Algunos hechos históricos del Parque Nacional Tierra del Fuego
HUELLAS DE LA INTERVENCIÓN HUMANA EN UN PAISAJE EXTREMO
El PNTF no solo se destaca por su biodiversidad y paisajes imponentes, sino también por su historia social. Desde los trabajos forzados de los presos del antiguo penal de Ushuaia hasta la creación del parque en 1960, este lugar encapsula la interacción entre el humano y la naturaleza en uno de los entornos más remotos del planeta. Este artículo explora tres aspectos clave de su historia: los tocones como testimonio del trabajo de los presos, la inauguración del PNTF y la Mina Beatriz, un legado minero que refleja los intentos de explotación de recursos en la región.
El Parque Nacional Tierra del Fuego (PNTF), muchos años antes de su inauguración, fue testigo del trabajo forzado de los presos del penal de Ushuaia. A principios del siglo XX, Ushuaia albergó una de las cárceles más australes del mundo, conocida como el Presidio de Ushuaia. Los reclusos eran enviados a esta remota región para cumplir sus penas y, al mismo tiempo, contribuir al desarrollo de la colonia mediante diferentes labores.
LOS TOCONES
El Parque Nacional Tierra del Fuego (PNTF), muchos años antes de su inauguración, fue testigo del trabajo forzado de los presos del penal de Ushuaia. A principios del siglo XX, Ushuaia albergó una de las cárceles más australes del mundo, conocida como el Presidio de Ushuaia. Los reclusos eran enviados a esta remota región para cumplir sus penas y, al mismo tiempo, contribuir al desarrollo de la colonia mediante diferentes labores.
El Presidio de Ushuaia fue inaugurado en 1902 y funcionó hasta 1947. Durante este período, los presos fueron utilizados como mano de obra para diversas tareas, desde la construcción de infraestructura hasta la explotación de recursos naturales. Entre las labores más destacadas se encontraba la tala de árboles, principalmente lengas y coihues, para obtener madera que se utilizaba tanto para la construcción como para calefacción en el frío clima fueguino.
Los presos eran trasladados desde el penal hasta los bosques que hoy forman parte del parque, utilizando el “Tren de los Presos” (PORTADA), también conocido como el “Tren del Fin del Mundo“. La tala de árboles, si bien se desarrolló a lo largo de los 25 km del ferrocarril, tuvo más impacto en el monte Susana y en el cañadón del Toro; extendiéndose hasta la cascada del río Pipo.
Una vez en la zona boscosa seleccionada para la tala, muchos reclusos se instalaban en campamentos provisorios donde, los de buena conducta, que se ganaban la confianza de los guardias, podían pasar las noches allí; los otros volvían al presidio cada día al atardecer.
Los campamentos cambiaban de lugar a medida que avanzaba la explotación del bosque. Penados y guardias permanecían en los mismos por meses. Durante el día, se dedicaban a cortar árboles con hachas y sierras (FIGURA 1).

de uno de los campamentos temporales del parque.
Los campamentos más conocidos fueron Leñadores del monte Susana, a 10 km de la cárcel; y El Turbal, a 14 km del presidio, en la zona del Cañadón del Toro. Este último funcionó como destacamento policial tras el cierre del presidio.
Uno de los elementos más intrigantes y evocadores del parque son los restos de los árboles cortados: los tocones (FIGURA 2). Los mismos no solo son un testimonio de la actividad humana en la región, sino también guardan una profunda conexión con la historia de los convictos que habitaron la antigua cárcel de Ushuaia. A través de estos restos, es posible reconstruir parte de la vida y las condiciones de trabajo de quienes fueron enviados al confín del mundo.
Hoy en día, los tocones son parte del paisaje del PNTF y se han convertido en un atractivo histórico y cultural. Estos restos son un puente entre el pasado y el presente, permitiendo a las generaciones actuales comprender y valorar la historia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.


INAUGURACIÓN DEL PARQUE
Después de varios intentos de inauguración, el PNTF se creó el 30 de septiembre de 1960, mediante el Decreto-Ley N° 15.554, firmado por el entonces presidente, Arturo Frondizi; cubriendo una superficie de 68.909 hectáreas. Su creación respondió a la necesidad de proteger el entorno natural de la región
En ese entonces gobernaba el Territorio Nacional Tierra del Fuego Ernesto Manuel Campos, quien fue gobernador en tres períodos distintos. Desempeñó un papel crucial en la promoción de la creación del parque. Campos fue un defensor de la conservación y el desarrollo sostenible en la región, y su gestión sentó las bases para la protección de áreas naturales en Tierra del Fuego. Su labor perdura en el parque, que hoy es un símbolo de la identidad fueguina. Además, la gestión de Campos es recordada como una de las más influyentes en la historia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, dejando un legado significativo en términos de infraestructura (FIGURA 3) y desarrollo social. Su enfoque en el bienestar de la comunidad y en la mejora de la calidad de vida sigue siendo destacado en homenajes y conmemoraciones en la región.
LA MINA BEATRIZ
Dentro del PNTF se encuentra la Mina Beatriz, un sitio histórico que forma parte del legado minero de la región. La misma es un depósito de minerales de escasa importancia. Entre 1979 y 1984, se realizaron pruebas para determinar la presencia de zinc, plomo, cobre y oro en la zona.
Desde el punto de vista geológico, la Mina Beatriz (FIGURA 4) se encuentra en una zona rica en depósitos de carbón, formados durante el período Cretácico. Estos depósitos son el resultado de la acumulación de materia orgánica en ambientes pantanosos que existieron en la región hace millones de años.

2008.

La Mina Beatriz no está incluida entre los senderos habilitados para visitas dentro del PNTF, y su ingreso está prohibido. De todas formas, su presencia es un recordatorio de la interacción entre el humano y el ambiente, en una región donde las condiciones extremas dificultan cualquier tipo de actividad económica.
El PNTF es mucho más que un área protegida; es un espacio donde convergen la historia, la cultura y la naturaleza. Desde el legado de los presos y el icónico Tren del Fin del Mundo; pasando por su inauguración, durante la presidencia de Frondizi, y la exploración minera; el parque expresa la identidad fueguina. Su conservación no solo es vital para proteger la biodiversidad, sino también para preservar la memoria histórica de una región única en el mundo.
ARTÍCULO PRINCIPAL. Algunos hechos históricos del Parque Nacional Tierra del Fuego. Autores: Romina Birari y Sebastián Camilo Arias. La Lupa Nº 26, julio 2025, 2-6, 2796-7360.