Tetraselmis sp.

Tetraselmis sp.

Las microalgas del género Tetraselmis son organismos unicelulares fotosintetizadores, reconocidos por sus aplicaciones como alimento vivo en acuicultura. Sus parámetros de crecimiento varían según las condiciones del cultivo (por ejemplo, el medio de cultivo empleado, el fotoperiodo o la salinidad). En la microfotografía observamos un cultivo de Tetraselmis sp., donde se aprecian sus cuatro flagelos (indicados con flechas rojas) y los cloroplastos en su interior, orgánulos verdes que contienen clorofila, el pigmento responsable del color verde intenso de las microalgas.

CIENCIA EN FOCO
Tetraselmis sp. Autores: Eloísa Mariana Giménez y colaboradores. La Lupa Nº 25, diciembre 2024, 22,
2796-7360.

Sentir la turbera

Sentir la turbera

Conocer la turbera a través de los sentidos

Las turberas son un tipo de humedal milenario, muy representativo de Tierra del Fuego. En ellas podemos encontrar diversas formas de expresión de la naturaleza, que podemos apreciar de diferentes maneras. En este artículo, se propone un viaje inmersivo por estos humedales desde una perspectiva sensorial, con el fin de vivir la turbera holísticamente. A través de los cinco sentidos – el oído, el tacto, el gusto, la vista y el olfato– trataremos de capturar la esencia de las turberas fueguinas.

Los sonidos en las turberas

Los humedales son hábitats de aves en todo el planeta, por ello es habitual escuchar su canto, y verlas sobrevolando las turberas o anidando en ellas. Estos sonidos van variando dependiendo de la época del año. En Ushuaia tenemos muchas aves migratorias, que solo escuchamos en primavera y verano, como las bellas bandurrias o los teros. El resto del año podemos observar otras aves como la garza bruja, diucón, cauquenes, caranchos y muchos otros que forman una melodía digna de apreciar y difícil de describir con palabras.

Sentir las turberas con nuestras manos

Las texturas y formas de las turberas, son muy variadas. Podemos encontrar humedad y suavidad en
los musgos predominantes, siendo el más común Sphagnum magellanicum (FIGURA 1), hasta pastos
largos secos o ásperos, algunos cilíndricos como los juncos (Marsippospermum grandiflorum) con los
que los pueblos originarios tejían cestería, o planos como las plantas de Carex. Además, podemos encontrar formas globosas, como manzanitas, o formas dispersas de los líquenes, que nos invitan a descubrir la diversidad de sus expresiones creativas.

Los sabores de la turbera

En las turberas fueguinas hay cinco tipos de “manzanitas”, frutos llamados así por sus formas globosas rojas o rosadas. Las plantas que dan dichas frutas son Myrteola nummularia, Nanodea muscosa, Gaultheria mucronata (chaura), G. pumila y G. antarctica. Por otra parte, tenemos otros frutos también globosos, pero de color morado-púrpura. Ellos son el Berberis microphylla (calafate), Berberis ilicifolia (michay) y Berberis empetrifolia (calafatillo). Todos son comestibles y poseen muchas propiedades
medicinales, por lo que fueron utilizados por los pueblos originarios. También son fuente de alimento para las aves.

Advertir la biodiversidad de la turbera

Observar muy detenidamente las turberas nos permitirá conocer su maravillosa biodiversidad,
tan diminuta y variada. Existen varios tipos de turberas, con multiplicidad de colores y texturas, algunas rojas, otras verdes o amarillas. Dentro de ellas podemos distinguir musgos, hongos, líquenes, árboles enanos o achaparrados, los cuales unidos forman un maravilloso paisaje de humedal fueguino.
Podemos hacer el ejercicio de seleccionar un lugar pequeño en la turbera, por ejemplo, un cuadrado de 30 x 30 cm y observar qué hay con detenimiento. Descubriremos que son muchas las especies que conviven en un espacio tan pequeño (FIGURA 2).

Los olores de la turbera

Las turberas son grandes sumideros de carbono, y contienen en su interior mucha materia orgánica en proceso de descomposición, llamada turba. ¡Algunas pueden superar los diez metros de profundidad! Esta cantidad de materia orgánica nos invita a conocer aromas propios de los humedales en estas latitudes, siendo estos un ecosistema único.
La próxima vez que vayas a una turbera, no te olvides de poner en marcha todos tus sentidos para no perder ningún detalle.

FIGURA 1.
Suave turbera de Sphagnum magellanicum.
FIGURA 2.
En el centro con su rojo llamativo Drosera uniflora junto a Astelia pumila, Donatia fascicularis y Caltha dioneifolia.

BREVES
Sentir la turbera. Autora: Eliana Peralta. La Lupa
Nº 25, diciembre 2024, 14-15, 2796-7360.

Jornadas por el día mundial de los océanos

Jornadas por el día mundial de los océanos

Cada 8 de junio se conmemora el Día Mundial de los Océanos, fecha instaurada en 2009 por la ONU para recordar cuán importantes son para la humanidad estos ambientes. Hace 9 años que el naturalista Adrián
Feldman organiza la celebración en Buenos Aires y le sugirió al organizador local, el fotógrafo subacuático y buzo profesional científico Mariano Rodríguez, que organizara las jornadas en Ushuaia.
Localmente, se celebraron tres ediciones (2022, 2023 y 2024), con exposición de charlas a cargo de especialistas en diferentes temáticas relacionadas al mar y el océano, y proyección de audiovisuales como insumos de debate sobre temas actuales.

FIGURA 1. Logo internacional por el Día Mundial de los Océanos (en inglés) 2024.

La edición 2024 (FIGURA 1), organizada por Argentina Submarina, el Museo del Fin del Mundo, World Oceans Day Argentina y Oceanar seres de agua, se celebró el 6, 7 y 8 de junio en el Museo del Fin del Mundo, el Polo Creativo Ushuaia (Agencia de Innovación, Gob. de T. del Fuego AIAS), y en la Casa de la Cultura (Municipalidad de Ushuaia), con una asistencia de casi 300 personas. El Museo fue sede de actividades para escuelas primarias, en donde las infancias expusieron sus puntos de vista luego de la proyección de cortometrajes sobre basura en el mar, biodiversidad del Mar Argentino y vocaciones científcas (FIGURA 2), además de recorrer dos salas con colecciones biológicas de aves y de invertebrados
del canal Onashaga.


FIGURA 2. Proyección de cortometrajes en el Museo del Fin del Mundo. Foto: Agencia de Innovación,
Gobierno de Tierra del Fuego.

Las actividades para público general se desarrollaron los dos primeros días en el Polo Creativo, y el tercer día en la sala Niní Marshall (Casa de la Cultura). Allí expusieron Walter Ruano y Mariana Duce sobre nado en aguas frías; Diana Méndez sobre sus experiencias como capitana, kayakista, buceadora y pescadora artesanal; Pablo Di Salvatore y Belén Reartes sobre cómo se estudian las poblaciones de centollas y el efecto de su pesca; Augusto Caballero sobre kayakismo; Carla Wichmann sobre el movimiento del Atlanticazo; Ramiro Braga y Eugenia Ra sobre cefalópodosdel pasado y del presente; y Gustavo Lovrich
sobre las intenciones de ciertos sectores políticos de vetar la ley que prohíbe la salmonicultura en el canal Onashaga. También, se proyectaron los documentales “Gardening Marine Forest”, “Blue Whales, el retorno de las gigantes”, “Sonic Sea” y “Península Valdés, cuna de la Patagonia”. El 8 de junio se realizó una limpieza en la playa de Bahía Golondrina, organizada en conjunto con “A limpiar Ushuaia”. Participaron 60 personas pertenecientes a la Armada Argentina y más de 30 voluntarios (FIGURA 3), que se acercaron a recolectar basura. Se juntaron 483 kg de basura, destacándose 14 neumáticos, 3 tachos metálicos de 200 litros y 7 botellas plásticas rellenas con palillos de hisopos.

FIGURA 3. Finalización de la jornada de limpieza en la playa de Bahía Golondrina. Foto: Mariano Rodríguez, Argentina Submarina.


Estas actividades buscan refexionar sobre la importancia de los océanos, fomentar la cultura oceánica y repensar nuestros vínculos con el mar. ¡Los y las esperamos en la próxima edición del Día Mundial de los Océanos 2025! Hicieron posible este evento Hotel Arakur, Hotel Tolkeyen, Reserva Natural Cerro Alarken, Agencia de Innovación de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de Tierra del Fuego y Municipalidad de Ushuaia. Varias organizaciones brindaron su apoyo, para conocerlas visitá la cuenta de Instagram de Mariano Rodríguez: @argentinasubma


BREVES. Jornadas por el Día Mundial de los Océanos. Autores: Cecilia Paula Alonso, Julieta Kaminsky,
Mariano Rodríguez.
La Lupa Nº 24, julio 2024, 42-43, 2796-7360.



¿Grises o verdes?

¿Grises o verdes?

Comparando las castoreras en dos hemisferios

Observando el paisaje fueguino, las castoreras se destacan como manchas grises (FIGURA 1A), donde los árboles están muertos y crece poco en el suelo inundado. En cambio, en el hemisferio norte, las castoreras típicamente son manchas verdes, debido a la vegetación que crece en ellas y a su alrededor.
¿Por qué el impacto es tan distinto en cada ecosistema? La diferencia clave entre las castoreras sudamericanas y norteamericanas es la comunidad vegetal. En Norteamérica, los castores se encuentran en todo tipo de ecosistema, con mucha variedad de plantas. Se alimentan preferentemente de los géneros Populus (álamos) y Salix (sauces). Estos árboles tienen una capacidad impresionante para reproducirse de manera vegetativa, es decir, que pueden crecer y reproducirse después de ser cortados, brotando de un tocón, raíces, o una rama cortada. En Tierra del Fuego (TDF), los bosques están
dominados principalmente por árboles del género Nothofagus, de crecimiento lento, que no resisten la inundación (FIGURA 1B). De las especies aquí encontradas, solo N. antarctica (ñire) puede regenerarse vegetativamente. Sin embargo, su tasa de crecimiento es más baja que las salicáceas (álamos y sauces). Por esto, los bosques de Nothofagus tardan mucho más en recuperarse, en comparación con los bosques de salicáceas que pueden regenerarse y crecer rápidamente. Los árboles muertos por la inundación en Sudamérica les confieren a las castoreras este aspecto más “gris,” mientras que un dique de castor en Norteamérica es tierra viva y verde (FIGURA 2A, 3E).


FIGURA 1. A. Castorera en estancia Rio Apen, donde se observa el “aspecto grisáceo” de los árboles muertos. Foto: Emiliano Arona. B. Árboles muertos en una castorera vieja en el Parque Nacional TDF.

FIGURA 2A. Dique de castor en el parque nacional Yellowstone, EEUU.
Se observa la vegetación creciendo sobre el mismo.
2B. Rana luteiventris, habitante común de las castoreras.
2C. Agelaius
phoeniceus, un ave habitual en los cuerpos de agua en Norteamérica

Los ecosistemas de Norteamérica tuvieron 6 millones de años para evolucionar con el castor de hoy, y millones más con sus antecesores. Por ende, muchas especies se benefician de sus construcciones: son hábitats críticos para diversas comunidades de invertebrados, aves, anfibios, reptiles, peces y mamíferos (FIGURAS 2, 3). En cambio, los castores llevan menos de 100 años en TDF. Sus impactos, en vez de ser una continuación de una trayectoria evolutiva de millones de años, son perturbaciones. Por ejemplo, en su entorno natural, los castores generan diversos microhábitats acuáticos que promueven más diversidad de invertebrados. Pero en TDF, introducen un exceso de materia orgánica al agua, aumentando el alimento para los invertebrados, pero disminuyendo su diversidad por tapar los microhábitats de los que dependen. Este patrón, en el que las castoreras fomentan la dominancia de distintos grupos y cambian la composición de la comunidad, se ve repetido en las aves y especialmente en las plantas, donde sus actividades permiten el establecimiento de especies invasoras o exóticas.

FIGURA 3. A. Animales vistos frecuentemente en castoreras de los parques nacionales Yellowstone y Grand Teton, EEUU.
E. Una castorera en el parque nacional Grand Teton, EEUU, con abundante vegetación herbácea. Por detrás se observan numerosos sauces (Salix spp.).
A. Ganso con juveniles (Branta canadensis).
B. Garza azul (Ardea herodias).
C. Alce con su cría (Alces alces).
D. Nutrias del río (Lontra canadensis).

El caso del castor norteamericano ilustra bien por qué las especies invasoras son tan dañinas: introducen desafíos para que los cuales las comunidades nativas no han coevolucionado y a los que no pueden adaptarse en el corto plazo.


BREVES. ¿Grises o verdes? Comparando las castoreras en dos hemisferios. Autora: Kathryn Davis. La Lupa Nº 24, julio 2024, 36-37, 2796-7360.



Viviendo al límite:

Viviendo al límite:

La amenaza de los incendios en la Interfaz Urbano-Rural

La Interfaz o Interfase Urbano-Rural (IUR) es el área de transición entre los ecosistemas naturales y las zonas urbanas, donde la vegetación se entrelaza con la infraestructura urbana. Esta configuración aumenta significativamente la vulnerabilidad de la población frente a los incendios forestales, especialmente debido a su proximidad a centros urbanos. Representa un punto crítico a la hora de combatir un incendio debido a una mayor exposición humana a sufrir daños en comparación con los incendios en áreas remotas. El crecimiento de asentamientos humanos hacia los bosques y otros ecosistemas incrementa el riesgo de ignición, convirtiendo las zonas de IUR en focos de problemas socio-ambientales, incluyendo incendios, acumulación de basura, fragmentación del hábitat, pérdida de biodiversidad y disputas territoriales. Este ensayo explora cómo la región de Valparaíso en Chile y la región sur de la provincia de Tierra del Fuego e Islas del Atlántico Sur en Argentina enfrentan desafíos
similares en la gestión de incendios forestales debido a su configuración de IUR y a la influencia del cambio climático, subrayando la necesidad de poner énfasis en estas zonas (FIGURA 1). En una provincia donde el uso del fuego es habitual, especialmente asociado a la calefacción a leña en los hogares, es crucial recordar que los incendios forestales impactan negativamente a las comunidades, afectando las economías locales y sectores como el comercio y el turismo. Además, los incendios en ecosistemas naturales causan daños ecológicos a largo plazo al comprometer su capacidad para capturar y almacenar CO2, contribuyendo así al cambio climático.

FIGURA 1. A.Uso de fuego con fines de calefacción en hogares de la interfaz urbano-rural (IUR) de Ushuaia. Foto: M. Claire Aravena.
FIGURA 1. B.Panorámica de la IUR en Valparaiso. Foto: V. Valparaíso (Flickr

CASO DE ESTUDIO: INCENDIO FORESTAL EN LA REGIÓN DE VALPARAÍSO

En febrero de 2024, la región de Valparaíso fue escenario de una tragedia sin precedentes debido a incendios forestales simultáneos que afectaron a las ciudades de Viña del Mar, Valparaíso, Quilpué y Villa
Alemana. Durante tres días, el fuego consumió más de 3.000 hogares, cobró la vida de 130 personas y dejó miles de damnificados. Durante la última década, esta región ha enfrentado frecuentes incendios forestales. La deficiencia en infraestructura de cortafuegos adecuada y la acumulación de desechos en
áreas industriales, urbanas y de interfaz amplificaron el riesgo de ignición y propagación del fuego.

COMPARACIÓN DE PAISAJES: VALPARAÍSO Y TIERRA DEL FUEGO

Comprender el paisaje como una matriz interconectada es fundamental para la gestión del riesgo en regiones donde la población mantiene una estrecha relación con los ecosistemas naturales. Las ciudades
costeras de la región de Valparaíso en Chile y la región sur de Tierra del Fuego en Argentina, aunque separadas por más de 3.500 km, comparten una preocupante similitud: su vulnerabilidad frente a incendios en la IUR (TABLA 1). La comparación entre Valparaíso y Tierra del Fuego (Ushuaia y Tolhuin) destaca la importancia de una gestión integral del riesgo de incendios, que aborde aspectos sociales, económicos y ambientales. La combinación de entornos urbanos y naturales crea un escenario complejo y desafiante para la prevención, control y combate de incendios forestales. Aunquecada región es única, ambas se caracterizan por su configuración montañosa y sus asentamientos humanos en cerros lo que aumente considerablemente el riesgo ante incendios en la IUR. Esto subraya la necesidad de fomentar una cultura de uso responsable del fuego para proteger tanto a las comunidades como a los ecosistemas adyacentes.

TABLA 1.

LECCIONES APRENDIDAS Y ACCIONES FUTURAS

Observar las consecuencias de los incendios en Valparaíso ofrece una oportunidad crucial para concientizar a la población fueguina sobre el uso responsable del fuego. Es esencial implementar medidas efectivas, como la instalación de cortafuegos estratégicos y la mejora de la infraestructura de respuesta. Una adecuada planificación urbana y territorial también reduciría la vulnerabilidad y los riesgos asociados a los incendios en la IUR. Promover programas educativos y fomentar la participación comunitaria son pasos clave para cultivar una cultura de uso responsable del fuego desde temprana edad, fortaleciendo así la capacidad de las comunidades para prevenir y responder eficazmente a emergencias provocadas por incendios en la IUR. Para más información sobre incendios forestales, índice
de riesgos y sitios habilitados para el uso de fuego en la Provincia de TDF, visita: https://prodyambiente.tierradelfuego.gob.ar/indice-riesgo-incendio

ENSAYO. Viviendo al límite: La amenaza de los incendios en la Interfaz Urbano-Rural. Autores: Marie Claire, Aravena Acuña, Matt Ruggirello. La Lupa Nº 24, julio 2024, 44- 45, 2796-7360.