Una relación inesperada

Una relación inesperada

Hormonas tiroideas y cáncer de mama

La glándula tiroidea produce y segrega dos hormonas tiroideas: tiroxina (T4) y triyodotironina (T3). Ambas están involucradas en el crecimiento, el mantenimiento de la mayor parte de las funciones corporales y la regulación del metabolismo. Tanto la disminución como el aumento de estas hormonas pueden causar enfermedades: hipo e hipertiroidismo, respectivamente. Por su parte, el cuerpo necesita de yodo para producir las hormonas tiroideas, con lo cual los desórdenes tiroideos son patologías altamente frecuentes en regiones con deficiencia de yodo. En general, todas las regiones montañosas como los Alpes, Himalayas o los Andes son característicamente pobres en yodo, así como también aquellas regiones sometidas a lluvias e inundaciones frecuentes, como la selva Amazónica, África e Indochina. En Argentina, Mendoza es considerada una zona con deficiencia de yodo y, por ende, zona de bocio (aumento del volumen de la glándula tiroidea) endémico.

Quizás de manera poco intuitiva, varios estudios epidemiológicos han reportado una asociación entre desórdenes tiroideos (o sus tratamientos) y riesgo de cáncer de mama (CAM). Teniendo en cuenta que cada año en Argentina se diagnostican alrededor de 17.000 casos nuevos de CAM, con una mortalidad del 16,4%, comprender la relación entre las enfermedades tiroideas y el CAM puede ayudar a desarrollar nuevas estrategias terapéuticas. Los datos reportados revelan que el hipotiroidismo se asocia con una disminución del riesgo de CAM, mientras que el hipertiroidismo con un aumento del mismo. El mayor problema ocurre cuando se desarrolla hipertiroidismo en pacientes con hipotiroidismo subclínico tratados con dosis incorrectas de T4 (excesivas o mal controladas).

FIGURA 2. Inmunocitoquímica que marca proteína de proliferación en células MCF-7, control (A) y tratadas con T4 (B). Magnificación: 60x.

En este contexto, nuestro grupo de investigación de hormonas y biología del cáncer, del IMBECU-CONICET Mendoza, tiene como objetivo evaluar el rol de las hormonas tiroideas y sus posibles vías de acción frente al CAM. Para ello trabajamos en líneas celulares normales y tumorales (MCF-7), y en tumores inducidos químicamente (en modelos animales). En las líneas celulares observamos su comportamiento (estructura, reproducción, función, entre otras) con distintos tratamientos hormonales (FIGURA 1). En el modelo animal evaluamos efectos de las distintas condiciones tiroideas en CAM y sus relaciones con la administración de T4.

Hasta ahora hemos observado que el hipotiroidismo retarda la aparición, cantidad y crecimiento de tumores mamarios en ratas, pero el tratamiento con dosis normales de T4 revierte esta protección. A nivel celular, T4 aumenta la producción de proteínas asociadas a la reproducción, favoreciendo la proliferación tumoral.

Como consecuencia de esto, visualizamos una coloración específica que marca proteínas de proliferación e indica que, a mayor tinción, mayor es la cantidad presente (FIGURA 2). Nuestros hallazgos, tanto en estudios de líneas celulares como en modelos tumorales, sugieren que el hipotiroidismo podría tener un rol protector en la aparición del cáncer de mama. No obstante, es un desorden hormonal cuyo tratamiento con T4 debe ser controlado, ya que dosis elevadas e innecesarias podrían promover el hipertiroidismo y beneficiar la proliferación de células tumorales.


CIENCIA ARGENTINA Una relación inesperada: hormonas tiroideas y cáncer de mama. Autora: Rocío Yasmin Cano. La Lupa No 24, julio 2024, 38-39, 2796-7360.

Gamostolus subantarcticus

Gamostolus subantarcticus

REINOAnimalia
FILUMArthropoda
CLASEInsecta
ORDENHemiptera
SUBORDENHeteroptera
INFRAORDENEnicocephalomorpha
FAMILIAAenictopecheidae
GÉNEROGamostolus
ESPECIEGamostolus subantarcticus

Este insecto pertenece al grupo de los insectos de cabeza única (Enicocephalomorpha), nombre que se debe a la forma lobulada de esta parte del cuerpo. Se encuentran en lugares oscuros y húmedos sobre el suelo. Son insectos depredadores de tamaño pequeño y se alimentan de otros pequeños invertebrados. Debido a sus hábitos crípticos, su biología y ecología son poco conocidas. Poseen una distribución cosmopolita, exceptuando latitudes polares.

Gamostolus es el único género en la región subantártica y se conoce sólo una especie, Gamostolus subantarcticus, que fue descrita por Bergroth en 1883. G. subantarcticus se encuentra distribuida desde el sur de Chile hasta Isla de los Estados (Argentina) y recientemente fue registrada en la Isla Grande de Tierra del Fuego donde también se describieron los estadios ninfales de esta especie.

FIGURA 1.
Turbera esfagnosa de laguna Victoria. A. Laguna Victoria. B y C. Toma de muestras en verano e invierno, fibras de Sphagnum magellanicum.

Este insecto pertenece al grupo de los insectos de cabeza única (Enicocephalomorpha), nombre que se debe a la forma lobulada de esta parte del cuerpo. Se encuentran en lugares oscuros y húmedos sobre el suelo. Son insectos depredadores de tamaño pequeño y se alimentan de otros pequeños invertebrados. Debido a sus hábitos crípticos, su biología y ecología son poco conocidas. Poseen una distribución cosmopolita, exceptuando latitudes polares.

Gamostolus es el único género en la región subantártica y se conoce sólo una especie: Gamostolus subantarcticus, que fue descrita por Bergroth en 1883. G. subantarcticus se encuentra distribuida desde el sur de Chile hasta Isla de los Estados (Argentina), y recientemente fue registrada en la Isla Grande de Tierra del Fuego, donde también se describieron los estadios ninfales de esta especie.

FIGURA 2. Adultos de Gamostolus subantarcticus. A. Hembra. Se observan alas más cortas que el cuerpo. B. Macho. Se observa que las alas superan el abdomen. Fc: Fractura costal del ala. En ambos casos se observa que las patas anteriores poseen mayor desarrollo.

Todos los ejemplares se encontraron en la turbera de la laguna Victoria (ruta complementaria J, km 11 – Tierra del Fuego), en zonas aledañas al bosque de Nothofagus pumilio (lenga) (FIGURA 1A). Se recolectaron individuos de la especie durante las cuatro estaciones del año. Todos los ejemplares se encontraron por encima del nivel freático, en los primeros 15 cm de profundidad entre fibras de Sphagnum magellanicum (FIGURA 1B y C).

Si bien durante el verano se encontró una mayor cantidad de ejemplares adultos y de distintos estadios de desarrollo, en el invierno también se hallaron ejemplares vivos del último estadio de desarrollo y un adulto a 15–20 cm de profundidad, por debajo de la capa congelada de la turbera.

Los insectos se caracterizan por tener el cuerpo dividido en tres partes: cabeza, tórax y abdomen. La cabeza posee ojos compuestos, ocelos (pequeñas estructuras fotorreceptoras), antenas articuladas y piezas bucales. El tórax se subdivide en tres segmentos, cada uno de los cuales tiene un par de patas articuladas (seis patas en total) y un par de alas en cada uno de los últimos dos segmentos (cuatro alas).

Por último, el abdomen posee varios segmentos, y en los últimos segmentos se desarrollan los genitales. Todas estas estructuras del cuerpo varían en tamaño, forma, color, desarrollo, etc. Estas características ayudan a determinar y clasificar los insectos.

G. subantarcticus, como todos los heterópteros, es paurometábolo (tiene una metamorfosis incompleta, con estadios de desarrollo semejantes al adulto y con similar hábitat y alimentación). Desde la eclosión del huevo, transita por cinco estadios de desarrollo denominados ninfas (I a V), para luego alcanzar el estado final de adulto.

FIGURA 3. Hembra de G. subantarcticus. A. Cabeza y primer par de patas en vista lateral. B. Esquema del primer par de patas, con detalle de las espinas tibiales y tarsales (modificado de Wygodzinsky & Schmidt 1991).

Los adultos de G. subantarcticus son de color negro y están recubiertos por pelos. Miden entre 6,3 y 7,8 mm. Las hembras de este grupo son de mayor tamaño (FIGURA 2A) y tienen alas que no superan la longitud del abdomen. A diferencia de las hembras, los machos (FIGURA 2B) son de un color más claro y presentan alas que superan la longitud del abdomen. Ambos adultos presentan ocelos grandes y bien definidos. Los ojos, ocelos e inserciones torácicas de las alas son de color rojo brillante.

La cabeza está dividida en dos lóbulos (FIGURA 2A) y presenta cuatro segmentos rostrales (FIGURA 3A). La antena está dividida en cuatro segmentos de distinto tamaño. El primer segmento del tórax es grande, tiene forma de trapecio y está subdividido en tres lóbulos. En las alas se puede observar venación definida. La vena costal (es decir, la vena externa del ala) presenta una hendidura conocida como fractura costal (FIGURA 2); esta fractura es un carácter diagnóstico que permite diferenciar géneros.

El primer par de patas está más desarrollado: son patas más anchas que el resto (FIGURA 3A) y en la región final de la tibia presentan dos grupos de tres y cuatro espinas, además de cuatro espinas en el tarso (FIGURA 3B). Estas espinas, en conjunto con su forma y tamaño, son uno de los caracteres diagnósticos que separan géneros y especies.

Las ninfas de esta especie son de menor tamaño que el adulto, de colores rojizos, con tonos un poco más oscuros en la cabeza, el tórax y el primer par de patas. Las ninfas de los estadios I, II y III miden en promedio 1,8; 2,5 y 2,9 mm, respectivamente, y no presentan desarrollo genital ni esbozos alares. Se diferencian según el tamaño general del individuo y por las longitudes de partes del cuerpo (FIGURA 4 A, B y C).

Las ninfas de estadio IV miden de 3,6 a 4,5 mm de largo, mientras que las ninfas V miden de 4,6 a 7 mm. En estos dos últimos estadios ya se puede diferenciar el sexo de los ejemplares (FIGURA 4 D, E y F). Las ninfas hembras de estos estadios también son de mayor tamaño que los machos, presentan desarrollo genital evidente y comienzan a aparecer los primeros esbozos alares, es decir, pequeñas alas en desarrollo. Los esbozos alares de todas las ninfas V son del doble de tamaño que los de la ninfa IV y presentan venas incipientes.

FIGURA 4. Estadios ninfales de G. subantarcticus. A. Primer estadio. B. Segundoestadío. C. Tercer estadio. D. Cuarto estadio. E.
Hembra de quinto estadio. F. Macho de quinto estadio.

En estudios recientes observamos que todos los estadios ninfales permanecen en profundidad durante todas las estaciones del año. Sin embargo, los adultos se encuentran más próximos a la superficie, lo que podría estar relacionado directamente con la reproducción de la especie. Podemos sugerir que G. subantarcticus hace uso, como hábitat permanente, de las turberas de Sphagnum spp. durante todo su desarrollo.

La próxima vez que estés en una turbera y observes los insectos de la zona, prestá mucha atención: podrías estar frente a un Gamostolus subantarcticus. Recordá, el adulto es oscuro y tiene la longitud aproximada de un grano de arroz. Por otra parte, las ninfas son rojizas y la más pequeña mide poco menos que la cabeza de un alfiler, por lo que quizá sea más difícil de ver.

FICHA CIENTÍFICA Gamostolus subantarcticus. Autor: Hugo Pereyra. La Lupa No 24, julio 2024, 23-26, 2796-7360.

Hembra de Martín Pescador Grande

Hembra de Martín Pescador Grande

Hembra de Martín Pescador Grande
Megaceryle torquata
Presente desde la precordillera hasta la costa. Habita riberas y cursos de ríos, arroyos, costas de lagos y lagunas con vegetación arbórea circundante. Se posa sobre ramas de árboles, cables y puentes localizados a orillas de ríos. Se alimenta principalmente de peces, aunque suelen ingerir crustáceos,
anfibios e insectos.

Ilustración realizada en el marco del Taller de Ilustración Científica (2018) dictado en La Casa de Las Artes UNTDF e inspirada en la imagen publicada en la sección de Ciencia en Foco de la Revista La Lupa N° 11 (2017).

¿Grafito o diamante?

¿Grafito o diamante?

Figura 1. Fragmento de grafito (izquierda) y diamante en bruto (derecha). Foto: colección mineralógica de Alfa & Omega Scientific Research.

Dentro del fascinante mundo de la mineralogía nos encontramos con el concepto de polimorfismo, el cual describe a una misma sustancia que puede adquirir formas muy diversas. Un ejemplo del polimorfismo del carbono es el grafito, que lo encontramos en el interior de un lápiz a un precio accesible, y el diamante, el cual conseguimos en una joyería luego de invertir un presupuesto abismalmente mayor.

Entonces, ¿cuáles son sus similitudes y diferencias?

El grafito y el diamante poseen la misma composición química (están formados sólo por átomos de carbono) pero se diferencian esencialmente en la disposición de sus átomos. El grafito es muy blando (por eso se utiliza como lubricante o en la mina de los lápices) debido a que los estratos de átomos de carbono están unidos unos a otros mediante enlaces muy débiles y, por lo tanto, pueden “desplazarse” como estratos horizontales superpuestos (similar a un mazo de cartas). En cambio, el diamante posee una estructura particularmente compacta en la cual los enlaces químicos son muy fuertes y no presentan puntos débiles en ninguna dirección, siendo el más duro conocido.

Aunque quisiéramos convertir el grafito en diamante, el proceso de formación de diamantes ocurre naturalmente dentro de la corteza terrestre, donde las condiciones de temperatura y presión son adecuadas y ¡extremas! Sólo en laboratorios especializados se fabrican de manera sintética diamantes para uso industrial (por ejemplo como abrasivos, en herramientas de pulido y disipadores térmicos).

¿Conocías este ejemplo de polimorfismo?

CURIOSIDADES. ¿Grafito o diamante?. Autor: Alfredo Bruno. La Lupa Nº 24, julio 2024, 46, 2796-7360.

Perfilador de corrientes

Perfilador de corrientes

PORTADA
ADCP unido a la embarcación de CADIC “Don Pedro”,
perfilando las corrientes en Bahía Ushuaia

Una parte importante de la investigación oceanográfica consiste en conocer las corrientes marinas. Para medirlas existen diversos instrumentos, conocidos como correntómetros, siendo el más completo de ellos el perfilador de corrientes por efecto Doppler (ADCP, por sus siglas en inglés: Acoustic Doppler Current Profiler). Su funcionamiento se basa en el cambio de frecuencia emitida por un cuerpo en función de su velocidad en relación al receptor: el llamado efecto Doppler. El instrumento envía pulsos acústicos (sonido) al agua circundante, donde las partículas en suspensión y animales diminutos (zooplancton) reflejan parte del sonido emitido. Asumiendo que estas partículas se desplazan pasivamente con el flujo de agua, el cambio de frecuencia del sonido será proporcional al movimiento del agua, obteniendo así mediciones de las corrientes marinas. Estos instrumentos proporcionan un conjunto de mediciones de la velocidad de la corriente a diferentes profundidades: un verdadero perfil de velocidades. Cuanto más demore el sonido en regresar, más lejos habrá rebotado el pulso original en una partícula, lo que nos permite conocer la distancia. En resumen, un ADCP realiza el trabajo combinado de un correntómetro y una ecosonda. Se puede usar en varias configuraciones, por ejemplo, apoyado en el fondo marino y mirando hacia arriba, o instalado en una embarcación (PORTADA y FIGURA 1). En ese caso, el ADCP, viajando solidariamente con la embarcación, va adquiriendo datos entre ésta y el lecho marino. Datos que, tras un arduo procesado en la computadora, nos permiten conocer las corrientes marinas a diferentes profundidades.

FIGURA 1.
Esquema de la secuencia de trabajos hasta la obtención de las
velocidades de la corriente.

BESTIARIO CIENTÍFICO Perfilador de corrientes. Autores: Jacobo Martín, Juan Cruz Carbajal. La Lupa No 24, julio 2024, 48, 2796-7360.

Toponimia del extremo oriental de la isla grande de Tierra del Fuego

Toponimia del extremo oriental de la isla grande de Tierra del Fuego

Un relato de su historia a través de sus nombres

Uno de los lugares más emblemáticos y con creciente popularidad entre fueguinos y turistas es, sin dudas, Península Mitre. O como lo llama el autor de esta obra, el extremo oriental de la enorme isla que es Tierra del Fuego. Sin embargo, la península sigue siendo un sitio enigmático, que pocas personas han recorrido en su inabarcable extensión, y cuya historia y geografía están repletas de singularidades que ameritaban ser compiladas.

Este libro nos ofrece un listado alfabético de los topónimos de aquellos accidentes geográficos más importantes de Península Mitre que, además, podremos localizar en un mapa hipsométrico, donde las variaciones del relieve son representadas mediante colores. Párrafo tras párrafo, el autor “se sienta con nosotros” en cada uno de los accidentes geográficos y nos cuenta la historia detrás de sus nombres. Los motivos de elección y sus modificaciones a lo largo del tiempo son de lo más variados: naufragios, personalidades célebres, anécdotas jocosas o caprichosas, aspiraciones de conquista o simplemente el afán humano de quedar inmortalizados en la roca o en el agua para siempre. En otros casos, el mero sentido común de hallar similitudes con objetos cotidianos.

A lo largo del texto nos encontraremos con mapas de antiguos navegantes, fotografías, ilustraciones representativas y otras referencias que nos ayudarán a ver con los ojos de quienes imaginaron estos nombres por primera vez. ¿Cómo leerlo? A gusto del lector. Podemos buscar alfabéticamente un topónimo que nos interese particularmente, o podemos recorrerlo de principio a fin y perdernos por un rato en la geografía y la historia de la península.

Sin dudas, el objetivo ulterior detrás de este viaje histórico es la protección y la conservación misma de Península Mitre, ya que, como expresa el autor en su prólogo: “no se puede conocer ni proteger lo que no lleva un nombre”. A esto podríamos agregar que conocer el origen y significado de estos nombres nos da un sentido de pertenencia mucho más completo. La próxima escala de este viaje, entonces, nos debería encontrar a nosotros mismos como protagonistas, cuando nos sentemos a descansar un rato en alguno de estos lugares y le digamos a quien nos acompaña: “¿Sabés por qué se llama así?”

Ficha técnica

  • Título: Toponimia del extremo oriental de la Isla Grande de Tierra del Fuego: un relato de su historia a través de sus nombres
  • ISBN: 978-631-00-2409-7
  • Autor: Pablo Juan Torres Carbonell
  • Editor: El autor, en colaboración con la Asociación Civil Conservación de Península Mitre
  • Año de publicación: 2024
  • Contenido: Listado alfabético de topónimos y mapa hipsométrico de Península Mitre. 160 páginas.

LIBRO Toponimia del extremo oriental de la isla grande de Tierra del Fuego. Autor: Sebastián J. Cao. La Lupa No 24, julio 2024, 47, 2796-7360.

Crucigrama de La Lupa

Crucigrama de La Lupa

7
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2
3
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1
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10
Horizontales

1. Lo que destruyó 10 mil hectáreas de Tolhuin en 2022.

3. Lo que separa Argentina y Chile en el extremo sur de Sudamérica.

7. Especie de crustáceo que se captura en el canal Beagle.

8. Acumulación de hielo en el Martial, Vinciguerra, Ojo del Albino, entre otros.

9. Pueblo originario canoero de Tierra del Fuego.

10. La península del extremo oriental de Isla Grande de Tierra del Fuego.

Verticales

2. El centro científico donde se edita y publica La Lupa.

4. Especie de roedor invasor de Tierra del Fuego.

5. Acumulaciones de materia orgánica que son grandes sumideros de carbono.

6. Continente en donde se encuentran la Base Carlini, Brown, Esperanza, entre otras bases.

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Huellas en el agua

Huellas en el agua

Estudio de la biodiversidad fueguina a través del ADN ambiental

Antes de hablar de ADN ambiental, te vamos a contar un poco acerca del ADN o Ácido Desoxirribonucleico, ¡aunque seguro que algo te acordarás de la escuela! El ADN es una molécula compleja, que se encuentra en el núcleo de las células de los seres vivos, formando parte de éstas al igual que lo hacen las proteínas, lípidos o hidratos de carbono. La particularidad del ADN es que contiene toda la información necesaria para que las células realicen sus funciones a la perfección. Podríamos decir que el ADN es como una cadena y sus eslabones serían las bases nitrogenadas, cuatro en total: citosina (C), guanina (G), adenina (A) y timina (T), las cuales se van combinando para dar lugar a lo que se denomina secuencia del ADN. Dicha secuencia es muy parecida entre los individuos de una misma especie y diferente entre especies distintas. A partir de este hecho es que surge el término “código de barras genético”, que refiere a que un fragmento de ADN puede servir para identificar a cada especie y funciona como el código de barras de un producto del supermercado, sólo que en este caso, el código es genético (cada barra corresponde a una de las cuatro bases del ADN).

Con el tiempo, los científicos aprendieron que se puede obtener ADN a partir de pedacitos de tejido animal o vegetal. También de pelos que pueden quedar atrapados por donde el animal va pasando o a partir de las células que están en la boca, que pueden conseguirse pasando un hisopo. A estas formas de obtener muestras para ADN se las llama no invasivas, porque no dañan al animal. Ahora ni siquiera es necesario tener que encontrar a un organismo para saber si está en un ambiente. ¡Imagínense lo grandioso de poder obtener ADN a partir de una muestra de agua, suelo o incluso del aire!

Entonces podemos decir que el ADN ambiental (ADNa) es el conjunto de moléculas de ADN que se encuentran en el ambiente (como ya dijimos, en el agua, suelo o aire) y que provienen de los organismos vivos que interactúan con el entorno, liberando sus “huellas” genéticas. Esto puede ocurrir por diferentes procesos, como la descamación de células de la piel, la liberación de células reproductivas, orina o heces, entre otros (Figura 1). Algo muy interesante es que vamos a encontrar tanto rastros de organismos macroscópicos (como una estrella o una ballena en el mar), así como organismos microscópicos enteros (por ejemplo, virus y bacterias), ¡todo en una misma muestra de agua! Y algo aún más interesante es que, si analizamos las moléculas de ADN que quedaron atrapadas en sedimentos profundos, podríamos llegar a encontrar los restos de especies que habitaron en el pasado, ¡incluso especies que hoy en día están extintas!

El proceso implica varias etapas:

Analizando ese concentrado de moléculas podemos responder a nuestras preguntas: ¿qué especies forman parte de la comunidad?, ¿cambia el conjunto de especies a lo largo de las distintas estaciones del año?, ¿hay especies exóticas? Si lo último es cierto, en esos lugares, ¿desaparecen las nativas?

Como podemos observar, estas preguntas pueden hacerse en torno a una única especie o a un conjunto de éstas. En el primer caso, el análisis se llama “detección especie–específica” y se aplica cuando sólo queremos estudiar una única especie. En cambio, para el segundo caso se utiliza un término en inglés: metabarcoding o código de barras genético masivo, porque nos va a dar información de muchas especies a la vez.

El ADN ambiental también ofrece la ventaja de permitir la detección de especies que son difíciles de observar o capturar mediante métodos tradicionales como la observación directa, las cámaras trampa o las trampas convencionales. Al aplicar esta técnica en diversos puntos geográficos, podemos construir mapas de distribución de especies. Esto reduce considerablemente el esfuerzo que debemos hacer en el campo para detectar esas especies, ya que solo es necesario recolectar una muestra del entorno y analizarla.

En los últimos años, la metodología del ADN ambiental ha tomado gran relevancia mundial por su capacidad de brindar mucha información en un tiempo reducido y, como dijimos, por no ser invasiva, ya que para estudiar la diversidad de organismos no es necesario colectarlos.

Su objetivo es relevar la biodiversidad del canal a lo largo de 10 estaciones distribuidas desde Bahía Saenz Valiente hasta Isla Picton, a lo largo de 120 km aproximadamente. En este caso, monitoreamos las comunidades de mamíferos marinos, peces e invertebrados, buscando establecer una línea de base de la biodiversidad local que nos permitirá a futuro identificar cambios en las comunidades debido a modificaciones de las condiciones del ambiente, ya sean naturales (como cambios debidos a la estacionalidad) o antrópicas (como por ejemplo la contaminación).

En este caso, el proyecto se centra en el estudio de la biodiversidad bentónica de macroinvertebrados (estrellas de mar, erizos, mejillones, entre otros). Exploramos la posibilidad de detección de especies tanto en la columna de agua como en muestras del fondo marino, buscando comprender la dinámica de esta comunidad entre las zonas intermareal y submareal.

El foco está puesto en la detección de mamíferos, tanto nativos como exóticos, asociados a cuerpos de agua dulce (FIGURA 2). La intención es evaluar si, a través de esta metodología, es posible establecer patrones de distribución de estas especies. Esperamos detectar aquellas especies que desarrollan su vida prácticamente en el agua, como el castor y la rata almizclera; aquellas que se asocian muy frecuentemente al agua, como es el caso del visón; u otras que son totalmente terrestres pero se acercan eventualmente, como roedores, guanacos y zorros. En el caso del castor canadiense, se está trabajando con énfasis en la evaluación de la recolonización de las cuencas en donde han sido erradicados, buscando lograr un mecanismo de monitoreo rápido, sencillo y de bajo costo.

En este caso, buscamos a las especies “de a una”. Así, podemos estudiar la presencia de una especie invasora en un río determinado e incluso realizar un monitoreo de la invasión a lo largo del tiempo. Este método ha sido de gran utilidad para detectar especies cuya presencia no era segura, como las lampreas (Geotria macrostoma) o las peladillas (Aplochiton zebra). También se utiliza para realizar el seguimiento de la especie invasora más reciente en la isla: el salmón coho (Oncorynchus kisutch) (FIGURA 2B).

El ADN ambiental es una técnica que en la última década ha tomado mucha popularidad. En los últimos años, en Tierra del Fuego, la hemos ido incorporando como una nueva forma de estudiar la diversidad biológica y de acelerar la obtención de información acerca del estado del ecosistema. Es una herramienta que aún está en desarrollo y que esperamos pueda ser de gran utilidad al momento de tomar decisiones sobre el manejo de los recursos naturales y la mitigación del impacto ambiental generado por el hombre.

  • METABARCODING: término en inglés que hace referencia a la identificación simultánea de secuencias cortas de ADN de múltiples taxones en una misma muestra ambiental.
  • LÍNEA DE BASE: es el estudio de parámetros bióticos y abióticos que describen el ambiente en una región dada.
  • “DETECCIÓN ESPECIE-ESPECÍFICO”: refiere al caso en que el análisis tiene como objetivo la identificación de una única especie en una muestra ambiental.
  • INTERMAREAL: es la zona de la costa marina que se encuentra entre los límites de las mareas baja (bajamar) y alta (pleamar).

ARTÍCULO PRINCIPAL Huellas en el agua: estudio de la biodiversidad fueguina a través del ADN ambiental. Autora principal: Julieta Sánchez. La Lupa No 24, julio 2024, 8-13, 2796-7360.