Sentir la turbera

Conocer la turbera a través de los sentidos

Las turberas son un tipo de humedal milenario, muy representativo de Tierra del Fuego. En ellas podemos encontrar diversas formas de expresión de la naturaleza, que podemos apreciar de diferentes maneras. En este artículo, se propone un viaje inmersivo por estos humedales desde una perspectiva sensorial, con el fin de vivir la turbera holísticamente. A través de los cinco sentidos – el oído, el tacto, el gusto, la vista y el olfato – trataremos de capturar la esencia de las turberas fueguinas.

Los sonidos en las turberas

Los humedales son hábitats de aves en todo el planeta, por ello es habitual escuchar su canto, y verlas sobrevolando las turberas o anidando en ellas. Estos sonidos van variando dependiendo de la época del año. En Ushuaia tenemos muchas aves migratorias, que solo escuchamos en primavera y verano, como las bellas bandurrias o los teros. El resto del año podemos observar otras aves como la garza bruja, diucón, cauquenes, caranchos y muchos otros que forman una melodía digna de apreciar y difícil de describir con palabras.

Sentir las turberas con nuestras manos

Las texturas y formas de las turberas, son muy variadas. Podemos encontrar humedad y suavidad en
los musgos predominantes, siendo el más común Sphagnum magellanicum (FIGURA 1), hasta pastos
largos secos o ásperos, algunos cilíndricos como los juncos (Marsippospermum grandiflorum) con los
que los pueblos originarios tejían cestería, o planos como las plantas de Carex. Además, podemos encontrar formas globosas, como manzanitas, o formas dispersas de los líquenes, que nos invitan a descubrir la diversidad de sus expresiones creativas.

Los sabores de la turbera

En las turberas fueguinas hay cinco tipos de “manzanitas”, frutos llamados así por sus formas globosas rojas o rosadas. Las plantas que dan dichas frutas son Myrteola nummularia, Nanodea muscosa, Gaultheria mucronata (chaura), G. pumila y G. antarctica. Por otra parte, tenemos otros frutos también globosos, pero de color morado-púrpura. Ellos son el Berberis microphylla (calafate), Berberis ilicifolia (michay) y Berberis empetrifolia (calafatillo). Todos son comestibles y poseen muchas propiedades
medicinales, por lo que fueron utilizados por los pueblos originarios. También son fuente de alimento para las aves.

Advertir la biodiversidad de la turbera

Observar muy detenidamente las turberas nos permitirá conocer su maravillosa biodiversidad,
tan diminuta y variada. Existen varios tipos de turberas, con multiplicidad de colores y texturas, algunas rojas, otras verdes o amarillas. Dentro de ellas podemos distinguir musgos, hongos, líquenes, árboles enanos o achaparrados, los cuales unidos forman un maravilloso paisaje de humedal fueguino.
Podemos hacer el ejercicio de seleccionar un lugar pequeño en la turbera, por ejemplo, un cuadrado de 30 x 30 cm y observar qué hay con detenimiento. Descubriremos que son muchas las especies que conviven en un espacio tan pequeño (FIGURA 2).

Los olores de la turbera

Las turberas son grandes sumideros de carbono, y contienen en su interior mucha materia orgánica en proceso de descomposición, llamada turba. ¡Algunas pueden superar los diez metros de profundidad! Esta cantidad de materia orgánica nos invita a conocer aromas propios de los humedales en estas latitudes, siendo estos un ecosistema único.
La próxima vez que vayas a una turbera, no te olvides de poner en marcha todos tus sentidos para no perder ningún detalle.

FIGURA 1.
Suave turbera de Sphagnum magellanicum.
FIGURA 2.
En el centro con su rojo llamativo Drosera uniflora junto a Astelia pumila, Donatia fascicularis y Caltha dioneifolia.

BREVES
Sentir la turbera. Autora: Eliana Peralta. La Lupa
Nº 25, diciembre 2024, 14-15, 2796-7360.