Huellas en el agua

Huellas en el agua

Estudio de la biodiversidad fueguina a través del ADN ambiental

Antes de hablar de ADN ambiental, te vamos a contar un poco acerca del ADN o Ácido Desoxirribonucleico, ¡aunque seguro que algo te acordarás de la escuela! El ADN es una molécula compleja, que se encuentra en el núcleo de las células de los seres vivos, formando parte de éstas al igual que lo hacen las proteínas, lípidos o hidratos de carbono. La particularidad del ADN es que contiene toda la información necesaria para que las células realicen sus funciones a la perfección. Podríamos decir que el ADN es como una cadena y sus eslabones serían las bases nitrogenadas, cuatro en total: citosina (C), guanina (G), adenina (A) y timina (T), las cuales se van combinando para dar lugar a lo que se denomina secuencia del ADN. Dicha secuencia es muy parecida entre los individuos de una misma especie y diferente entre especies distintas. A partir de este hecho es que surge el término “código de barras genético”, que refiere a que un fragmento de ADN puede servir para identificar a cada especie y funciona como el código de barras de un producto del supermercado, sólo que en este caso, el código es genético (cada barra corresponde a una de las cuatro bases del ADN).

Con el tiempo, los científicos aprendieron que se puede obtener ADN a partir de pedacitos de tejido animal o vegetal. También de pelos que pueden quedar atrapados por donde el animal va pasando o a partir de las células que están en la boca, que pueden conseguirse pasando un hisopo. A estas formas de obtener muestras para ADN se las llama no invasivas, porque no dañan al animal. Ahora ni siquiera es necesario tener que encontrar a un organismo para saber si está en un ambiente. ¡Imagínense lo grandioso de poder obtener ADN a partir de una muestra de agua, suelo o incluso del aire!

Entonces podemos decir que el ADN ambiental (ADNa) es el conjunto de moléculas de ADN que se encuentran en el ambiente (como ya dijimos, en el agua, suelo o aire) y que provienen de los organismos vivos que interactúan con el entorno, liberando sus “huellas” genéticas. Esto puede ocurrir por diferentes procesos, como la descamación de células de la piel, la liberación de células reproductivas, orina o heces, entre otros (Figura 1). Algo muy interesante es que vamos a encontrar tanto rastros de organismos macroscópicos (como una estrella o una ballena en el mar), así como organismos microscópicos enteros (por ejemplo, virus y bacterias), ¡todo en una misma muestra de agua! Y algo aún más interesante es que, si analizamos las moléculas de ADN que quedaron atrapadas en sedimentos profundos, podríamos llegar a encontrar los restos de especies que habitaron en el pasado, ¡incluso especies que hoy en día están extintas!

El proceso implica varias etapas:

Analizando ese concentrado de moléculas podemos responder a nuestras preguntas: ¿qué especies forman parte de la comunidad?, ¿cambia el conjunto de especies a lo largo de las distintas estaciones del año?, ¿hay especies exóticas? Si lo último es cierto, en esos lugares, ¿desaparecen las nativas?

Como podemos observar, estas preguntas pueden hacerse en torno a una única especie o a un conjunto de éstas. En el primer caso, el análisis se llama “detección especie–específica” y se aplica cuando sólo queremos estudiar una única especie. En cambio, para el segundo caso se utiliza un término en inglés: metabarcoding o código de barras genético masivo, porque nos va a dar información de muchas especies a la vez.

El ADN ambiental también ofrece la ventaja de permitir la detección de especies que son difíciles de observar o capturar mediante métodos tradicionales como la observación directa, las cámaras trampa o las trampas convencionales. Al aplicar esta técnica en diversos puntos geográficos, podemos construir mapas de distribución de especies. Esto reduce considerablemente el esfuerzo que debemos hacer en el campo para detectar esas especies, ya que solo es necesario recolectar una muestra del entorno y analizarla.

En los últimos años, la metodología del ADN ambiental ha tomado gran relevancia mundial por su capacidad de brindar mucha información en un tiempo reducido y, como dijimos, por no ser invasiva, ya que para estudiar la diversidad de organismos no es necesario colectarlos.

Su objetivo es relevar la biodiversidad del canal a lo largo de 10 estaciones distribuidas desde Bahía Saenz Valiente hasta Isla Picton, a lo largo de 120 km aproximadamente. En este caso, monitoreamos las comunidades de mamíferos marinos, peces e invertebrados, buscando establecer una línea de base de la biodiversidad local que nos permitirá a futuro identificar cambios en las comunidades debido a modificaciones de las condiciones del ambiente, ya sean naturales (como cambios debidos a la estacionalidad) o antrópicas (como por ejemplo la contaminación).

En este caso, el proyecto se centra en el estudio de la biodiversidad bentónica de macroinvertebrados (estrellas de mar, erizos, mejillones, entre otros). Exploramos la posibilidad de detección de especies tanto en la columna de agua como en muestras del fondo marino, buscando comprender la dinámica de esta comunidad entre las zonas intermareal y submareal.

El foco está puesto en la detección de mamíferos, tanto nativos como exóticos, asociados a cuerpos de agua dulce (FIGURA 2). La intención es evaluar si, a través de esta metodología, es posible establecer patrones de distribución de estas especies. Esperamos detectar aquellas especies que desarrollan su vida prácticamente en el agua, como el castor y la rata almizclera; aquellas que se asocian muy frecuentemente al agua, como es el caso del visón; u otras que son totalmente terrestres pero se acercan eventualmente, como roedores, guanacos y zorros. En el caso del castor canadiense, se está trabajando con énfasis en la evaluación de la recolonización de las cuencas en donde han sido erradicados, buscando lograr un mecanismo de monitoreo rápido, sencillo y de bajo costo.

En este caso, buscamos a las especies “de a una”. Así, podemos estudiar la presencia de una especie invasora en un río determinado e incluso realizar un monitoreo de la invasión a lo largo del tiempo. Este método ha sido de gran utilidad para detectar especies cuya presencia no era segura, como las lampreas (Geotria macrostoma) o las peladillas (Aplochiton zebra). También se utiliza para realizar el seguimiento de la especie invasora más reciente en la isla: el salmón coho (Oncorynchus kisutch) (FIGURA 2B).

El ADN ambiental es una técnica que en la última década ha tomado mucha popularidad. En los últimos años, en Tierra del Fuego, la hemos ido incorporando como una nueva forma de estudiar la diversidad biológica y de acelerar la obtención de información acerca del estado del ecosistema. Es una herramienta que aún está en desarrollo y que esperamos pueda ser de gran utilidad al momento de tomar decisiones sobre el manejo de los recursos naturales y la mitigación del impacto ambiental generado por el hombre.

  • METABARCODING: término en inglés que hace referencia a la identificación simultánea de secuencias cortas de ADN de múltiples taxones en una misma muestra ambiental.
  • LÍNEA DE BASE: es el estudio de parámetros bióticos y abióticos que describen el ambiente en una región dada.
  • “DETECCIÓN ESPECIE-ESPECÍFICO”: refiere al caso en que el análisis tiene como objetivo la identificación de una única especie en una muestra ambiental.
  • INTERMAREAL: es la zona de la costa marina que se encuentra entre los límites de las mareas baja (bajamar) y alta (pleamar).

ARTÍCULO PRINCIPAL Huellas en el agua: estudio de la biodiversidad fueguina a través del ADN ambiental. Autora principal: Julieta Sánchez. La Lupa No 24, julio 2024, 8-13, 2796-7360.

La energética del pingüino magallánico en el Canal Beagle

La energética del pingüino magallánico en el Canal Beagle

La energética del pingüino magallánico en el Canal Beagle

En la isla Martillo, a unos 15 minutos en barco de estancia Harberton, se encuentra una de las colonias más australes de pingüino magallánico (Spheniscus magellanicus) (PORTADA). Su tamaño poblacional varía año a año, alcanzando los 7210 adultos reproductores en la colonia en el último censo (2022).

El grupo de investigación de aves marinas del CADIC lleva más de dos décadas monitoreando la población de pingüinos en isla Martillo. Y, aunque el estudio de la energética de los pingüinos es clave para entender el ciclo de la energía en el canal Beagle, el trabajo que presentamos se pudo llevar a cabo gracias a los avances tecnológicos en dispositivos de seguimiento de los últimos años.

En diciembre del 2023, durante el período de cuidado temprano de los pichones, se colocaron dispositivos de seguimiento a 21 pingüinos adultos. Éstos se fijaron en la parte inferior de su espalda, dejándolos por cuatro días, momento en que se volvió a la isla para recuperarlos.

¿Sabías que… Estos dispositivos de última generación tienen instalados, además de un GPS, sensores de aceleración tridimensional, profundidad y temperatura, y pueden tomar 25 datos por segundo?

La información obtenida se filtró para conservar solo aquellos datos relacionados con los viajes de alimentación, desde que el pingüino deja la isla hasta su retorno. Gracias a estudios anteriores, sabemos que el movimiento de un animal está directamente ligado al consumo de oxígeno y este último, con el gasto energético necesario para llevar a cabo tal movimiento. De este modo, se pudo conocer el consumo de energía de los viajes de alimentación en los pingüinos magallánicos de isla Martillo (FIGURA 1). Su gasto energético por hora es sorprendentemente estable, alrededor de las 4000 calorías por hora, y no disminuye a medida que avanza el tiempo. Gracias a estos datos, se creó un modelo para predecir el gasto energético de viajes de alimentación de años anteriores, de los cuales tan solo se tenía información de las posiciones geográficas.

¿Sabías que…Para predecir el gasto energético de un viaje completo, el modelo incluye parámetros como el consumo energético medio del pingüino en superficie y durante el buceo, la duración media de un buceo y una tasa de número de buceos por kilómetro?

Analizando datos de cinco temporadas de reproducción de la última década, se detectó un área de máximo consumo energético encima de isla Nueva, a 60 km al este de la colonia, que los pingüinos utilizaron recurrentemente durante estos años. De todos modos, se confirmó que su área favorita para alimentarse está situada al noreste de isla Picton, más cercana a la colonia (30 km hacia el este).

Para poner en contexto todo el estudio, se utilizaron los datos de consumo energético para hacer una estimación del consumo de presa de la colonia de Martillo. Así, se estima que la colonia consume una tonelada y media de presas (entre sardina, langostilla y calamar) por cada viaje que realizan (y realizan un viaje aprox. cada 2-3 días). ¡Y eso sin tener en cuenta la comida extra que deben traer para los pichones!

Para concluir, los resultados de este trabajo son de especial importancia por dos motivos. Primero, porque es la primera vez que se puede estudiar el consumo energético del pingüino de Magallanes en el canal Beagle; y segundo, porque el análisis de datos de distintos años permite afianzar el conocimiento que se tenía del uso que hacen los pingüinos del canal.

Figura 1.
Mapa con los viajes de alimentación realizados por los pingüinos equipados con GPS en 2022 (amarillo) y 2023 (rojo). El triángulo blanco señaliza la colonia: Isla Martillo; el verde, isla Picton; y el celeste, isla Nueva.

BREVES
La energética del pingüino Magallánico en el canal
Beagle. Autor: Daniel Rey Faura. La Lupa No 24, julio
2024, 14-15, 2796-7360.

Descubriendo el valor de la vegetación de montaña

Descubriendo el valor de la vegetación de montaña

Campaña de remedición a un sitio GLORIA

Las plantas que crecen en ambientes montañosos suelen ser únicas, ya que están adaptadas a condiciones extremas que limitan su distribución espacial. Un cambio sostenido del clima en estos ambientes puede generar desplazamientos del área de distribución de las plantas y poner en peligro la supervivencia de alguna de ellas. La Iniciativa para la Investigación y el Seguimiento Global de los Ambientes Alpinos (GLORIA) es un programa científico internacional que cuenta con colaboradores de todo el mundo, con el objetivo de monitorear la vegetación de altura a largo plazo para analizar los cambios florísticos, estructurales y ecológicos que produce el cambio climático. Nuestro país forma parte de la red GLORIA-ANDES, que nuclea a los países andinos sudamericanos.

En febrero del 2024 tuve la oportunidad de participar en una campaña de remedición de un sitio GLORIA, en la provincia de Santa Cruz. Este sitio se instaló en 2014, se remidió en 2019 y, cinco años después, tocaba volver. El equipo encargado de la remedición lo conformamos especialistas y colaboradores de CONICET, INTA y universidades nacionales. Iniciamos el camino hacia la estancia Santa Teresita, ubicada en la margen sur del lago Viedma, donde se encuentran las tres cumbres que forman este sitio GLORIA (FIGURA 1). Ahí llegamos a un puesto donde descansaríamos y pasaríamos las siguientes noches.

El trabajo durante la campaña se basó en el manual de campo de la red GLORIA. Algunos nos encargamos de encontrar y marcar las parcelas y las áreas de muestreo, tomar fotos (FIGURA 2) y acondicionar los dispositivos que registran la temperatura del suelo durante todo el año. Mientras tanto, otros medían las parcelas, identificando las distintas especies de plantas presentes, estimando su cobertura y herborizando los ejemplares no identificados (es decir, recolectarlos para su posterior identificación) (FIGURA 3). Las plantas en estos sitios suelen ser de bajo porte: algunas en cojín (FIGURA 4A), otras forman estructuras menos compactas. Entre las especies, vimos Adesmia villosa (FIGURA 4B) y Silene antarctica (FIGURA 4C).

El primer día comenzamos por la cumbre más alta y lejana. Recorrimos parte del trayecto en vehículo y luego caminamos hasta la cima, donde iniciamos el protocolo de medición de sus cuatro caras (norte, sur, este y oeste) (FIGURA 5).

El segundo día fuimos al pico que se encontraba más cerca desde el puesto y demoramos poco tiempo en llegar. Sin embargo, en menos de dos horas, las ráfagas de viento frío comenzaron a ser fuertes y constantes, y no encontrábamos resguardo en ninguna cara de la cima. Anotar en las planillas se volvía una tarea compleja al tratar de que no se rompan o se vuelen las hojas, y el frío se volvía casi insoportable, por lo que decidimos bajar. Para aprovechar el día hicimos una recorrida cerca del puesto y recolectamos algunas plantas para herborizar.

Entre el tercer y cuarto día el clima mejoró y logramos terminar las dos cimas restantes sin inconvenientes, dando por finalizada la segunda remedición de manera exitosa, con nuevos datos para analizar los cambios ocurridos en estos años.

Para más información:

🔗 https://redgloria.condesan.org/ 

🔗 https://www.gloria.ac.at/home 

DIARIO DE CAMPO Descubriendo el valor de la vegetación de montaña: campaña de remedición a un sitio GLORIA. Autora: Lucía Bottan. La Lupa No 24, julio 2024, 34-35, 2796-7360.

56° Aniversario del Centro Austral de Investigaciones Científicas

56° Aniversario del Centro Austral de Investigaciones Científicas

🎉 9 de abril – Aniversario del CADIC
Hoy celebramos 56 años de compromiso con la ciencia en el extremo sur del continente.

📅 Desde su creación en 1969, el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC, CONICET) ha sido un referente nacional e internacional en el estudio de los ecosistemas australes, el cambio climático, la geología, la historia humana en el sur del continente y el vínculo entre ciencia y sociedad.

📈 Durante más de medio siglo, el CADIC ha contribuido al desarrollo científico y tecnológico de Tierra del Fuego, la Patagonia y la Antártida, formando profesionales, acompañando políticas públicas y fortaleciendo los lazos con la comunidad fueguina.

🔬📚 Gracias a cada una de las personas que pasaron y pasan por este lugar: investigadoras e investigadores, personal técnico, becarias y becarios, personal de apoyo, administrativos y trabajadores esenciales para que el conocimiento florezca desde el fin del mundo.

🎂 ¡Feliz aniversario, CADIC!

Día del investigador científico

Día del investigador científico

🔵El 10 de abril en Argentina se conmemora el Día del Investigador Científico en honor al nacimiento del fundador del CONICET, Bernardo Houssay.
Farmacéutico, médico y fisiólogo, fue una de las personalidades más destacadas de la Fisiología y la Medicina en la historia de la ciencia. Fue doctor Honoris Causa y Profesor de las universidades más importantes del mundo.
En 1947 se convirtió en el primer científico latinoamericano en ganar un Premio Nobel por sus descubrimientos sobre los mecanismos de la diabetes.

🔎Para saber más sobre su vida y su obra, ingresá a https://notablesdelaciencia.conicet.gov.ar/bernardo-alberto-houssay/

👉Te contamos sobre algunas investigaciones de alto impacto que realizan investigadores del Consejo para brindar soluciones en áreas clave como salud, alimentos, energía, educación, agro, entre muchas otras. Te invitamos a leer la nota completa publicada en la web del Centro.

Día mundial del Pinguino

Día mundial del Pinguino

🌍🐧 La becaria postdoctoral Samanta Dodino, como parte de su trabajo de investigación en el CADIC, CONICET, lleva adelante una colaboración internacional con la Universidad de Oxford Brookes @seabird_watch , impulsando proyectos de investigación y conservación del pingüino de penacho amarillo (Eudyptes chrysocome), una especie En Peligro en Argentina y Vulnerable a nivel global, según la Lista Roja de la UICN.

📅 En el marco del #DíaMundialDelPingüino, te invitamos a sumarte a esta iniciativa a través de la plataforma de ciencia ciudadana www.penguinwatch.org, desarrollada por el equipo de Oxford.

📸 Allí podés colaborar en el proyecto Rockhopper Fiesta, ayudando a clasificar imágenes de pingüinos penacho amarillo del Atlántico Sur y contribuir al monitoreo de sus colonias.

🤝 Esta propuesta cuenta además con el apoyo del Grupo de Investigación de Aves Marinas de la UNPA @cipd.unpa , Antarctic Research Trust y Wildlife Conservation Society @wcsargentina

🙌 ¡Tu participación es fundamental para conocer más sobre esta especie y contribuir a su conservación!

Juego de memoria La Lupa

Juego de Memoria

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El viaje de los cauquenes

El viaje de los cauquenes

Grandes aventureros fueguinos

El número de aves que migran cada año es enorme, pero no todas tienen el mismo impacto en las culturas humanas que visitan. En ese sentido, la familia de los anátidos (categoría que agrupa patos, gansos, cisnes, ocas y otras aves acuáticas) tiene un lugar privilegiado. Su carácter social y su gran tamaño suelen poner a estas aves y sus rutas migratorias en el centro de jugosos relatos folclóricos y simbolismos.

En “El maravilloso viaje del pequeño Nils”, posiblemente la novela juvenil más importante de la literatura escandinava, un adoles- cente transformado contra su voluntad en un duende diminuto se ve obligado por accidente a recorrer toda Suecia montado sobre una bandada de patos silvestres. En el folclore chino la imagen de los gansos migratorios también es recurrente: se los asocia con el cambio de las estaciones, el paso del tiempo y las largas travesías que pueden separar a las personas y volver a unirlas a su regreso. Los vuelos de patos eran importantes en la antigua Roma como presagios del futuro (si la bandada volaba por la derecha del observador el pronóstico era bueno; si volaba por la izquierda, malo) en Norteamérica los patos y cisnes son personajes frecuentes en la cultura popular (el ejemplo más reciente es la película “¡Patos!”). Todas estas historias, sin embargo, refieren al hemisferio norte.

¿Acaso no existen en Sudamérica grandes anátidos migratorios?

CAU… ¿QUÉ?

Según la Administración de Parques Nacionales, al menos 36 especies de anátidos habitan en Argentina y más de la mitad realiza migraciones estacionales. Entre ellas encontramos al pato barcino, al pato maicero, al cisne coscoroba y los protagonistas de esta historia: los cauquenes colorados, comunes y reales (tres especies muy emparentadas agrupadas bajo el género Chloephaga).

Los caquenes tienen ciclos de vida similares y pueden distinguirse fácilmente por sus pluma- jes (FIGURA 1). Son aves elegantes y llamativas que pasan los veranos en la Isla Grande de Tierra del Fuego y en el extremo sur de Santa Cruz. Allí construyen nidos que tapizan con plumones de su propio cuerpo y se reproducen en parejas que mantienen por toda su vida (¡qué románticos!). A mediados del otoño se agrupan en grandes bandadas y emprenden una extraordinaria travesía de casi dos mil kilómetros a lo largo de toda la Patagonia, hasta sus sitios de invernada en los fértiles campos de Buenos Aires y La Pampa (FIGURA 2).

Si bien una migración de tal magnitud podríaequipararse fácilmente a las tan populares del hemisferio norte, eso no es lo que pasa. Las migraciones de los cauquenes son desconocidas para mucha gente. Incluso se omitió repetidamente su consideración al definir las áreas pro- tegidas nacionales, ya que no incluyen los sitios de descanso y de invernada que las tres especies requieren para su travesía anual. Estas omisiones son especialmente preocupantes si consideramos que, como vamos a comentar, hace casi cien años que las poblaciones de estos animales, antes abundantes, disminuyen continuamente.

¿QUÉ FUE DE ELLOS?

La decadencia de las grandes bandadas de cauquenes empezó en la década de 1930. En ese entonces, el número de individuos de las tres especies era unas diez veces mayor que hoy, e incluso llegaron a ser consideradas las aves acuáticas más abundantes de la Patagonia. Por este mismo motivo, su efecto en el ecosistema era mayor: reportes de la época indican que en el verano los cauquenes competían con las ovejas patagónicas y fueguinas por las pasturas, y que durante su invernada en Buenos Aires y La Pampa se alimentaban en los cultivares de trigo, afectando su rendimiento. Con estos fundamentos, en 1931 las tres especies fueron declaradas “plagas de la agricultura” por el gobierno de facto del Tte. Gral. Uriburu, quien a través de un decreto (FIGURA 3) llamó a la Dirección General de Agricultura a adoptar “las medidas que juzgue necesarias para la destrucción de ese animal”.

A partir de entonces, la acción contra los cauquenes fue feroz y eficiente. Los adultos fueron cazados de forma indiscriminada y, tanto en Tierra del Fuego como en el resto de la Patagonia Austral, se destruyeron nidos y huevos de forma masiva (incluso a cambio de recompensas). A esta persecución encarnizada, que se extendió por más de 70 años, se sumó además la introducción en la Isla Grande del zorro gris y el visón americano (dos especies exóticas que por sus hábitos predatorios contribuyeron a disminuir aún más las diezmadas poblaciones, atacando pichones y nidos).

FIGURA 1. A) El cauquén común, B) cauquén real, C) cauquén colorado, pueden distinguirse facilmente por sus plumajes. Fotos: A y B: Julián Santiago, C: dominio público.
FIGURA 2. Una bandada de cauquenes comunes cruza los cielos fueguinos rumbo a Buenos Aíres. Foto: Cristoph Moning (CC-BY).

DE PLAGAS A MONUMENTOS

Estas políticas públicas virulentas contra los cauquenes persistieron hasta finales del siglo XX, cuando comenzó a advertirse que las poblaciones de las tres especies habían alcanzado mínimos históricos, y que la de cauquén colorado, en particular, llevaba décadas por debajo de los 800 individuos. En aquel entonces, avances internacionales en materia de preservación ambiental (como la Convención de Bonn de 1979) motivaron una revisión de las decisiones que habían convertido a estas aves emblemáticas en enemigas declaradas del Estado argentino.

Tras 70 años de caza y persecución, en 1998 se tomaron las primeras decisiones positivas para su conservación: Buenos Aires le otorgó al cauquén colorado la figura de Monumento Natural Provincial (medida que Santa Cruz replicó en 2009) y su caza se prohibió por primera vez en territorio argentino. Se esperaba que las poblaciones, libres de la presión humana, volvieran a crecer rápidamente, pero tres décadas después los números siguen siendo críticos. La caza furtiva, la depredación de sus nidos por parte de zorros y visones, y la degradación de los hábitats que visitan en sus migraciones (FIGURA 4), son algunos de los factores que pueden explicar este fracaso.

FIGURA 3. El Decreto del gobierno de facto de acuerdo con el Boletín Oficial. Fuente: ww.boletinoficial.gob.ar

NOTAS DE ESPERANZA

Si bien su población todavía no se recupera, creemos que la historia de los cauquenes puede tener un final feliz. En los últimos años, muchos investigadores se dedicaron a estas especies y revelaron detalles enriquecedores sobre sus rutas migratorias, su estilo de vida, sus roles ambientales y los principales riesgos a los que están sometidos. Ahora sabemos, por ejemplo, que ayudan a la dispersión de musgos nativos, y que los parques de energía eólica pueden ser una amenaza si se interponen en sus rutas migratorias (las bandadas vuelan bajo y pueden ser atrapados por las hélices).

Parques nacionales (como el de Tierra del Fuego) y reservas provinciales también han ayudado, convirtiéndose en refugios indispensables para estos animales y proveyendo más oportunidades para investigarlos: un ciclo virtuoso que permite alcanzar mayores niveles de protección y diseñar nuevas estrategias. Entre los hitos más recientes se encuentra la primera liberación, hace solo dos años, de pichones de cauquén común incubados y criados artificialmente en Santa Cruz (FIGURA 5), una estrategia que el Programa Patagonia (iniciativa de conservación a cargo de la organización “Aves Argentinas”) espera poder extender a las otras dos especies. Este tipo de medidas, acompañadas por la comunicación apropiada y la promoción de nuevos estudios científicos, el control adecuado de la caza furtiva y la preservación y restauración de sus ambientes naturales, son algunas de nuestras herramientas para reparar el daño que hemos hecho a los cauquenes, devolviéndoles el sitio que merecen en nuestro ecosistema natural y cultural. Esperamos, con esta nota, haber dado un paso en la mejor dirección.

LECTURAS SUGERIDAS:

  • EcoRegistros (2024). Cauquén común (Chloephaga picta) — Ficha de la especie. https://www.ecoregistros.org/ficha/Chloephaga-picta
  • Rabuffeti, F. et al. (2013). Cartilla para la identificación de cauquenes de Argentina. Fundación Patagonia Natural. https:// patagonianatural.org.ar/cartillas-de-identificacion/
  • Mac Lean, D. et al. (2009). ¿Cuánto sabemos de los cauquenes? Habitantes de nuestras pampas. Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.

ARTÍCULO PRINCIPAL El viaje de los cauquenes. Grandes aventureros fueguinos. Autores: Julián Santiago, Valentina Álvarez Praino. La Lupa No 24, julio 2024, 16-21, 2796-7360.

¿Afecta el uso del bosque a la comunidad de aves?

¿Afecta el uso del bosque a la comunidad de aves?

El caso de los bosques de ñire

Los bosques son considerados de vital importancia para la humanidad, ya que proporcionan una amplia gama de bienes y servicios ecosistémicos esenciales (ej. leña, fibra, secuestro de carbono, etc.). Uno de estos servicios es el mantenimiento de la biodiversidad, la cual contribuye al sustento de procesos ecológicos muy importantes, como, por ejemplo, la polinización, el control biológico de plagas, el saneamiento y la prevención de enfermedades, y la recuperación del ecosistema luego de ser afectado por disturbios. Sin embargo, las actividades productivas en los bosques, como la agricultura, el aprovechamiento forestal, la ganadería y la extracción de combustibles fósiles, generan cambios en la biodiversidad que podrían afectar el funcionamiento de los ecosistemas, principalmente por fragmentación y pérdida de hábitat.

En la porción argentina de la Isla Grande de Tierra del Fuego (TDF), los bosques cubren el 35% de la superficie, representando uno de los recursos genuinos más importantes de la provincia. Estos bosques están compuestos principalmente por tres especies: Nothofagus pumilio (lenga), N. antarctica (ñire) y N. betuloides (guindo). Los bosques de N. antarctica, o ñirantales, se distribuyen en alrededor de 181 mil hectáreas en TDF, ocupando principalmente la zona central de la isla, rodeados de estepas al norte y bosques de lenga al sur. El uso de los ñirantales en Patagonia Sur (Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego) data desde el siglo XIX, con el inicio de la colonización y la producción ganadera ovina, principalmente para extracción de leña y postes para alambrados, y para protección y pastoreo de los animales. Desde sus comienzos, el uso ganadero de estos bosques ha sido extensivo y poco planificado, reduciéndose la cobertura arbórea con cortas —desde suaves hasta intensas— para aumentar la producción de forraje (plantas para alimentar a los animales) bajo su dosel (FIGURA 1). Como consecuencia de estos usos y de su propia dinámica natural, los bosques de ñire de TDF poseen actualmente una gran variedad de estructuras arbóreas, niveles de regeneración, composiciones florísticas y estados de conservación. Durante los últimos 20 años ha crecido el interés en reorientar el manejo hacia estrategias forestales y silvopastoriles más sustentables. Los sistemas silvopastoriles combinan en una misma unidad de superficie árboles con pastizales pastoreados por ganado. Para estos sistemas se han propuesto pautas de manejo que incluyen cortas, como raleos, con diferentes intensidades dependiendo de las condiciones de los sitios.

Si bien las aves no contribuyen en gran medida a la productividad total de los ecosistemas (producción de biomasa), sus roles ecológicos pueden impactar de manera significativa en su funcionamiento. Aunque pueden brindar servicios ecosistémicos de “provisión” (son una fuente de proteína y sus plumas sirven para confeccionar abrigos y ornamentación), cumplen funciones muy importantes de “regulación” (como control de poblaciones de insectos plagas y de roedores transmisores de enfermedades), de “soporte” (polinizan y dispersan semillas) y “culturales” (son fuentes de inspiración para el arte, la fotografía y cultos religiosos). Además, en los últimos años se han comprobado los beneficios de la observación de aves como actividad para el esparcimiento y la recreación.

En los ambientes terrestres del archipiélago de Tierra del Fuego, las aves constituyen el grupo de vertebrados más abundante y diverso, siendo las paseriformes las más características en el mosaico de hábitats que conforman el paisaje terrestre. En nuestras latitudes, las aves podrían ser aún más relevantes debido a que ocupan muchos papeles ecológicos claves.

 Por ejemplo, se ha demostrado que varias especies intervienen en la polinización (ej. Elaenia albiceps – fiofío silbón, FIGURA 2), la dispersión de semillas (ej. de calafate por Turdus falcklandii – zorzal patagónico), o sirven de alimento a depredadores (ej. Aphrastura spinicauda – rayadito, o Troglodytes aedon – ratona).

Existe evidencia de que las actividades productivas, como el aprovechamiento forestal o el uso ganadero, generan cambios en las comunidades de aves y en especial en ciertos grupos de especies. Por ejemplo, aquellas más especializadas (como las insectívoras) o que dependen de elementos estructurales de los bosques, como las que viven exclusivamente en el sotobosque o aquellas que utilizan árboles grandes para nidificar. Debido a esto, son consideradas buenos indicadores de cambio en las condiciones ecológicas, y han sido asociadas tanto a cambios globales (como el climático) como a cambios locales (como el uso del suelo). La identificación de taxones o grupos funcionales como bioindicadores es un método práctico para cuantificar el estado de conservación de los bosques, ya que vincula la respuesta de las especies (o las comunidades) a procesos ambientales relacionados a disturbios naturales y/o antrópicos. Por lo tanto, los bioindicadores son utilizados para evaluar el estado del ambiente y cómo este cambia con el tiempo, ya sea actuando como alerta temprana a cambios en el ambiente local, para monitorear un estrés específico del ecosistema o indicar el nivel de diversidad taxonómica en el sitio.

Figura 2. Elaenia albiceps (fiofío silbón). Foto: Marcelo de Cruz.

Durante la época reproductiva (verano) de 4 años consecutivos (2017–2020), estudiamos la comunidad de aves en bosques de ñire con presencia de ganadería. Hemos observado que en bosques con aperturas del dosel (raleos), la riqueza de especies aumentó debido a la aparición de aquellas especies características de ambientes abiertos (por ej. Xolmis pyrope – diucón, que suele utilizar bordes de bosque o arbustales). Sin embargo, la densidad (individuos/ha) de aves resultó similar a la encontrada en bosques sin intervenir. Especies con hábitos más generalistas (ej. Anairetes parulus – cachudito y ratona, FIGURA 3), que se alimentan del sotobosque (ej. Zonotrichia capensis – chingolo, Phrygilus patagonicus – comesebo patagónico), y que utilizan ambientes abiertos (humedales o pastizales) para capturar su alimento (ej. Tachycineta leucopyga – golondrina patagónica), aparecieron más frecuentemente en bosques con raleos o con bajas coberturas de copas.

Figura 3. Troglodytes aedon (ratona). Foto: Jorge López Moreno.

Un hallazgo sorprendente fue la observación de dos especialistas de bosque (Pygarrhichas albogularis – picolezna y rayadito, FIGURA 4), tanto en bosques sin cortas como en bosques con raleos.

Además, mediante este estudio pudimos identificar especies indicadoras en diferentes tipos de bosque. Spinus barbatus – cabecitanegra austral estuvo asociada a bosques con raleos. Rayadito y picolezna fueron indicadoras de bosques sin cortas y más cerrados. En cuanto a los bosques sin cortas pero más abiertos, siete especies fueron identificadas como indicadoras (ej. golondrina patagónica, chingolo, ratona y zorzal). De este estudio pudimos concluir que la implementación de los raleos en estos bosques favorece a algunas especies (ej. cabecitanegra austral, chingolo, ratona), pero permite mantener la presencia de especies indicadoras de bosque sin intervención (rayadito) y sensibles a disturbios (picolezna). El monitoreo de los bioindicadores encontrados permite evaluar los cambios en estos bosques y si las comunidades de aves se mantienen en buen estado de conservación. Esto podría incorporarse como herramienta práctica habitual en los planes de manejo.

  • Raleos: Técnica silvicultural que reduce la cantidad de individuos de una masa boscosa, permitiendo el ingreso de mayor radiación a los estratos inferiores del bosque, estimulando el crecimiento de algunas plantas (ej. gramíneas) y mejorando de esta manera la oferta forrajera para el ganado.
  • Paseriformes: Orden de aves denominadas tradicionalmente como pájaros, generalmente pequeñas, que se caracterizan por poseer una gran habilidad para el canto.
  • Grupos funcionales: Grupos de especies que utilizan los recursos de manera similar y tienen efectos parecidos sobre los procesos del ecosistema.
  • Bioindicadores: Plantas o animales presentes en ecosistemas terrestres o acuáticos, cuyas poblaciones pueden ser afectadas por cambios en el hábitat. Su uso como bioindicadores se basa en la susceptibilidad de estas especies para responder a los cambios ambientales.
  • Riqueza: Número de especies que componen una comunidad.
  • Generalistas: Especies que pueden utilizar gran variedad de ambientes y/o recursos.
  • Sotobosque: Toda vegetación (hierbas, arbustos, árboles jóvenes) que crece por debajo de las copas de los árboles.

ARTÍCULO PRINCIPAL ¿Afecta el uso del bosque a la comunidad de aves? El caso de los bosques de ñire. Autora: Julieta Benitez. La Lupa No 24, julio 2024, 28-33, 2796-7360.

Insectos de Tierra del Fuego

Insectos de Tierra del Fuego

Nuestra fauna invisible

FIGURA 1. Escarabajos carismáticos de Tierra del Fuego: (de izquierda a derecha) Aegorhinus vitulus, Oxipeltus quadrispinosus, Ceroglossus suturalis y Callysphyris leptotus.

Los insectos son uno de los componentes más diversos y fundamentales de la fauna fueguina. Habitan todos los ecosistemas terrestres, desde las costas hasta la alta montaña, bajo tierra y en las copas de
los árboles, siendo esenciales para su funcionamiento. Entre los servicios que brindan, destacan polinización, descomposición, control biológico de plagas y enfermedades, y alimento para otros organismos.

Ahora, ¿qué es un insecto? Son organismos invertebrados, pertenecientes al filo de los artrópodos. Se caracterizan por poseer, en estado adulto, el cuerpo segmentado en cabeza, tórax y abdomen, así como un par de antenas, dos pares de alas y tres pares de patas. Todas estas estructuras, sumadas a las piezas bucales, pueden estar modificadas al extremo para adaptarse a necesidades de alimentación, defensa o reproducción. El desarrollo es indirecto, ya que incluye siempre una fase juvenil (larva o ninfa) que, mediante metamorfosis, llega a adulto.

A nivel global, los insectos componen la mayor parte de toda la fauna terrestre conocida, superando el millón de especies y con estimaciones que llegan a los 30 millones. Cada estudio o avance tecnológico permite identificar nuevas especies día a día. Los grupos (órdenes) más importantes, tanto en cantidad de especies como de individuos, son los dípteros (moscas, mosquitos, tábanos), los lepidópteros (mariposas y polillas), los himenópteros (abejas, abejorros, avispas y hormigas) y los coleópteros (gorgojos, escarabajos, cascarudos). Sin embargo, hay muchos otros órdenes con menos especies y poblaciones menos abundantes, como hemípteros (chinches, chicharritas), homópteros (pulgones, cochinillas), odonatos (libélulas), psocópteros (piojos de la corteza), etc.

FIGURA 2. Coleóptero emblemático de Tierra del Fuego: Aegorhinus vitulus.

En Tierra del Fuego existe una gran riqueza de insectos, incluyendo muchas especies aún
desconocidas para la ciencia. Debido a su menor abundancia comparada con latitudes más bajas, suelen pasar desapercibidos. Muchos son muy pequeños y viven ocultos la mayor parte del tiempo (como los que habitan la hojarasca o la madera) y solo unos pocos son relativamente grandes y coloridos (FIGURA 1), o tienen un comportamiento característico que los hace llamativos e interesantes (FIGURA 2). Algunos tienen una distribución amplia (por ejemplo, en toda Patagonia) y otros son endémicos.

No todos los insectos que habitan Tierra del Fuego son nativos, ni habitan exclusivamente
ambientes naturales. En la última década, se han introducido y naturalizado especies exóticas como las avispas “chaqueta amarilla” (Vespula spp.) y abejorros (Bombus terrestris) originarios de Europa (FIGURA 3). También hay invasiones de insectos domésticos o asociados al hombre, como cucarachas (Blatella germanica), chinches de cama (Cimex lectularius) y piojos, y registro de plagas de plantas (pulgones y cochinillas) y animales (pulgas y garrapatas).

FIGURA 3. Avispa “chaqueta amarilla” (Vespula vulgaris, izquierda) y abejorro (Bombus terrestris, derecha), ejemplos de insectos exóticos naturalizados en Tierra del Fuego.

A causa de los servicios ecosistémicos que brindan y de sus requerimientos específicos de
hábitat, muchos insectos son muy sensibles a los cambios del ambiente, por lo que son buenos indicadores de la salud de los ecosistemas. Desde hace un tiempo, se trabaja en el CADIC y en la UNTDF para conocer más sobre su biología y ecología, evaluar su rol como bioindicadores, e incorporarlos a diversos estudios y monitoreos. Por ejemplo, para evaluar el impacto o la recuperación luego de un disturbio (como el aprovechamiento forestal, el uso silvopastoril o los incendios) o de una restauración.

Como citar: Insectos de Tierra del Fuego. Nuestra fauna invisible. Autores: María Vanessa Lencinas, Francisco J. Sola. La Lupa No 24, julio 2024, 40-41, 2796-7360.

FRANCISCO J. SOLA.
ICPA-UNTDF
fjsola@untdf.edu.ar

MARÍA VANESSA LENCINAS.
CADIC-CONICET