Nombrando los espacios Una parte ineludible de la investigación del territorio pasa por ponerle nombres a los lugares que lo componen, sean estos poblaciones, accidentes geográficos, rutas y caminos, o enclaves de alto valor simbólico. Se conoce como toponimia a la disciplina lingüística que estudia el origen y evolución de los nombres de los lugares (topónimos). En general, asumimos que esa tarea no es nuestra, que las cosas y lugares se llaman como se llaman, que en tiempos pasados otros eligieron esos nombres con buenas razones y a nosotros, en el presente, solo nos queda seguir la costumbre. Pero lo cierto es que la historia dio muchas vueltas y que, como reza el dicho popular “la escriben los vencedores”, lo cual además de ser cierto, expresa un enorme sesgo. Para algunos pueblos ancestrales, un nombre es algo más que un rótulo colgando de las cosas. Es el alma de lo nombrado, y si, se pierde ese nombre… En la actualidad hay un esfuerzo por restaurar toponimias previas a la colonización europea de Tierra del Fuego. Así, en este número de La Lupa encontramos artículos que nos traen información y reflexión sobre los nombres que usamos en nuestro territorio. Además, se develan misterios de sondas nazis y tenemos un acercamiento a una problemática de productores ovinos locales. La variedad en nuestras secciones clásicas (y no tan clásicas) invitan a recorrer este número de La Lupa con la curiosidad de siempre.
La glándula tiroidea produce y segrega dos hormonas tiroideas: tiroxina (T4) y triyodotironina (T3). Ambas están involucradas en el crecimiento, el mantenimiento de la mayor parte de las funciones corporales y la regulación del metabolismo. Tanto la disminución como el aumento de estas hormonas pueden causar enfermedades: hipo e hipertiroidismo, respectivamente. Por su parte, el cuerpo necesita de yodo para producir las hormonas tiroideas, con lo cual los desórdenes tiroideos son patologías altamente frecuentes en regiones con deficiencia de yodo. En general, todas las regiones montañosas como los Alpes, Himalayas o los Andes son característicamente pobres en yodo, así como también aquellas regiones sometidas a lluvias e inundaciones frecuentes, como la selva Amazónica, África e Indochina. En Argentina, Mendoza es considerada una zona con deficiencia de yodo y, por ende, zona de bocio (aumento del volumen de la glándula tiroidea) endémico.
Quizás de manera poco intuitiva, varios estudios epidemiológicos han reportado una asociación entre desórdenes tiroideos (o sus tratamientos) y riesgo de cáncer de mama (CAM). Teniendo en cuenta que cada año en Argentina se diagnostican alrededor de 17.000 casos nuevos de CAM, con una mortalidad del 16,4%, comprender la relación entre las enfermedades tiroideas y el CAM puede ayudar a desarrollar nuevas estrategias terapéuticas. Los datos reportados revelan que el hipotiroidismo se asocia con una disminución del riesgo de CAM, mientras que el hipertiroidismo con un aumento del mismo. El mayor problema ocurre cuando se desarrolla hipertiroidismo en pacientes con hipotiroidismo subclínico tratados con dosis incorrectas de T4 (excesivas o mal controladas).
FIGURA 2. Inmunocitoquímica que marca proteína de proliferación en células MCF-7, control (A) y tratadas con T4 (B). Magnificación: 60x.
En este contexto, nuestro grupo de investigación de hormonas y biología del cáncer, del IMBECU-CONICET Mendoza, tiene como objetivo evaluar el rol de las hormonas tiroideas y sus posibles vías de acción frente al CAM. Para ello trabajamos en líneas celulares normales y tumorales (MCF-7), y en tumores inducidos químicamente (en modelos animales). En las líneas celulares observamos su comportamiento (estructura, reproducción, función, entre otras) con distintos tratamientos hormonales (FIGURA 1). En el modelo animal evaluamos efectos de las distintas condiciones tiroideas en CAM y sus relaciones con la administración de T4.
Hasta ahora hemos observado que el hipotiroidismo retarda la aparición, cantidad y crecimiento de tumores mamarios en ratas, pero el tratamiento con dosis normales de T4 revierte esta protección. A nivel celular, T4 aumenta la producción de proteínas asociadas a la reproducción, favoreciendo la proliferación tumoral.
Como consecuencia de esto, visualizamos una coloración específica que marca proteínas de proliferación e indica que, a mayor tinción, mayor es la cantidad presente (FIGURA 2). Nuestros hallazgos, tanto en estudios de líneas celulares como en modelos tumorales, sugieren que el hipotiroidismo podría tener un rol protector en la aparición del cáncer de mama. No obstante, es un desorden hormonal cuyo tratamiento con T4 debe ser controlado, ya que dosis elevadas e innecesarias podrían promover el hipertiroidismo y beneficiar la proliferación de células tumorales.
CIENCIA ARGENTINA Una relación inesperada: hormonas tiroideas y cáncer de mama. Autora: Rocío Yasmin Cano. La Lupa No 24, julio 2024, 38-39, 2796-7360.
Este insecto pertenece al grupo de los insectos de cabeza única (Enicocephalomorpha), nombre que se debe a la forma lobulada de esta parte del cuerpo. Se encuentran en lugares oscuros y húmedos sobre el suelo. Son insectos depredadores de tamaño pequeño y se alimentan de otros pequeños invertebrados. Debido a sus hábitos crípticos, su biología y ecología son poco conocidas. Poseen una distribución cosmopolita, exceptuando latitudes polares.
Gamostolus es el único género en la región subantártica y se conoce sólo una especie, Gamostolus subantarcticus, que fue descrita por Bergroth en 1883. G. subantarcticus se encuentra distribuida desde el sur de Chile hasta Isla de los Estados (Argentina) y recientemente fue registrada en la Isla Grande de Tierra del Fuego donde también se describieron los estadios ninfales de esta especie.
FIGURA 1. Turbera esfagnosa de laguna Victoria. A. Laguna Victoria. B y C. Toma de muestras en verano e invierno, fibras de Sphagnum magellanicum.
GENERALIDADES
Este insecto pertenece al grupo de los insectos de cabeza única (Enicocephalomorpha), nombre que se debe a la forma lobulada de esta parte del cuerpo. Se encuentran en lugares oscuros y húmedos sobre el suelo. Son insectos depredadores de tamaño pequeño y se alimentan de otros pequeños invertebrados. Debido a sus hábitos crípticos, su biología y ecología son poco conocidas. Poseen una distribución cosmopolita, exceptuando latitudes polares.
Gamostolus es el único género en la región subantártica y se conoce sólo una especie: Gamostolus subantarcticus, que fue descrita por Bergroth en 1883. G. subantarcticus se encuentra distribuida desde el sur de Chile hasta Isla de los Estados (Argentina), y recientemente fue registrada en la Isla Grande de Tierra del Fuego, donde también se describieron los estadios ninfales de esta especie.
FIGURA 2. Adultos de Gamostolus subantarcticus. A. Hembra. Se observan alas más cortas que el cuerpo. B. Macho. Se observa que las alas superan el abdomen. Fc: Fractura costal del ala. En ambos casos se observa que las patas anteriores poseen mayor desarrollo.
HÁBITAT Y RECOLECCIÓN
Todos los ejemplares se encontraron en la turbera de la laguna Victoria (ruta complementaria J, km 11 – Tierra del Fuego), en zonas aledañas al bosque de Nothofagus pumilio (lenga) (FIGURA 1A). Se recolectaron individuos de la especie durante las cuatro estaciones del año. Todos los ejemplares se encontraron por encima del nivel freático, en los primeros 15 cm de profundidad entre fibras de Sphagnum magellanicum (FIGURA 1B y C).
Si bien durante el verano se encontró una mayor cantidad de ejemplares adultos y de distintos estadios de desarrollo, en el invierno también se hallaron ejemplares vivos del último estadio de desarrollo y un adulto a 15–20 cm de profundidad, por debajo de la capa congelada de la turbera.
¿CÓMO SE CLASIFICAN LOS INSECTOS?
Los insectos se caracterizan por tener el cuerpo dividido en tres partes: cabeza, tórax y abdomen. La cabeza posee ojos compuestos, ocelos (pequeñas estructuras fotorreceptoras), antenas articuladas y piezas bucales. El tórax se subdivide en tres segmentos, cada uno de los cuales tiene un par de patas articuladas (seis patas en total) y un par de alas en cada uno de los últimos dos segmentos (cuatro alas).
Por último, el abdomen posee varios segmentos, y en los últimos segmentos se desarrollan los genitales. Todas estas estructuras del cuerpo varían en tamaño, forma, color, desarrollo, etc. Estas características ayudan a determinar y clasificar los insectos.
G. subantarcticus, como todos los heterópteros, es paurometábolo (tiene una metamorfosis incompleta, con estadios de desarrollo semejantes al adulto y con similar hábitat y alimentación). Desde la eclosión del huevo, transita por cinco estadios de desarrollo denominados ninfas (I a V), para luego alcanzar el estado final de adulto.
FIGURA 3. Hembra de G. subantarcticus. A. Cabeza y primer par de patas en vista lateral. B. Esquema del primer par de patas, con detalle de las espinas tibiales y tarsales (modificado de Wygodzinsky & Schmidt 1991).
DESCRIPCIÓN DE LOS ADULTOS
Los adultos de G. subantarcticus son de color negro y están recubiertos por pelos. Miden entre 6,3 y 7,8 mm. Las hembras de este grupo son de mayor tamaño (FIGURA 2A) y tienen alas que no superan la longitud del abdomen. A diferencia de las hembras, los machos (FIGURA 2B) son de un color más claro y presentan alas que superan la longitud del abdomen. Ambos adultos presentan ocelos grandes y bien definidos. Los ojos, ocelos e inserciones torácicas de las alas son de color rojo brillante.
La cabeza está dividida en dos lóbulos (FIGURA 2A) y presenta cuatro segmentos rostrales (FIGURA 3A). La antena está dividida en cuatro segmentos de distinto tamaño. El primer segmento del tórax es grande, tiene forma de trapecio y está subdividido en tres lóbulos. En las alas se puede observar venación definida. La vena costal (es decir, la vena externa del ala) presenta una hendidura conocida como fractura costal (FIGURA 2); esta fractura es un carácter diagnóstico que permite diferenciar géneros.
El primer par de patas está más desarrollado: son patas más anchas que el resto (FIGURA 3A) y en la región final de la tibia presentan dos grupos de tres y cuatro espinas, además de cuatro espinas en el tarso (FIGURA 3B). Estas espinas, en conjunto con su forma y tamaño, son uno de los caracteres diagnósticos que separan géneros y especies.
NINFAS (ESTADIOS DE DESARROLLO)
Las ninfas de esta especie son de menor tamaño que el adulto, de colores rojizos, con tonos un poco más oscuros en la cabeza, el tórax y el primer par de patas. Las ninfas de los estadios I, II y III miden en promedio 1,8; 2,5 y 2,9 mm, respectivamente, y no presentan desarrollo genital ni esbozos alares. Se diferencian según el tamaño general del individuo y por las longitudes de partes del cuerpo (FIGURA 4 A, B y C).
Las ninfas de estadio IV miden de 3,6 a 4,5 mm de largo, mientras que las ninfas V miden de 4,6 a 7 mm. En estos dos últimos estadios ya se puede diferenciar el sexo de los ejemplares (FIGURA 4 D, E y F). Las ninfas hembras de estos estadios también son de mayor tamaño que los machos, presentan desarrollo genital evidente y comienzan a aparecer los primeros esbozos alares, es decir, pequeñas alas en desarrollo. Los esbozos alares de todas las ninfas V son del doble de tamaño que los de la ninfa IV y presentan venas incipientes.
FIGURA 4. Estadios ninfales de G. subantarcticus. A. Primer estadio. B. Segundoestadío. C. Tercer estadio. D. Cuarto estadio. E. Hembra de quinto estadio. F. Macho de quinto estadio.
APRECIACIONES FINALES
En estudios recientes observamos que todos los estadios ninfales permanecen en profundidad durante todas las estaciones del año. Sin embargo, los adultos se encuentran más próximos a la superficie, lo que podría estar relacionado directamente con la reproducción de la especie. Podemos sugerir que G. subantarcticus hace uso, como hábitat permanente, de las turberas de Sphagnum spp. durante todo su desarrollo.
La próxima vez que estés en una turbera y observes los insectos de la zona, prestá mucha atención: podrías estar frente a un Gamostolus subantarcticus. Recordá, el adulto es oscuro y tiene la longitud aproximada de un grano de arroz. Por otra parte, las ninfas son rojizas y la más pequeña mide poco menos que la cabeza de un alfiler, por lo que quizá sea más difícil de ver.
FICHA CIENTÍFICA Gamostolus subantarcticus. Autor: Hugo Pereyra. La Lupa No 24, julio 2024, 23-26, 2796-7360.
Hembra de Martín Pescador Grande Megaceryle torquata Presente desde la precordillera hasta la costa. Habita riberas y cursos de ríos, arroyos, costas de lagos y lagunas con vegetación arbórea circundante. Se posa sobre ramas de árboles, cables y puentes localizados a orillas de ríos. Se alimenta principalmente de peces, aunque suelen ingerir crustáceos, anfibios e insectos.
Ilustración realizada en el marco del Taller de Ilustración Científica (2018) dictado en La Casa de Las Artes UNTDF e inspirada en la imagen publicada en la sección de Ciencia en Foco de la Revista La Lupa N° 11 (2017).
Figura 1. Fragmento de grafito (izquierda) y diamante en bruto (derecha). Foto: colección mineralógica de Alfa & Omega Scientific Research.
Dentro del fascinante mundo de la mineralogía nos encontramos con el concepto de polimorfismo, el cual describe a una misma sustancia que puede adquirir formas muy diversas. Un ejemplo del polimorfismo del carbono es el grafito, que lo encontramos en el interior de un lápiz a un precio accesible, y el diamante, el cual conseguimos en una joyería luego de invertir un presupuesto abismalmente mayor.
Entonces, ¿cuáles son sus similitudes y diferencias?
El grafito y el diamante poseen la misma composición química (están formados sólo por átomos de carbono) pero se diferencian esencialmente en la disposición de sus átomos. El grafito es muy blando (por eso se utiliza como lubricante o en la mina de los lápices) debido a que los estratos de átomos de carbono están unidos unos a otros mediante enlaces muy débiles y, por lo tanto, pueden “desplazarse” como estratos horizontales superpuestos (similar a un mazo de cartas). En cambio, el diamante posee una estructura particularmente compacta en la cual los enlaces químicos son muy fuertes y no presentan puntos débiles en ninguna dirección, siendo el más duro conocido.
Aunque quisiéramos convertir el grafito en diamante, el proceso de formación de diamantes ocurre naturalmente dentro de la corteza terrestre, donde las condiciones de temperatura y presión son adecuadas y ¡extremas! Sólo en laboratorios especializados se fabrican de manera sintética diamantes para uso industrial (por ejemplo como abrasivos, en herramientas de pulido y disipadores térmicos).
¿Conocías este ejemplo de polimorfismo?
CURIOSIDADES. ¿Grafito o diamante?. Autor: Alfredo Bruno. La Lupa Nº 24, julio 2024, 46, 2796-7360.
PORTADA ADCP unido a la embarcación de CADIC “Don Pedro”, perfilando las corrientes en Bahía Ushuaia
Una parte importante de la investigación oceanográfica consiste en conocer las corrientes marinas. Para medirlas existen diversos instrumentos, conocidos como correntómetros, siendo el más completo de ellos el perfilador de corrientes por efecto Doppler (ADCP, por sus siglas en inglés: Acoustic Doppler Current Profiler). Su funcionamiento se basa en el cambio de frecuencia emitida por un cuerpo en función de su velocidad en relación al receptor: el llamado efecto Doppler. El instrumento envía pulsos acústicos (sonido) al agua circundante, donde las partículas en suspensión y animales diminutos (zooplancton) reflejan parte del sonido emitido. Asumiendo que estas partículas se desplazan pasivamente con el flujo de agua, el cambio de frecuencia del sonido será proporcional al movimiento del agua, obteniendo así mediciones de las corrientes marinas. Estos instrumentos proporcionan un conjunto de mediciones de la velocidad de la corriente a diferentes profundidades: un verdadero perfil de velocidades. Cuanto más demore el sonido en regresar, más lejos habrá rebotado el pulso original en una partícula, lo que nos permite conocer la distancia. En resumen, un ADCP realiza el trabajo combinado de un correntómetro y una ecosonda. Se puede usar en varias configuraciones, por ejemplo, apoyado en el fondo marino y mirando hacia arriba, o instalado en una embarcación (PORTADA y FIGURA 1). En ese caso, el ADCP, viajando solidariamente con la embarcación, va adquiriendo datos entre ésta y el lecho marino. Datos que, tras un arduo procesado en la computadora, nos permiten conocer las corrientes marinas a diferentes profundidades.
FIGURA 1. Esquema de la secuencia de trabajos hasta la obtención de las velocidades de la corriente.
BESTIARIO CIENTÍFICO Perfilador de corrientes. Autores: Jacobo Martín, Juan Cruz Carbajal. La Lupa No 24, julio 2024, 48, 2796-7360.
Toponimia del extremo oriental de la isla grande de Tierra del Fuego
Un relato de su historia a través de sus nombres
Uno de los lugares más emblemáticos y con creciente popularidad entre fueguinos y turistas es, sin dudas, Península Mitre. O como lo llama el autor de esta obra, el extremo oriental de la enorme isla que es Tierra del Fuego. Sin embargo, la península sigue siendo un sitio enigmático, que pocas personas han recorrido en su inabarcable extensión, y cuya historia y geografía están repletas de singularidades que ameritaban ser compiladas.
Este libro nos ofrece un listado alfabético de los topónimos de aquellos accidentes geográficos más importantes de Península Mitre que, además, podremos localizar en un mapa hipsométrico, donde las variaciones del relieve son representadas mediante colores. Párrafo tras párrafo, el autor “se sienta con nosotros” en cada uno de los accidentes geográficos y nos cuenta la historia detrás de sus nombres. Los motivos de elección y sus modificaciones a lo largo del tiempo son de lo más variados: naufragios, personalidades célebres, anécdotas jocosas o caprichosas, aspiraciones de conquista o simplemente el afán humano de quedar inmortalizados en la roca o en el agua para siempre. En otros casos, el mero sentido común de hallar similitudes con objetos cotidianos.
A lo largo del texto nos encontraremos con mapas de antiguos navegantes, fotografías, ilustraciones representativas y otras referencias que nos ayudarán a ver con los ojos de quienes imaginaron estos nombres por primera vez. ¿Cómo leerlo? A gusto del lector. Podemos buscar alfabéticamente un topónimo que nos interese particularmente, o podemos recorrerlo de principio a fin y perdernos por un rato en la geografía y la historia de la península.
Sin dudas, el objetivo ulterior detrás de este viaje histórico es la protección y la conservación misma de Península Mitre, ya que, como expresa el autor en su prólogo: “no se puede conocer ni proteger lo que no lleva un nombre”. A esto podríamos agregar que conocer el origen y significado de estos nombres nos da un sentido de pertenencia mucho más completo. La próxima escala de este viaje, entonces, nos debería encontrar a nosotros mismos como protagonistas, cuando nos sentemos a descansar un rato en alguno de estos lugares y le digamos a quien nos acompaña: “¿Sabés por qué se llama así?”
Ficha técnica
Título: Toponimia del extremo oriental de la Isla Grande de Tierra del Fuego: un relato de su historia a través de sus nombres
ISBN: 978-631-00-2409-7
Autor: Pablo Juan Torres Carbonell
Editor: El autor, en colaboración con la Asociación Civil Conservación de Península Mitre
Año de publicación: 2024
Contenido: Listado alfabético de topónimos y mapa hipsométrico de Península Mitre. 160 páginas.
LIBRO Toponimia del extremo oriental de la isla grande de Tierra del Fuego. Autor: Sebastián J. Cao. La Lupa No 24, julio 2024, 47, 2796-7360.