremos y antrópicos, como la expansión urbana, la ganadería, el aprovechamiento forestal, y la introducción de especies exóticas. En este contexto, el mapa de coberturas del suelo del PNTF no solo permite describir sus paisajes, sino que también ayuda a visualizar qué clases de coberturas permanecen bajo uso y/o protección, y cómo se diferencian de las áreas no resguardadas. Esto cobra especial relevancia en la identificación de sectores prioritarios para la conservación, así como en la evaluación de su representatividad dentro del sistema de áreas protegidas (ej. reservas provinciales o emprendimientos privados).

FIGURA 1. Mapa de coberturas del suelo de la Isla Grande de Tierra del Fuego e Isla de los Estados.

Disponer de un mapa actualizado de la cobertura del suelo del PNTF contribuye además al monitoreo de potenciales cambios ambientales, facilitando la detección de alteraciones de diferentes orígenes. Esta información es clave para la gestión del PNTF, permitiendo optimizar las estrategias de conservación y manejo que equilibren la planificación propuesta en el largo plazo. En este contexto, el mapeo de la cobertura de suelos no solo proporciona una herramienta técnica para los investigadores y gestores ambientales, sino que también permite dimensionar y modelar valores ecosistémicos, tales como el resguardo de la biodiversidad o la provisión de bienes y servicios no-monetarios (ej. captura de carbono o la regulación hídrica de las cuencas).

Durante el año 2024 y principios de 2025, integrantes del Laboratorio de Recursos Agroforestales (CADIC) desarrollamos un mapa actualizado de la cobertura del suelo del PNTF, integrando uno de la Isla Grande de Tierra del Fuego e isla de los Estados, empleando técnicas de teledetección mediante el uso de sistemas de información geográfica (SIG). Para su elaboración, se utilizaron imágenes satelitales correspondientes a la época estival (diciembre a febrero) de los años 2023 y 2024. Se clasificaron diferentes coberturas de suelo con una resolución espacial de 10 metros, lo que permite una representación detallada del territorio. Además, se utilizó una base de datos independiente con 5.500 puntos georreferenciados en el territorio para validar el mapa, obteniéndose una precisión del 91,7%. Esto indica que el mapa refleja con un alto grado de fidelidad la realidad de las coberturas presentes en la provincia.


El procedimiento seguido incluyó varias etapas:

  • Descarga de imágenes: se eligieron siete imágenes de satélite en periodos con pocas nubes para cubrir toda la zona estudiada. Usamos la plataforma Copernicus Open Access Hub (https://browser.dataspace.copernicus.eu/), que permite acceder a estas imágenes de forma gratuita.
  • Mejoras a las imágenes: se aplicó una corrección atmosférica para eliminar efectos del aire, como la neblina o el polvo, y así poder analizarlas mejor.
  • Cálculo de índices: para distinguir entre los diferentes tipos de vegetación, calculamos tres índices:
    • NDVI, que muestra cuánta vegetación hay y qué tan sana está.
    • NDWI, que ayuda a encontrar zonas con agua, como lagos o turberas.
    • NDMI, que indica cuánta humedad hay en la vegetación.
  • Clasificación de coberturas: usando los índices anteriores y algunos ejemplos de cada tipo de paisaje (como fotos o datos de campo), el programa agrupó los datos similares y creó las distintas categorías del mapa.

Finalmente, identificamos 12 tipos de coberturas del suelo para la provincia (FIGURA 1) y para el PNTF (FIGURA 2), que se han representado en los mapas: bosques de lenga, ñire y guindo (siempreverdes), arbustales y pastizales de distintas zonas (seco y húmedo), turbales, vegetación alto andina, zonas sin vegetación, lagos y áreas urbanas (Río Grande, Ushuaia y Tolhuin).

FIGURA 2. Mapa de coberturas del PNTF.
FIGURA 3. Paisaje característico de Tierra del Fuego con diversas
coberturas de suelo. Se observan el lago Fagnano o Khami,
lagunas, turberas, bosques de guindo y lenga, vegetación
altoandina y suelos no vegetados.

La cobertura del suelo presenta una alta heterogeneidad en el paisaje (FIGURA 3). Cuando comparamos sus proporciones entre la provincia y el PNTF (FIGURA 4), se muestra que determinadas coberturas se encuentran sobre-representadas dentro del parque (ej. bosques de lenga, vegetación altoandina y cuerpos de agua), mientras que otras están sub-representadas (ej. pastizales, turbales y bosques de ñire). Las otras coberturas, tales como bosques siempreverdes y arbustales presentan diferencias menores al 5%, o se encuentran en baja proporción en el paisaje (ej. arbustales húmedos). Cabe destacar que algunas investigaciones que han comparado comunidades de plantas e insectos entre diferentes áreas de la provincia con el PNTF han demostrado que la composición de especies no es igual a lo largo del paisaje, siendo necesario implementar otras estrategias de conservación in-situ.

FIGURA 4. Coberturas del suelo (hectáreas) para la Isla Grande de Tierra del Fuego e isla de los Estados (izquierda) y del PNTF (derecha). Bosques puros de lenga (BL); Bosques puros de ñire (BÑ); Bosques siempreverdes (guindo y especies acompañantes) (BS); Arbustales secos (AS); Arbustales higrófilos (AH); Turbales (TU); Pastizales secos (PS); Pastizales higrófilos (vegas) (PH); Suelos no vegetados (SNV); Lagos, lagunas permanentes e intermitentes (LAG); y Urbanizaciones (UR), Vegetación altoandina (VA) (>500 m.s.n.m.).

Estas diferencias en la proporción de ambientes de conservación tienen severas implicancias para la preservación de los ensambles particulares de biodiversidad, y en la gestión de los recursos naturales. Es por ello que se hace necesario combinar esfuerzos de conservación entre diferentes instituciones, y entre el sector público y privado. Por ejemplo, en ecosistemas que son afectados por actividades humanas, como los turbales, siendo necesarios enfoques de conservación más amplios que incluyan tanto otras áreas protegidas (ej. Área Natural Protegida Península Mitre) como también zonas de explotación (ej. turberas). Así, formar parte de una red de áreas protegidas conectadas entre sí por corredores de conservación, y crear paisajes que ayuden a mantener los procesos naturales y, al mismo tiempo, permitan que las actividades tradicionales de la región puedan seguir realizándose de forma sostenible. Además, la mayor representación de algunas categorías resalta la potencialidad del PNTF en la conservación del paisaje, por ejemplo, la vegetación altoandina, siendo relevante para mantener estos ambientes en su estado natural para contrarrestar los efectos del cambio climático, por ser hábitats sensibles a pequeñas alteraciones ambientales.

El monitoreo continuo de estos ecosistemas, tanto dentro como fuera de las áreas protegidas, es fundamental para entender cómo los diferentes procesos ecosistémicos y cambios en los ciclos naturales, así como las actividades humanas, impactan sobre la cobertura del suelo en el ámbito de la provincia y el PNTF. El producto que aquí presentamos representa un punto de partida, siendo necesario actualizar periódicamente estas coberturas del suelo en forma detallada, para ser incluida en estrategias de uso y conservación más eficaces, que no solo protejan la biodiversidad actual, sino que también promuevan la restauración de los ecosistemas en riesgo, asegurando la sostenibilidad en el largo plazo.


LECTURA SUGERIDA

Oyarzabal M, Clavijo J, Oakley LB, Tognetti P, Barberis I, Maturo HM, Aragón R, Campanello PI, Prado D, Oesterheld M, y León RJC. (2018). Unidades de vegetación de la Argentina. Ecología austral, 28(1), 40-63.

Peri PL, G Martínez Pastur, T Schlichter. (2021). Uso sostenible del bosque. Aportes desde la Silvicultura Argentina. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 889p.


GLOSARIO

  • TELEDETECCIÓN: técnica de adquisición de datos de la superficie terrestre desde sensores instalados en plataformas espaciales, generalmente satélites.
  • SIG (SISTEMA DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA): conjunto de herramientas digitales que permite analizar mapas y datos espaciales georreferenciados. Sirve para estudiar cómo se distribuyen distintos elementos en un territorio, usando datos que tienen ubicación geográfica.
  • VEGETACIÓN ALTOANDINA: formaciones vegetales propias de las zonas más elevadas de la cordillera, adaptadas a condiciones climáticas rigurosas.

ARTÍCULO PRINCIPAL. Mapa de coberturas de suelo del Parque Nacional Tierra del Fuego.Autores: Julián Rodríguez Souilla y colaboradores. La Lupa Nº 26, julio 2025, 27-31, 2796-7360.



El Radiómetro

El Radiómetro

PORTADA. Radiómetro usado en el canal Beagle. Foto: Ayelen Farias
FIGURA 1. Esquema del uso del radiómetro desde una embarcación.

El sol es la fuente primaria de energía en la Tierra, emitiendo una amplia gama de radiación electromagnética, desde los rayos gamma hasta las ondas de radio (Lupa Nº21, Curiosidades). La luz visible (entre los 400 y 700 nanómetros) es la porción que los seres humanos perciben y que
diversos organismos, como plantas terrestres y algas marinas, aprovechan para llevar a cabo procesos fundamentales comola fotosíntesis, generando oxígeno y energía, para sus procesos
vitales.
Para medir la luz, tanto en el aire como la que penetra en el agua, se usa un instrumento llamado “radiómetro”. En el canal Beagle utilizamos un sensor esférico, similar a un “foco” (PORTADA), que capta y mide la radiación fotosintéticamente activa o “PAR” (por sus siglas en inglés: Photosynthetically
Active Radiation
) proveniente de todas las direcciones, esencial para los organismos fotosintéticos como el fitoplancton o las
macroalgas.
En el mar, el radiómetro se sumerge a distintas profundidades desde una embarcación (FIGURA 1) y mediante un cable se transmiten los valores de PAR a una computadora a bordo. Esos valores pueden variar según la estación del año, la hora del día,
la nubosidad, la profundidad y con la presencia de partículas arrastradas por ríos y deshielo de glaciares. Con la ayuda del radiómetro podemos entender cómo se comporta la luz fotosintéticamente activa en el mar y cuánta luz
reciben las microalgas para fotosintetizar. Ésta no sólo impacta en el crecimiento del fitoplancton, sino también en la transferencia de energía a los organismos que se alimentan de él y, en consecuencia, a toda la cadena alimenticia.


BESTIARIO CIENTÍFICO. El radiómetro. Autora: Luz Marina Suklje y colaboradoras. La Lupa Nº 25, diciembre 2024, 48, 2796-7360.

El horno de microondas

El horno de microondas

Un buen día de 1945, mientras el doctor Percy Spencer trabajaba en un diseño de radar para usos militares, notó que luego de accionar un tipo de tubo de vacío llamado magnetrón, se había derretido una barra de chocolate que llevaba en su bolsillo. Pensando intuitivamente que se podía deber a las ondas emitidas por el magnetrón, colocó granos de maíz cerca del equipo y luego de activarlo, el maíz se cocinó en forma de pochoclo. No tardó mucho en diseñar una caja metálica comunicada al magnetrón de forma que las ondas electromagnéticas quedaran encerradas en su interior y se dirigieran al alimento introducido en el centro. Así nació el horno de microondas.

PORTADA: Imagen ilustrativa de un microondas. Foto: imagen creada por el autor utilizando Microsoft Designer.

¿CÓMO FUNCIONA?

Las microondas generadas por el magnetrón hacen oscilar, vibrar, las moléculas del agua, los azúcares y ciertas grasas. De todas las sustancias que componen un alimento, la más activa es el agua. Al moverlas rápidamente de un lado a otro, a una gran velocidad y de manera desordenada, las moléculas de agua chocan con las que se encuentran en su entorno transmitiéndoles energía, con lo cual se produce un aumento de temperatura. Se genera así calor por fricción que puede utilizarse para calentar un alimento o para cocinarlo. Y aunque no podamos cocinar un huevo duro en su interior (se acumula presión dentro de la cáscara y lo hace estallar), el horno de microondas es una manera muy sencilla y rápida de preparar nuestras comidas diarias.

CURIOSIDADES. El horno de microondas. Autor: Alfredo Bruno. La Lupa Nº 25, diciembre 2024, 46, 2796-7360