Anillos de crecimiento

Anillos de crecimiento:

una herramienta para estudiar los bosques de lenga

En mi doctorado, estudio cómo los bosques de Nothofagus pumilio (lenga) responden a los desafíos del cambio climático. La resiliencia, que es la capacidad de un ecosistema para mantener sus funciones y cualidades frente a condiciones adversas, es crucial para entender cómo estos bosques sobreviven y se adaptan. En Tierra del Fuego (Argentina), el aumento de las temperaturas y los cambios en las precipitaciones los afectan, poniendo en riesgo su persistencia y productividad.
La lenga es un árbol que demarca anillos de crecimiento en su leño, formándose uno cada año durante la época de crecimiento (primavera-verano), cuando las condiciones climáticas son favorables. Esto permite, a quienes los estudiamos, reconstruir cómo crecieron en diámetro y altura a lo largo de los siglos, ya que pueden vivir hasta 300 años. Este estudio de los anillos, llamado dendrocronología, nos posibilita asociar el crecimiento de los árboles con condiciones climáticas pasadas.

Para realizar nuestro estudio, visitamos tres sitios en bosques productivos de lenga en la provincia (Estancia Pirinaica, y zonas aledañas al lago Chepelmuth y al río Lainez). Aprovechamos los árboles cortados o caídos por el viento (FIGURA 1) y recolectamos muestras de 45 árboles, entre los más altos del bosque, que alcanzan entre 22 y 27 metros de altura. Partiendo de la copa hacia abajo (hasta los 5 metros), medimos, rotulamos y cortamos la rama dominante y más alta del árbol, para llevarla al laboratorio (FIGURA 2).

ada muestra es cuidadosamente etiquetada y organizada, ya que no hacerlo significa que podemos confundir y mezclar ramas. Una vez en el laboratorio, montamos las ramas para replicar la posición en la que crecían en el árbol (FIGURA 3). Cada tres centímetros se rotulan y trozan (FIGURA 4), y luego, bajo la lupa, se cuentan los anillos de crecimiento (FIGURA 5). ¡Algunas veces los anillos son tan diminutos que me toma varios minutos encontrarlos! (FIGURA 6). Una vez contados los anillos de todos los trozos, con computadora y planillas de cálculo se procesan los datos para obtener las curvas de crecimiento de cada uno de los árboles. Esto permite ver cuánto creció cada año y cómo se relaciona con el clima (temperatura y precipitaciones) y su variación, en este caso para los años entre 1970 y 2022.

FIGURA 1.
Árboles muy viejos de lenga volteados con fines
productivos. Foto: Juan Manuel Cellini.
FIGURA 2.
De los árboles volteados, se miden las ramas de las
copas.
FIGURA 3.
Rama presentada en mesada, copiando la forma en que crecían en sus copas.
FIGURA 4.
Trozado de la rama; mediante los cortes se descubren los anillos de crecimiento.
FIGURA 5.
Visualización de los anillos de crecimiento para su conteo, visto a través de lupa.
FIGURA 6.
Anillos de crecimiento a escala, para denotar su pequeño tamaño, vistos a través de lupa. ¡Los de abajo son casi imperceptibles!

El cambio climático nos plantea desafíos constantes y entender cómo afecta a nuestros bosques nos da pistas sobre sus impactos y cómo podríamos adaptarnos. Al conocer estas dinámicas, podemos planificar medidas de conservación y manejo forestal que ayuden a preservar estos ecosistemas únicos.

DIARIO DE LABORATORIO
Anillos de crecimiento: una herramienta para estudiar los bosques de lenga. Autor: Julian Rodríguez
Souilla
. La Lupa Nº 25, diciembre 2024, 32-33, 2796-7360.

Voces desde el fin del mundo

Voces desde el fin del mundo:

Divulgando la historia antártica argentina

Desde el descubrimiento del continente antártico, la región sur de América, en particular Ushuaia, ha ganado relevancia en los viajes de exploración hacia la Antártida. En diciembre de 1897, Adrien de Gerlache, al liderar la primera expedición científica al continente blanco, utilizó el puerto de Ushuaia como punto de partida, consolidando a esta ciudad como la puerta de entrada a la Antártida. A lo largo de la historia, Argentina ha desempeñado un papel fundamental en la exploración y presencia constante en la región, con figuras claves como José María Sobral, Gustavo Giro Tapper, Hernán Pujato, quienes han dejado una huella imborrable en la historia antártica.

PORTADA.
La Base Brown es una de las bases de investigación científica argentinas ubicada en la Península Antártica.

En la actualidad, el rol de la Argentina en la protección y difusión de los valores asociados al continente blanco ha evolucionado, particularmente a través de la formación de divulgadores de la historia antártica argentina. Los guías de expedición, a bordo de cruceros turísticos, se han convertido en actores clave para transmitir esta rica herencia.

Esta labor, antes reservada para científicos y divulgadores internacionales, ahora se abre a guías locales, quienes juegan un papel crucial en la revalorización de la historia antártica argentina. Los graduados en turismo de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (UNTDF) reciben una formación integral profundizando en la temática antártica mediante investigación, participación en congresos y charlas, entre otras actividades académicas. Esto los vuelve destacados guías de expedición que divulgan la relevancia de la presencia argentina en la Antártida e islas del Atlántico Sur (FIGURA 1). Poco se conoce sobre las hazañas de los loberos del Río de la Plata y figuras como José María Sobral, primer científico argentino en invernar en Antártida (1901-1903), o Julián Irízar, quien al mando de la corbeta ARA Uruguay rescató en 1903 a la expedición de Nordenskjöld. Desde 1904, Argentina ha mantenido una presencia ininterrumpida en las Islas Orcadas del Sur, fundando el Instituto Antártico Argentino en 1951
y ofreciendo rescates y apoyo logístico a expediciones de todo el mundo. A menudo, la historia local queda opacada porque se destacan principalmente los relatos de exploradores de otras nacionalidades, como Shackleton (irlandés), Scott (inglés) y Amundsen (noruego), entre otros.

FIGURA 1.
Caminata sobre hielo marino.

Aprovechando el turismo antártico, los guías ejercen una forma sutil de soberanía al divulgar la presencia y el aporte de Argentina en la región, reforzando su liderazgo y compromiso en la protección del continente.
Con el crecimiento del turismo antártico en la última década, la demanda de guías locales capacitados aumentará, y Ushuaia tiene el potencial de ser un referente en la formación de profesionales especializados. Uno de los primeros pasos ya se dio con la creación de la Maestría en Estudios Antárticos de la UNTDF.

BREVES
Voces desde el fin del mundo: divulgando la historia antártica argentina. Autores: Florencia Torti y Marcos Sperr. La Lupa Nº 25, diciembre 2024, 30-31, 2796-7360.

¿A qué se considera Patrimonio Documental Bibliográfico?

¿A qué se considera Patrimonio Documental Bibliográfico?

FIGURA 1.
Portada autografiada del libro Del ímpetu Dichoso- José María Castiñeira de Dios. Ejemplar
perteneciente a la Biblioteca Popular Sarmiento. Fue donado y dedicado por el autor a la institución en 1948.

EL PATRIMONIO DOCUMENTAL BIBLIOGRÁFICO SEGÚN SUS CARACTERÍSTICAS EXTERNAS EN TIERRA DEL FUEGO AEIAS

Usualmente al término patrimonio documental bibliográfico se lo relaciona sólo con los fondos antiguos de las colecciones. Pero su concepto abarca mucho más que las edades de los materiales.
El patrimonio documental bibliográfico está constituido por todos aquellos documentos que tienen valor histórico, artístico, científico, literario y cultural de una provincia, nación o del mundo.
Dentro de estos documentos se pueden encontrar manuscritos, libros, revistas, periódicos, folletos, fotos, mapas, sellos postales, grabados,entre otros.
En este sentido, no solo documentos antiguos cobran relevancia patrimonial, sino cualquier otro que acredite la identidad, cultura e historia de un lugar. Algunos autores consideran que el patrimonio documental bibliográfico se puede clasificar en tres grandes grupos según su antigüedad y sus características externas (inherentes al contexto) e internas (inherentes al documento).

CLASIFICACIÓN DE PATRIMONIO DOCUMENTAL BIBLIOGRÁFICO SEGÚN
SUS CARACTERÍSTICAS EXTERNAS EN TIERRA DEL FUEGO

Las características externas del patrimonio documental bibliográfico están dadas por el contexto social y cultural de la institución que toma en cuenta el folclore, tradiciones y actividades artesanales, obras de autores y creadores de la región en distintos campos (literatura, música, pintura), información sobre autores y creadores locales, regionales y nacionales, o de otras regiones que
hayan influenciado el desarrollo social o cultural del municipio, la región o el país; e información sobre aspectos políticos y económicos que marcaron la comunidad.

Dentro de las características externas, se puede clasificar al patrimonio por su espacio-territorialidad, que implican a todos aquellos documentos que responden al material donde tuvo su origen, importancia para la región; el lugar de creación es un atributo clave, pues aporta información fundamental sobre y de la localidad. Y, el valor simbólico o personas de la región que son documentos con determinadas características como: dedicados por su autor (FIGURA 1); anotaciones de personas célebres: ex libris o sello famoso, ya sea de alguna personalidad notable o de una biblioteca importante.

VALOR SIMBÓLICO O PERSONAS DE LA REGIÓN

Dentro de esta clasificación, y como ejemplo, se encontró en Tierra del Fuego la segunda edición de la obra literaria perteneciente al autor fueguino y ex director de la Biblioteca Nacional Argentina “Mariano Moreno”, José María Castiñeira de Dios, Del Ímpetu Dichoso (1944, FIGURA 2). Fue donada y dedicada por él, a la Biblioteca Popular Domingo Faustino Sarmiento de la ciudad de Ushuaia en 1948.

•ESPACIO-TERRITORIALIDAD

Esta clasificación responde a toda clase de documentos que cobren importancia histórica o cultural para la región o localidad en que tuvo su origen. Se halló en el Museo de la Ciudad perteneciente a la Municipalidad de Ushuaia la “Primera Sesión de la Honorable Convención Constituyente” (1991, FIGURA 3 y 4), escrito que se
encontraba en el libro de visitantes de la Escuela N° 1 Domingo Faustino Sarmiento.


A modo de conclusión de este artículo, al Patrimonio Documental Bibliográfico no solo se lo valora según la antigüedad del documento, sino también por otros factores relacionados con la
historia y la cultura de su origen. Es necesaria la toma de conciencia sobre la valoración documental; y a su vez generar planes de acción
en cuanto a capacitación de reconocimiento de documentos patrimoniales, conservación preventiva de colecciones y preservación digital.

FIGURA 2.
Tapa del Libro “Del Imputo Dichoso”. Segunda edición, abril
de 1944. Patrimonio Documental Bibliográfico según su factor
externo: persona de la región.
FIGURA 3.
Acta de la “Primera Sesión de la Honorable Convención Constituyente” (1991). Insólito
hallazgo ya que se encuentra en el libro Libro de Visitantes” de la Escuela Número 1 Domingo Faustino Sarmiento. Ejemplar
perteneciente al Museo Municipal de la Ciudad de Ushuaia.
FIGURA 4.
Firmas del acta de la Primera Sesión de la Convención Constituyente del día 7 de enero de 1991.

BREVES
El patrimonio documental bibliográfico según sus características externas en Tierra del Fuego
AeIAS. ¿A qué se considera Patrimonio Documental Bibliográfico? Autora: Romina Birari. La Lupa Nº 25,
diciembre 2024, 28-29, 2796-7360.

La toponimia de Ushuaia

Una historia en desarrollo.

Para cualquiera que llegue a Ushuaia, sería imposible no sorprenderse con su paisaje: la combinación única del mar y las montañas, el canal que une el océano Atlántico con el Pacífico, la cumbre redondeada del monte Susana al oeste y los bosques que rodean la base de la cordillera hasta llegar al pico del monte Olivia en el otro extremo de la ciudad. La formación de este paisaje es una historia larga, pero una más reciente es la de cómo cada elemento llegó a ser reconocido por el nombre que tiene actualmente.

La toponimia es el estudio del origen y significado de los nombres propios de un lugar. A partir de un topónimo, se puede interpretar qué pensaba la gente de su entorno, cómo interactuaban con éste, y qué eventos y personajes fueron destacados en su cultura. Entonces, la toponimia de un lugar es reflejo también de su comunidad. Por lo tanto, muchas veces se pueden superponer los nombres de un mismo elemento del paisaje, en función de quién lo nombró. Este choque de culturas puede resultar en la selección de un nombre por encima del otro, reflejando el poder sociopolítico del momento (ver Breve página 36). Así, entendemos que la toponimia es un fenómeno que sigue desarrollándose con cada grupo de personas que llega a conocer un entorno e interactuar con la historia dejado por el anterior.

Actualmente, Ushuaia—con referencia a la bahía y a la ciudad—es uno de los pocos topónimos originarios que queda reconocido oficialmente en Argentina. Éste, junto con Lapataia, vienen del yagán/yámana, el idioma más austral del mundo. Sigue siendo conservado por su comunidad, y también fue bien documentado por el misionero inglés Thomas Bridges, quien armó su Yámana – English Dictionary (Diccionario yámana – inglés) mientras aprendía el idioma, con más de 30.000 entradas (FIGURA 1). Así, sabemos que la terminación de Ushuaia (-wāia) significa “bahía,” tal como Lapataia. “Ushu” ha sido interpretado de muchas maneras, pero según Bridges, lo podemos entender como “bahía que penetra hacia el oeste” (FIGURA 2). De una manera similar, la terminación de Onashaga (-ašaga) indica que hablamos de un canal, en este caso del denominado canal Beagle.

FIGURA 1. Entradas en el Diccionario yámana – inglés de Thomas Bridges. Foto: Museo del Fin del Mundo.
FIGURA 2. “Ushuaia” significa “bahía que penetra hacia el oeste” en yagán. Foto: Elliote Muir.
FIGURA 3. Una vista otoñal desde el oeste de la ciudad hacia el glaciar Martial, que se ve al fondo. Foto: Alex Smilor

El nombre “Ushuaia” apareció escrito por primera vez en 1869 por la Sociedad Misionera Sudamericana en Inglaterra. En las traducciones de los misioneros se puede ver la incertidumbre en cuanto a cómo escribir el nombre en inglés de una manera que correspondiera a la pronunciación yagán: Oshovia, Ouchouaya, Usciuuaia, y Wsohaia, entre otros, fueron alternativas a la forma finalmente utilizada. En este ejemplo vemos cómo la toponimia está influenciada por la interpretación de quienes tienen el privilegio y poder para crear las fuentes escritas que usamos.

Desde el diccionario de Bridges hasta un mapa reciente creado por Victor Vargas para su libro Mi Sangre Yagán, entendemos que la toponimia yagán se basa principalmente en topónimos que corresponden a cuerpos de agua (hidrónimos). Esto refleja la particularidad del pueblo y su relación con el agua como medio de vida. Mientras los más de setenta hidrónimos yaganes en el mapa de Vargas ilustran la profundidad de la relación que tenían con los recursos y las características del Onashaga, no existen tantos topónimos para las montañas que existen a su lado. Como no tenían tanto valor cultural, la sola palabra “tulara” fue suficiente para hacer referencia general a las montañas.

Con la llegada de los exploradores y misioneros europeos, la toponimia de Ushuaia se complicó, reflejando la mezcla de culturas e ideologías que constituyeron el lugar. Los europeos pusieron nombres con referencia a sus culturas y religiones y, en muchos casos, a ellos mismos y los viajes que habían realizado para llegar a este lugar tan lejano. En 1830, el capitán Robert Fitz Roy puso el nombre “Beagle” al Onashaga por la embarcación que comandaba cuando encontró el canal.
Las montañas icónicas del paisaje recibieron nombres de exploradores, misioneros y gobernadores argentinos (FIGURA 3). En este caso, como la cultura yagán no se identificaba tanto con las montañas, había menos superposición de topónimos. Pero en otros casos, hemos perdido el conocimiento de nombres que nos cuenten de la historia, cultura, e idioma de los pueblos originarios de Ushuaia.

Ciento cincuenta años después del inicio de esta mezcla de culturas, la toponimia de Ushuaia sigue cambiando para reflejar el espíritu del tiempo y los valores de su comunidad actual. Por ejemplo, un mapa de 1897 hace referencia al Ventisquero de la Misión, que ahora se conoce como glaciar Martial (FIGURA 4). En 2008, el Parque Nacional Tierra del Fuego reconoció oficialmente el nombre yagán Acigami para el lago que había llevado el nombre de Roca (por el general Julio A. Roca); sin embargo, en junio de 2024 fue cambiado nuevamente a lago Roca. Casi 200 años después de que Fitz Roy puso el nombre Beagle al canal, varios artículos científicos ahora refieren a su sitio de estudio como el Onashaga para respetar y emplear el nombre originario. Existen esfuerzos importantes para reconocer oficialmente a los topónimos yaganes, pero el proceso suele ser largo y burocrático. Todos estos cambios contribuyen al desarrollo constante de la toponimia, la cual depende tanto de los coloquialismos y las historias contadas de boca en boca, como de los decretos gubernamentales. Entendemos que la toponimia es y siempre ha sido un acto político, donde los nombres son un reflejo y un instrumento del poder. Las decisiones que tomamos en cuanto a esto muestran la interpretación que tenemos de nuestra realidad sociopolítica y son una manera de contribuir al entendimiento compartido que tenemos de nuestro paisaje y la historia de la gente que vivió y sigue viviendo allí.

LA TOPONIMIA POLÉMICA
¿Sabías qué el cerro Cinco Hermanos antes se conocía como el cerro Siete Hermanos, aunque solo tiene cinco picos? Ahora que se conoce como Cinco Hermanos, la leyenda dice que los otros dos picos se cayeron en algún momento en los últimos 150 años. ¡Seguro que lo habríamos notado! Más allá de esto, la explicación sobre los Cinco Hermanos que hace referencia a los hijos de Thomas Bridges tampoco puede ser correcta, ¡ya que él tenía seis! (FIGURA 5).

¡Hay varias explicaciones comunes de por qué el monte Olivia se llama así! Una nos dice que fue nombrado por la mujer de un gobernador de las Malvinas. Otra nos cuenta que “Olivia” viene
de la palabra yagán “Olivaia,” la terminación de “aia” haciendo referencia a la bahía en la base de
la montaña. Finalmente, la más aceptada es que “Olivia” es la palabra yagán para “punta de arpón,” lo cual hace referencia a su forma (FIGURA 5).

FIGURA 4. En un mapa de 1897, podemos ver que el glaciar Martial se conocía como el Ventisquero de la Misión y el cerro Cinco Hermanos fue conocido como Siete Hermanos. Foto: Museo del Fin del Mundo
FIGURA 5. El monte Olivia (izquierda) y el cerro Cinco Hermanos (derecha) son dos de los elementos más notables del paisaje de Ushuaia. Foto: Alex Smilor.
FIGURA 6. El monte Susana (izquierda) queda al oeste de la ciudad de Ushuaia, pero el origen de su nombre sigue siendo un misterio. Foto: Alex Smilor.

¿Por qué se llama monte Susana?

Preguntamos a la comunidad lupera…

(FIGURA 6)

Se dice que el monte Susana fue nombrado por
la esposa de un gobernador de la ciudad, pero El
Romancero del Topónimo Fueguino nos informa
que ninguna se llamaba así. Entonces, ¿cuáles
otras explicaciones hay? La comunidad lupera
nos dió varias:
“Cuando llegué a Ushuaia una guía me contó que
Susana era la novia de Pipo, un preso que murió
ahogado en el río (que ahora lleva su nombre)
tratando de escapar, que fue nombrado así para
que siempre estén juntos.” – @irinatozzolailustra
“Tengo entendido que Susana fue una mujer
hermosa que vivía en Ushuaia, que era la aman-
te de varios marineros que llegaban al puerto y
como su casa quedaba en dirección del monte y
retirada del puerto, se tomó como referencia su
nombre para decir que era lejos: “cerca de lo de
Susana,” “por donde está la Susana” y señalaban
hacia la montaña. Y desde allí le quedó el nombre
al monte.” – @anacarolina.gutierrez M

LECTURA SUGERIDA
  • Ushuaia 1884-1984: cien años de una ciudad Argentina. Canclini, A. (Ed.). (1984).
  • Mi Sangre Yagán. Vargas Filgueira, V. (2021)(Edición Chilena).
  • Toponimia del extremo oriental de la isla grande de Tierra del Fuego: un relato de su historia a través de sus nombres. Torres
    Carbonell, P.J. (2024).

ELLIOTE MUIR

MIDDLEBURY COLLEGE | SIT USHUAIA
emuir@middlebury.edu

Cauquén común

CAUQUÉN COMÚN

(Chloephaga picta)

Cauquén común (Chloephaga picta)

El cauquén común es una especie residente de la provincia de Tierra del Fuego. Se reproducen en los meses de verano y luego parte de sus poblaciones migran al norte, hasta las provincias de La Pampa y Buenos Aires.
Es un ave que presenta un dimorfismo sexual marcado, por lo que podemos diferenciar a la hembra y al macho fácilmente. La hembra tiene cabeza y cuello de color marrón a diferencia del macho que es de color blanco.

ILUSTRACIÓN CIENTÍFICA

Cauquén común (Chloephaga picta). Ilustradora: Amira Salom. La Lupa
Nº 25, diciembre 2024, 27, 2796-7360.

Tetraselmis sp.

Tetraselmis sp.

Las microalgas del género Tetraselmis son organismos unicelulares fotosintetizadores, reconocidos por sus aplicaciones como alimento vivo en acuicultura. Sus parámetros de crecimiento varían según las condiciones del cultivo (por ejemplo, el medio de cultivo empleado, el fotoperiodo o la salinidad). En la microfotografía observamos un cultivo de Tetraselmis sp., donde se aprecian sus cuatro flagelos (indicados con flechas rojas) y los cloroplastos en su interior, orgánulos verdes que contienen clorofila, el pigmento responsable del color verde intenso de las microalgas.

CIENCIA EN FOCO
Tetraselmis sp. Autores: Eloísa Mariana Giménez y colaboradores. La Lupa Nº 25, diciembre 2024, 22,
2796-7360.

Sentir la turbera

Sentir la turbera

Conocer la turbera a través de los sentidos

Las turberas son un tipo de humedal milenario, muy representativo de Tierra del Fuego. En ellas podemos encontrar diversas formas de expresión de la naturaleza, que podemos apreciar de diferentes maneras. En este artículo, se propone un viaje inmersivo por estos humedales desde una perspectiva sensorial, con el fin de vivir la turbera holísticamente. A través de los cinco sentidos – el oído, el tacto, el gusto, la vista y el olfato– trataremos de capturar la esencia de las turberas fueguinas.

Los sonidos en las turberas

Los humedales son hábitats de aves en todo el planeta, por ello es habitual escuchar su canto, y verlas sobrevolando las turberas o anidando en ellas. Estos sonidos van variando dependiendo de la época del año. En Ushuaia tenemos muchas aves migratorias, que solo escuchamos en primavera y verano, como las bellas bandurrias o los teros. El resto del año podemos observar otras aves como la garza bruja, diucón, cauquenes, caranchos y muchos otros que forman una melodía digna de apreciar y difícil de describir con palabras.

Sentir las turberas con nuestras manos

Las texturas y formas de las turberas, son muy variadas. Podemos encontrar humedad y suavidad en
los musgos predominantes, siendo el más común Sphagnum magellanicum (FIGURA 1), hasta pastos
largos secos o ásperos, algunos cilíndricos como los juncos (Marsippospermum grandiflorum) con los
que los pueblos originarios tejían cestería, o planos como las plantas de Carex. Además, podemos encontrar formas globosas, como manzanitas, o formas dispersas de los líquenes, que nos invitan a descubrir la diversidad de sus expresiones creativas.

Los sabores de la turbera

En las turberas fueguinas hay cinco tipos de “manzanitas”, frutos llamados así por sus formas globosas rojas o rosadas. Las plantas que dan dichas frutas son Myrteola nummularia, Nanodea muscosa, Gaultheria mucronata (chaura), G. pumila y G. antarctica. Por otra parte, tenemos otros frutos también globosos, pero de color morado-púrpura. Ellos son el Berberis microphylla (calafate), Berberis ilicifolia (michay) y Berberis empetrifolia (calafatillo). Todos son comestibles y poseen muchas propiedades
medicinales, por lo que fueron utilizados por los pueblos originarios. También son fuente de alimento para las aves.

Advertir la biodiversidad de la turbera

Observar muy detenidamente las turberas nos permitirá conocer su maravillosa biodiversidad,
tan diminuta y variada. Existen varios tipos de turberas, con multiplicidad de colores y texturas, algunas rojas, otras verdes o amarillas. Dentro de ellas podemos distinguir musgos, hongos, líquenes, árboles enanos o achaparrados, los cuales unidos forman un maravilloso paisaje de humedal fueguino.
Podemos hacer el ejercicio de seleccionar un lugar pequeño en la turbera, por ejemplo, un cuadrado de 30 x 30 cm y observar qué hay con detenimiento. Descubriremos que son muchas las especies que conviven en un espacio tan pequeño (FIGURA 2).

Los olores de la turbera

Las turberas son grandes sumideros de carbono, y contienen en su interior mucha materia orgánica en proceso de descomposición, llamada turba. ¡Algunas pueden superar los diez metros de profundidad! Esta cantidad de materia orgánica nos invita a conocer aromas propios de los humedales en estas latitudes, siendo estos un ecosistema único.
La próxima vez que vayas a una turbera, no te olvides de poner en marcha todos tus sentidos para no perder ningún detalle.

FIGURA 1.
Suave turbera de Sphagnum magellanicum.
FIGURA 2.
En el centro con su rojo llamativo Drosera uniflora junto a Astelia pumila, Donatia fascicularis y Caltha dioneifolia.

BREVES
Sentir la turbera. Autora: Eliana Peralta. La Lupa
Nº 25, diciembre 2024, 14-15, 2796-7360.

Jornadas por el día mundial de los océanos

Jornadas por el día mundial de los océanos

Cada 8 de junio se conmemora el Día Mundial de los Océanos, fecha instaurada en 2009 por la ONU para recordar cuán importantes son para la humanidad estos ambientes. Hace 9 años que el naturalista Adrián
Feldman organiza la celebración en Buenos Aires y le sugirió al organizador local, el fotógrafo subacuático y buzo profesional científico Mariano Rodríguez, que organizara las jornadas en Ushuaia.
Localmente, se celebraron tres ediciones (2022, 2023 y 2024), con exposición de charlas a cargo de especialistas en diferentes temáticas relacionadas al mar y el océano, y proyección de audiovisuales como insumos de debate sobre temas actuales.

FIGURA 1. Logo internacional por el Día Mundial de los Océanos (en inglés) 2024.

La edición 2024 (FIGURA 1), organizada por Argentina Submarina, el Museo del Fin del Mundo, World Oceans Day Argentina y Oceanar seres de agua, se celebró el 6, 7 y 8 de junio en el Museo del Fin del Mundo, el Polo Creativo Ushuaia (Agencia de Innovación, Gob. de T. del Fuego AIAS), y en la Casa de la Cultura (Municipalidad de Ushuaia), con una asistencia de casi 300 personas. El Museo fue sede de actividades para escuelas primarias, en donde las infancias expusieron sus puntos de vista luego de la proyección de cortometrajes sobre basura en el mar, biodiversidad del Mar Argentino y vocaciones científcas (FIGURA 2), además de recorrer dos salas con colecciones biológicas de aves y de invertebrados
del canal Onashaga.


FIGURA 2. Proyección de cortometrajes en el Museo del Fin del Mundo. Foto: Agencia de Innovación,
Gobierno de Tierra del Fuego.

Las actividades para público general se desarrollaron los dos primeros días en el Polo Creativo, y el tercer día en la sala Niní Marshall (Casa de la Cultura). Allí expusieron Walter Ruano y Mariana Duce sobre nado en aguas frías; Diana Méndez sobre sus experiencias como capitana, kayakista, buceadora y pescadora artesanal; Pablo Di Salvatore y Belén Reartes sobre cómo se estudian las poblaciones de centollas y el efecto de su pesca; Augusto Caballero sobre kayakismo; Carla Wichmann sobre el movimiento del Atlanticazo; Ramiro Braga y Eugenia Ra sobre cefalópodosdel pasado y del presente; y Gustavo Lovrich
sobre las intenciones de ciertos sectores políticos de vetar la ley que prohíbe la salmonicultura en el canal Onashaga. También, se proyectaron los documentales “Gardening Marine Forest”, “Blue Whales, el retorno de las gigantes”, “Sonic Sea” y “Península Valdés, cuna de la Patagonia”. El 8 de junio se realizó una limpieza en la playa de Bahía Golondrina, organizada en conjunto con “A limpiar Ushuaia”. Participaron 60 personas pertenecientes a la Armada Argentina y más de 30 voluntarios (FIGURA 3), que se acercaron a recolectar basura. Se juntaron 483 kg de basura, destacándose 14 neumáticos, 3 tachos metálicos de 200 litros y 7 botellas plásticas rellenas con palillos de hisopos.

FIGURA 3. Finalización de la jornada de limpieza en la playa de Bahía Golondrina. Foto: Mariano Rodríguez, Argentina Submarina.


Estas actividades buscan refexionar sobre la importancia de los océanos, fomentar la cultura oceánica y repensar nuestros vínculos con el mar. ¡Los y las esperamos en la próxima edición del Día Mundial de los Océanos 2025! Hicieron posible este evento Hotel Arakur, Hotel Tolkeyen, Reserva Natural Cerro Alarken, Agencia de Innovación de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de Tierra del Fuego y Municipalidad de Ushuaia. Varias organizaciones brindaron su apoyo, para conocerlas visitá la cuenta de Instagram de Mariano Rodríguez: @argentinasubma


BREVES. Jornadas por el Día Mundial de los Océanos. Autores: Cecilia Paula Alonso, Julieta Kaminsky,
Mariano Rodríguez.
La Lupa Nº 24, julio 2024, 42-43, 2796-7360.



¿Grises o verdes?

¿Grises o verdes?

Comparando las castoreras en dos hemisferios

Observando el paisaje fueguino, las castoreras se destacan como manchas grises (FIGURA 1A), donde los árboles están muertos y crece poco en el suelo inundado. En cambio, en el hemisferio norte, las castoreras típicamente son manchas verdes, debido a la vegetación que crece en ellas y a su alrededor.
¿Por qué el impacto es tan distinto en cada ecosistema? La diferencia clave entre las castoreras sudamericanas y norteamericanas es la comunidad vegetal. En Norteamérica, los castores se encuentran en todo tipo de ecosistema, con mucha variedad de plantas. Se alimentan preferentemente de los géneros Populus (álamos) y Salix (sauces). Estos árboles tienen una capacidad impresionante para reproducirse de manera vegetativa, es decir, que pueden crecer y reproducirse después de ser cortados, brotando de un tocón, raíces, o una rama cortada. En Tierra del Fuego (TDF), los bosques están
dominados principalmente por árboles del género Nothofagus, de crecimiento lento, que no resisten la inundación (FIGURA 1B). De las especies aquí encontradas, solo N. antarctica (ñire) puede regenerarse vegetativamente. Sin embargo, su tasa de crecimiento es más baja que las salicáceas (álamos y sauces). Por esto, los bosques de Nothofagus tardan mucho más en recuperarse, en comparación con los bosques de salicáceas que pueden regenerarse y crecer rápidamente. Los árboles muertos por la inundación en Sudamérica les confieren a las castoreras este aspecto más “gris,” mientras que un dique de castor en Norteamérica es tierra viva y verde (FIGURA 2A, 3E).


FIGURA 1. A. Castorera en estancia Rio Apen, donde se observa el “aspecto grisáceo” de los árboles muertos. Foto: Emiliano Arona. B. Árboles muertos en una castorera vieja en el Parque Nacional TDF.

FIGURA 2A. Dique de castor en el parque nacional Yellowstone, EEUU.
Se observa la vegetación creciendo sobre el mismo.
2B. Rana luteiventris, habitante común de las castoreras.
2C. Agelaius
phoeniceus, un ave habitual en los cuerpos de agua en Norteamérica

Los ecosistemas de Norteamérica tuvieron 6 millones de años para evolucionar con el castor de hoy, y millones más con sus antecesores. Por ende, muchas especies se benefician de sus construcciones: son hábitats críticos para diversas comunidades de invertebrados, aves, anfibios, reptiles, peces y mamíferos (FIGURAS 2, 3). En cambio, los castores llevan menos de 100 años en TDF. Sus impactos, en vez de ser una continuación de una trayectoria evolutiva de millones de años, son perturbaciones. Por ejemplo, en su entorno natural, los castores generan diversos microhábitats acuáticos que promueven más diversidad de invertebrados. Pero en TDF, introducen un exceso de materia orgánica al agua, aumentando el alimento para los invertebrados, pero disminuyendo su diversidad por tapar los microhábitats de los que dependen. Este patrón, en el que las castoreras fomentan la dominancia de distintos grupos y cambian la composición de la comunidad, se ve repetido en las aves y especialmente en las plantas, donde sus actividades permiten el establecimiento de especies invasoras o exóticas.

FIGURA 3. A. Animales vistos frecuentemente en castoreras de los parques nacionales Yellowstone y Grand Teton, EEUU.
E. Una castorera en el parque nacional Grand Teton, EEUU, con abundante vegetación herbácea. Por detrás se observan numerosos sauces (Salix spp.).
A. Ganso con juveniles (Branta canadensis).
B. Garza azul (Ardea herodias).
C. Alce con su cría (Alces alces).
D. Nutrias del río (Lontra canadensis).

El caso del castor norteamericano ilustra bien por qué las especies invasoras son tan dañinas: introducen desafíos para que los cuales las comunidades nativas no han coevolucionado y a los que no pueden adaptarse en el corto plazo.


BREVES. ¿Grises o verdes? Comparando las castoreras en dos hemisferios. Autora: Kathryn Davis. La Lupa Nº 24, julio 2024, 36-37, 2796-7360.