Una historia en desarrollo.
Para cualquiera que llegue a Ushuaia, sería imposible no sorprenderse con su paisaje: la combinación única del mar y las montañas, el canal que une el océano Atlántico con el Pacífico, la cumbre redondeada del monte Susana al oeste y los bosques que rodean la base de la cordillera hasta llegar al pico del monte Olivia en el otro extremo de la ciudad. La formación de este paisaje es una historia larga, pero una más reciente es la de cómo cada elemento llegó a ser reconocido por el nombre que tiene actualmente.
La toponimia es el estudio del origen y significado de los nombres propios de un lugar. A partir de un topónimo, se puede interpretar qué pensaba la gente de su entorno, cómo interactuaban con éste, y qué eventos y personajes fueron destacados en su cultura. Entonces, la toponimia de un lugar es reflejo también de su comunidad. Por lo tanto, muchas veces se pueden superponer los nombres de un mismo elemento del paisaje, en función de quién lo nombró. Este choque de culturas puede resultar en la selección de un nombre por encima del otro, reflejando el poder sociopolítico del momento (ver Breve página 36). Así, entendemos que la toponimia es un fenómeno que sigue desarrollándose con cada grupo de personas que llega a conocer un entorno e interactuar con la historia dejado por el anterior.
Actualmente, Ushuaia—con referencia a la bahía y a la ciudad—es uno de los pocos topónimos originarios que queda reconocido oficialmente en Argentina. Éste, junto con Lapataia, vienen del yagán/yámana, el idioma más austral del mundo. Sigue siendo conservado por su comunidad, y también fue bien documentado por el misionero inglés Thomas Bridges, quien armó su Yámana – English Dictionary (Diccionario yámana – inglés) mientras aprendía el idioma, con más de 30.000 entradas (FIGURA 1). Así, sabemos que la terminación de Ushuaia (-wāia) significa “bahía,” tal como Lapataia. “Ushu” ha sido interpretado de muchas maneras, pero según Bridges, lo podemos entender como “bahía que penetra hacia el oeste” (FIGURA 2). De una manera similar, la terminación de Onashaga (-ašaga) indica que hablamos de un canal, en este caso del denominado canal Beagle.



El nombre “Ushuaia” apareció escrito por primera vez en 1869 por la Sociedad Misionera Sudamericana en Inglaterra. En las traducciones de los misioneros se puede ver la incertidumbre en cuanto a cómo escribir el nombre en inglés de una manera que correspondiera a la pronunciación yagán: Oshovia, Ouchouaya, Usciuuaia, y Wsohaia, entre otros, fueron alternativas a la forma finalmente utilizada. En este ejemplo vemos cómo la toponimia está influenciada por la interpretación de quienes tienen el privilegio y poder para crear las fuentes escritas que usamos.
Desde el diccionario de Bridges hasta un mapa reciente creado por Victor Vargas para su libro Mi Sangre Yagán, entendemos que la toponimia yagán se basa principalmente en topónimos que corresponden a cuerpos de agua (hidrónimos). Esto refleja la particularidad del pueblo y su relación con el agua como medio de vida. Mientras los más de setenta hidrónimos yaganes en el mapa de Vargas ilustran la profundidad de la relación que tenían con los recursos y las características del Onashaga, no existen tantos topónimos para las montañas que existen a su lado. Como no tenían tanto valor cultural, la sola palabra “tulara” fue suficiente para hacer referencia general a las montañas.
Con la llegada de los exploradores y misioneros europeos, la toponimia de Ushuaia se complicó, reflejando la mezcla de culturas e ideologías que constituyeron el lugar. Los europeos pusieron nombres con referencia a sus culturas y religiones y, en muchos casos, a ellos mismos y los viajes que habían realizado para llegar a este lugar tan lejano. En 1830, el capitán Robert Fitz Roy puso el nombre “Beagle” al Onashaga por la embarcación que comandaba cuando encontró el canal.
Las montañas icónicas del paisaje recibieron nombres de exploradores, misioneros y gobernadores argentinos (FIGURA 3). En este caso, como la cultura yagán no se identificaba tanto con las montañas, había menos superposición de topónimos. Pero en otros casos, hemos perdido el conocimiento de nombres que nos cuenten de la historia, cultura, e idioma de los pueblos originarios de Ushuaia.
Ciento cincuenta años después del inicio de esta mezcla de culturas, la toponimia de Ushuaia sigue cambiando para reflejar el espíritu del tiempo y los valores de su comunidad actual. Por ejemplo, un mapa de 1897 hace referencia al Ventisquero de la Misión, que ahora se conoce como glaciar Martial (FIGURA 4). En 2008, el Parque Nacional Tierra del Fuego reconoció oficialmente el nombre yagán Acigami para el lago que había llevado el nombre de Roca (por el general Julio A. Roca); sin embargo, en junio de 2024 fue cambiado nuevamente a lago Roca. Casi 200 años después de que Fitz Roy puso el nombre Beagle al canal, varios artículos científicos ahora refieren a su sitio de estudio como el Onashaga para respetar y emplear el nombre originario. Existen esfuerzos importantes para reconocer oficialmente a los topónimos yaganes, pero el proceso suele ser largo y burocrático. Todos estos cambios contribuyen al desarrollo constante de la toponimia, la cual depende tanto de los coloquialismos y las historias contadas de boca en boca, como de los decretos gubernamentales. Entendemos que la toponimia es y siempre ha sido un acto político, donde los nombres son un reflejo y un instrumento del poder. Las decisiones que tomamos en cuanto a esto muestran la interpretación que tenemos de nuestra realidad sociopolítica y son una manera de contribuir al entendimiento compartido que tenemos de nuestro paisaje y la historia de la gente que vivió y sigue viviendo allí.
• LA TOPONIMIA POLÉMICA
¿Sabías qué el cerro Cinco Hermanos antes se conocía como el cerro Siete Hermanos, aunque solo tiene cinco picos? Ahora que se conoce como Cinco Hermanos, la leyenda dice que los otros dos picos se cayeron en algún momento en los últimos 150 años. ¡Seguro que lo habríamos notado! Más allá de esto, la explicación sobre los Cinco Hermanos que hace referencia a los hijos de Thomas Bridges tampoco puede ser correcta, ¡ya que él tenía seis! (FIGURA 5).
¡Hay varias explicaciones comunes de por qué el monte Olivia se llama así! Una nos dice que fue nombrado por la mujer de un gobernador de las Malvinas. Otra nos cuenta que “Olivia” viene
de la palabra yagán “Olivaia,” la terminación de “aia” haciendo referencia a la bahía en la base de
la montaña. Finalmente, la más aceptada es que “Olivia” es la palabra yagán para “punta de arpón,” lo cual hace referencia a su forma (FIGURA 5).



¿Por qué se llama monte Susana?
Preguntamos a la comunidad lupera…
(FIGURA 6)
Se dice que el monte Susana fue nombrado por
la esposa de un gobernador de la ciudad, pero El
Romancero del Topónimo Fueguino nos informa
que ninguna se llamaba así. Entonces, ¿cuáles
otras explicaciones hay? La comunidad lupera
nos dió varias:
“Cuando llegué a Ushuaia una guía me contó que
Susana era la novia de Pipo, un preso que murió
ahogado en el río (que ahora lleva su nombre)
tratando de escapar, que fue nombrado así para
que siempre estén juntos.” – @irinatozzolailustra
“Tengo entendido que Susana fue una mujer
hermosa que vivía en Ushuaia, que era la aman-
te de varios marineros que llegaban al puerto y
como su casa quedaba en dirección del monte y
retirada del puerto, se tomó como referencia su
nombre para decir que era lejos: “cerca de lo de
Susana,” “por donde está la Susana” y señalaban
hacia la montaña. Y desde allí le quedó el nombre
al monte.” – @anacarolina.gutierrez M
LECTURA SUGERIDA
- Ushuaia 1884-1984: cien años de una ciudad Argentina. Canclini, A. (Ed.). (1984).
- Mi Sangre Yagán. Vargas Filgueira, V. (2021)(Edición Chilena).
- Toponimia del extremo oriental de la isla grande de Tierra del Fuego: un relato de su historia a través de sus nombres. Torres
Carbonell, P.J. (2024).

ELLIOTE MUIR
MIDDLEBURY COLLEGE | SIT USHUAIA
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